
El magistrado de la Sala Constitucional, Fernando Cruz Castro, afirmó que, en sus 54 años de carrera, no había visto un caso tan lesivo de los derechos fundamentales como en el envío de los 200 migrantes deportados por la administración de Donald Trump hacia Costa Rica.
Cruz aseveró que los gobiernos costarricense y estadounidense trataron a los migrantes como objetos. “Fueron movilizados como si fuesen mercancía”, aseveró.
El magistrado lanzó una severa crítica a lo sucedido haciendo referencia, también, al olvido de los principios cristianos y advirtió de que “vuelven los autoritarismos que ignoran la dignidad de las personas, sin importar su nacionalidad“.
Así lo expuso, mediante una nota propia, en la redacción integral de la sentencia que ordenó la liberación de los migrantes que fueron enviados en febrero al Centro de Atención Temporal para Migrantes (Catem), en Paso Canoas, cerca de la frontera con Panamá.
Cruz Castro fue uno de los cuatro magistrados que declaró con lugar un recurso de hábeas corpus en favor de los deportados.
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‘No puedo callar’
“No puedo callar, no puedo disimular una flagrante violación de la dignidad de muchos seres humanos que fueron tratados como objetos. Tampoco disimulo que un país tan poderoso como USA nos impone la ejecución de actos contrarios a los derechos humanos", escribió el juez.
El magistrado explicó que la condición de migrantes de las personas no les quita su dignidad: “Siguen siendo personas, dignas, aunque carezcan de ‘papeles’. Ni siquiera se le dio una identidad clara y precisa a cada uno de los seres humanos enviados desde USA. Era un cargamento silencioso”, escribió Cruz.
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“Al final de mi función como juez, con tristeza compruebo que, en este ‘trasiego de seres humanos’, se aplica un procedimiento entre dos gobiernos, que trata a un grupo de seres humanos como si fueran cosas.
“En tantos años en la Sala Constitucional, no había vivido un asunto que fuese tan lesivo de los derechos fundamentales de las personas, especialmente la dignidad y la libertad.
“Un grupo de personas, no identificadas, son traídas al país, sin mayores argumentos y el Gobierno costarricense asume su control, privándolos de su libertad. No fueron personas que ingresan al país voluntariamente; se desconoce su identidad y se dispone de ellos como si carecieran de dignidad y autodeterminación”, puntualizó el alto juez.

El integrante de la Sala Constitucional también consideró un eufemismo decir que la recepción de los migrantes, por parte de Costa Rica, era un “acto humanitario”.
Según dijo, los migrantes fueron trasladados a Costa Rica desconociendo su voluntad y su libertad, aunque la dignidad no se pierde por haber ingresado ilegalmente a un país.

Admite el riesgo de perder la visa
En la nota, el magistrado dijo que el Gobierno costarricense no tenía muchas opciones, porque frente al gobierno de Estados Unidos, “Costa Rica no puede ejercer plenamente su autonomía”.
“Si no admite el ingreso de esas personas, las represalias pueden ser muy variadas, quizá alguna tarifa de impuestos a las mercancías que exporta Costa Rica a USA. Hasta los miembros de esta Sala pueden sufrir alguna consecuencia por ejercer plenamente sus potestades, al privados de la visa de ingreso a los Estados Unidos".
‘Es evidente la atmósfera de represión’
Fernando Cruz sostuvo que la amenaza de represalias se percibe en el ambiente, pues “ni siquiera entidades como la Organización Internacional de las Migraciones y ACNUR se atrevieron a responder la audiencia concedida en este proceso judicial. Es evidente que la nueva atmósfera es la represalia, la imposición”.
Insistió en que no importaron los antecedentes, voluntades o identidades de los migrantes, pues solo eran seres humanos remitidos a otro país, cuyo gobierno no podía rechazarlos porque era decisión “inobjetable” del Estado norteamericano. “Con ese gobierno, no valen mucho las objeciones. En su visión, el derecho internacional no es un referente determinante”, dijo.
Recordó reflexiones del papa Francisco sobre migrantes
En su nota, el juez citó principios cristianos, respetados por las comunidades norteamericana y costarricense, y trajo a colación reflexiones del papa Francisco sobre los migrantes.
Hizo referencia al relato bíblico del Éxodo. Recordó que, según el Papa, el camino del pueblo de Israel evoca un simbolismo trascendente en la cosmovisión cristiana: el largo viaje de la esclavitud a la libertad, “que es la ruta de los migrantes”.
“De algo debe servir autodenominarse una sociedad cristiana. En esta cosmovisión, los emigrantes de nuestro tiempo, como siempre, son una imagen viva del pueblo de Dios en camino hacia la patria eterna”, dice la nota.
“Al igual que en tiempos de Moisés, los migrantes huyen de situaciones de opresión y abusos, de inseguridad, discriminación y falta de proyectos de desarrollo. No viajan por placer.
“Se les priva de libertad por no poseer autorizaciones y documentos. Son el rostro de una invisible esclavitud. Pierden su dignidad, su condición de personas.
“Nada podemos hacer los cristianos de Costa Rica y de USA. Su pobreza y desesperanza se tradujo en una privación de libertad, catalogados como peligrosos, sin mayores argumentos. Las decenas de personas que nos trajeron de USA no recibieron el trato que corresponde a un ser humano, digno, aunque no sea creyente.
“Los valores cristianos están muy bien cuando son ciudadanos con papeles; cuando son ilegales, pierden su eminente dignidad”, manifestó el magistrado.
Cruz cerró diciendo que “el poder debe contenerse ante toda persona”, aunque sea un migrante sin sus papeles en regla. “El mundo se ha formado de migraciones, de viajeros que buscan mejores horizontes; no son seres inferiores, no son criminales”, escribió.