“Francamente, el AyA ha sido desesperantemente lento para ejecutar nuestros créditos”.
Lo dice Ottón Solís Fallas, representante de Costa Rica en el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), entidad que entre 2013 y 2019 aprobó cuatro préstamos por $450 millones (más de ¢255.000 millones), de los cuales, Acueductos y Alcantarillados (AyA) solo ha invertido el 2% ($9,7 millones).
Tener tanto dinero sin uso, le sale caro a los costarricenses porque el país debe pagar al banco una comisión por mantener reservado ese dinero.
De enero de 2007 a la fecha, Costa Rica ha pagado $4,1 millones, monto que incluye el pago por los cuatro préstamos más uno anterior que aún no se ha terminado.
El primero de los cuatro créditos fue aprobado por el BCIE en el 2013 por $130 millones, con el fin de financiar el Proyecto de Reducción de Agua No Contabilizada y Optimización de la Eficiencia Energética (RANC-EE).
El AyA firmó el contrato en el 2015 con el fin de disminuir la cantidad de agua que se pierde por fugas u otros desperfectos en los acueductos.
Cinco años después, de este crédito, el Instituto de Acueductos solo ha gestionado $8,2 millones, o sea, un 6,3% del monto total, pese a que la fuga de agua en toda la red de suministro oscila entre un 47 y 67% del líquido.
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El segundo empréstito fue aprobado por el BCIE en el 2015 y firmado por el AyA tres años después, en el 2018.
Se trata de un financiamiento de $154,5 millones, para el Programa de Abastecimiento del Área Metropolitana de San José, Acueductos Urbanos II y Alcantarillado Sanitario Juanito Mora de Puntarenas.
De este préstamo, el AyA solamente ha pedido que le desembolsen $1,5 millones, lo que corresponde a un 0,97% del crédito.
El tercer crédito fue avalado por el banco desde el 2016 y firmado por el Instituto también tres años después, en el 2019.
De este monto, el AyA no ha solicitado el giro de un solo dólar de los $111,1 millones autorizados.
Su objetivo es financiar el Programa de agua potable y saneamiento de zonas costeras, gestión de la calidad y eficiencia del servicio.
El último empréstito corresponde a $55 millones para el Programa de alcantarillado y control de inundaciones para Limón.
De ese monto tampoco se han realizado desembolsos hasta la fecha.
Este crédito fue aprobado por el BCIE en el 2017, pero tuvo que pasar por la aprobación de la Asamblea Legislativa, pues a diferencia de los otros, requería garantía soberana (del Ministerio de Hacienda). El Congreso lo aprobó en el 2019.
Los otros créditos no pasaron por el filtro de los diputados porque se sustentaron en el flujo de caja del AyA y no requerían garantía estatal.
El único crédito del BCIE al AyA que está prácticamente en etapa de conclusión es uno de $103,5 millones aprobado en el 2008 y ampliado en el 2013, del cual se ha desembolado el 84% y vence en el 2025.
Ottón Solís: es responsabilidad del AyA
Consultado por La Nación sobre estos créditos, el director del BCIE para Costa Rica, Ottón Solís Fallas, explicó por qué pasa tanto tiempo entre la aprobación del crédito del banco y la firma del contrato por parte de AyA.
Según el exdiputado, la diferencia entre esas fechas es responsabilidad absoluta de la institución que recibe el financiamiento, pues una vez aprobado por la entidad bancaria centroamericana debe hacer una serie de gestiones antes de firmar el contrato.
Entre esas gestiones están pasar por el tamiz de la Autoridad Presupuestaria y del Banco Central de Costa Rica (BCCR) o, como dice Solís, son “asuntos costarricenses”.
“El BCIE siempre está deseando que esos pasos posteriores a la aprobación se aceleren, porque la entidad tiene que apartar los recursos”, indicó.
¿Cómo justifica el AyA la baja ejecución?
El gerente general de Acueductos y Alcantarillados, Manuel Salas, argumentó que el AyA es la institución del país con la mayor cantidad de proyectos de inversión en cartera.
“El AyA está por transformarse en algo totalmente nuevo. Esto es un despegue. En cuatro años se hizo la inversión que no se hizo durante los 14 años anteriores”, alegó Salas.
Sobre el proyecto cuyo contrato de financiamiento fue firmado en el 2015, por $130 millones, para frenar el desperdicio de agua, Salas reconoció que a la fecha hay un 3% de atraso en algunas de las etapas y que lleva un 0,9% de índice de desempeño.
No obstante, el gerente general alegó que se requería una contratación internacional de una compañía consultora para llevar a cabo un “diagnóstico muy efectivo” donde se detallan “más de 260 actividades de infraestructura, cambio de tuberías, control de acueductos, manejo de presiones y mapas de calor”.
Ese proyecto, financiado por el crédito 2129 del BCIE, aprobado por ese banco y con contrato firmado en el 2015, tiene una contraparte con el banco alemán KfW.
Salas aseguró que mientras la consultora definía el plan de acción, en estos cinco años, el AyA ha estado trabajando “a propósito de la sequía” en adelantar actividades como sustitución de tuberías.
“Alguien podría criticar que tenemos un crédito desde entonces, pero no se puede empezar una licitación de millones de dólares para contratar esa consultoría si no se contaba con un crédito aprobado y firmado”, dijo el gerente del AyA.
También aseguró que no se podía empezar a gastar dinero desde el 2015, pues “jamás lo habrían permitido los alemanes (del banco KfW)”. Además, dijo que no es un proyecto que se empieza a construir de la nada, sino que debían desarrollarse planos.
“Eso no ocurre en ninguna parte del mundo. Esto toma desarrollar esto, crear unidades ejecutoras, meter a la gente, tener el equipo humano que desarrolle el know how y la transferencia tecnológica que requiere un proyecto así”, enfatizó Manuel Salas.
El gerente del Instituto también afirmó que, si el banco alemán creyera que el AyA no sirve para nada, no los habría apoyado para otros proyectos donde también financió o gestionó financiamiento de la cooperación europea.
“¿Quién le presta $200 millones a una institución si no le tiene confianza?”, indicó.
De los otros dos empréstitos, Salas detalló que el de $154,5 millones (2164-BCIE) cobija 14 proyectos, de los cuales tres están por iniciar etapa de ejecución y el resto están en diseño.
El préstamo 2188, por $111,1 millones nutre un proyecto que “tiene lista la factibilidad”, mientras el AyA está comprando terrenos y buscando pozos, haciendo estudios de campo.
“Esos proyectos se han movido”, dijo Salas.
Además de ello, el gerente generar de Acueductos y Alcantarillados aseguró que, hace cerca de un mes, se aprobó la creación de una sola unidad ejecutora para toda la cartera de proyectos de inversión que tiene el Instituto.
Manuel Salas reconoció que se hizo a instancias del AyA y que implicó la creación de una nueva estructura, con un solo gerente, pero que ahora está en etapa de contratación de personal.
“Estamos reforzando todo el personal en las distintas áreas, ahora está en fase de contratación del personal. Era más que todo por economía, tener un solo administrador para todas las unidades”, argumentó Salas, quien cree que esa será una forma de acelerar los proyectos.