La ampliación del megapuerto de Moín que debería realizarse en la llamada Fase 2b de ese proyecto de concesión no está próxima a llegar, pese a las manifestaciones que hizo días atrás el ministro de Obras Públicas y Transportes, Luis Amador Jiménez.
De acuerdo con el contrato de concesión entre el Estado y la empresa APM Terminals, las obras de expansión de la Terminal de Contenedores de Moín (TCM) deben ejecutarse cuando ese puerto llegue a mover 1,5 millones de TEUS (contenedores de 20 pies) anuales.
Información proporcionada por la compañía señala que en 2023 movieron aproximadamente 1,26 millones de TEUS y sus proyecciones indican que alcanzar los 1,5 millones tomará entre 8 y 10 años aproximadamente.
La semana pasada, durante un encuentro con transportistas, el ministro Amador aseveró que la concesionaria estaba próxima a alcanzar el volumen de carga necesario para dar paso a la segunda fase. No obstante, advirtió, él planeaba cancelar la expansión para trasladar parte de la operación a la Junta de Administración Portuaria y Desarrollo Económico de la Vertiente Atlántica (Japdeva), con el objetivo de generar empleo en esa entidad.
“APM ya está llegando pronto al punto donde tiene que hacer la expansión, en unos pocos años; entonces, la idea es cancelar eso y que se use Japdeva y que ahí se genere empleo”, indicó el jerarca a representantes de camioneros que mueven contenedores hasta la TCM, reunidos en Limón. Así consta en un video divulgado por Diario Extra.
Al ser consultado por este diario sobre si ya se había tomado una decisión firme para trasladar parte de la operación a Japdeva y si se habían evaluado las implicaciones contractuales, el ministro respondió que “se está trabajando en el análisis”.
Este viernes, APM indicó en su respuesta a La Nación que no ha recibido ninguna notificación por parte del Ejecutivo sobre alguna posibilidad de modificar “la visión planteada” para la operación de la terminal en el futuro.
Lo pactado
El contrato de concesión, firmado en agosto de 2011, establece que la “fase 2 B.1″, como se denomina la próxima ampliación, implica construir el tercer puesto de atraque, la expansión del muelle y los rellenos para la recuperación de tierras al este, junto con la ampliación de 413 metros del patio, con el fin de lograr una superficie total de 57 hectáreas.
Una tercera fase debería ejecutarse cuando se alcance una carga anual de 2,5 millones y debería estar concluida y en operación al menos seis meses antes de la terminación de la concesión.
El convenio también establece que el gobierno podría realizar modificaciones unilateralmente en las características de las obras y los servicios alegando razones de interés público, sin embargo, estas modificaciones no pueden superar el 10% de la inversión total en infraestructura, que ascendía a $641 millones al momento de suscribir el contrato.
La TCM comenzó a operar en febrero de 2019, asumiendo el 80% de la carga que antes manejaban los puertos de Japdeva, lo cual agravó la crisis financiera de esa entidad a pesar de tener una década para prepararse para el impacto de la entrada en operación del megapuerto.
En sus inicios, se estimó que la terminal movería alrededor de 700.000 contenedores al año, proyectándose llegar a 1,2 millones para 2025. En 2020, la entidad informó que generaba 1.000 empleos. En total, la empresa debería invertir $1.000 millones en el megapuerto a lo largo de los 33 años, que es el plazo total de la concesión.