
A partir del 31 de julio, la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de los Estados Unidos (NOAA, por sus siglas en inglés) dejará de recibir imágenes satelitales críticas del Departamento de Defensa de ese país, que son vitales para el pronóstico de huracanes a escala global.
Dicha información gráfica sirve de insumo en Costa Rica para alertar sobre la formación de huracanes y su trayectoria, lo cual permite tomar toda clase de previsiones a nivel local en caso de impacto directo o indirecto de un ciclón.
La decisión se toma en un contexto particularmente sensible, pues la NOAA pronostica una temporada ciclónica más activa de lo normal en el Atlántico: hasta 19 tormentas con nombre. De ese total, entre 6 y 10 podrían alcanzar la categoría de huracán y cinco de ellos podrían ser huracanes mayores, es decir, con categoría 3 o superior, donde los vientos van desde 178 kilómetros por hora.
La temporada de huracanes se extiende todos los años desde el 1.° de junio y hasta el 30 de noviembre. A principios del mes pasado, el Instituto Meteorológico Nacional (IMN) indicó que aún no se podía pronosticar cuántos ciclones podrían afectar al país, aunque no podían descartarse impactos indirectos.
“Es evidente que en una temporada como esta, la probabilidad de que uno o dos eventos nos pueda afectar, al menos de manera indirecta, está ahí”, había manifestado el pasado mes de junio Eladio Solano, jefe del departamento de Meteorología, Sinóptica y Aeronáutica del IMN.
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La NOAA anunció el cese del acceso a los datos del Programa de Satélites Meteorológicos de Defensa (DMSP), una red operada por el Ejército estadounidense que ha sido clave durante décadas para observar la estructura interna de las tormentas tropicales, especialmente durante la noche.
La medida responde a una política de seguridad impulsada desde la administración del presidente Donald Trump y fue justificada como una forma de mitigar “riesgos significativos de ciberseguridad”.
Aunque los satélites DMSP seguirán operando en órbita, su sistema de recepción y procesamiento dejará de funcionar, lo que implica una pérdida de imágenes de microondas, esenciales para prever la intensificación de tormentas.
Sin embargo, en el caso de Costa Rica, el impacto será mínimo en el corto plazo, según confirmó el Instituto Meteorológico.
Werner Stolz, director general del IMN, explicó que la institución no depende directamente de los datos que dejarán de compartirse, ya que accede a imágenes satelitales públicas, como las del satélite geoestacionario GOES, el cual continúa operando con normalidad. GOES es una plataforma operada por NOAA y la NASA.
“El corte no afecta directamente a Costa Rica. Los satélites actuales suplen información suficiente para nuestras operaciones, y el IMN cuenta con herramientas propias para monitorear el clima local, además de apoyarse en insumos internacionales diversos”, aseguró Stolz.
¿Y Costa Rica?
El IMN depende en gran medida de insumos internacionales para sus pronósticos, incluyendo datos del modelo Global Forecast System (GFS) de la NOAA. No obstante, este modelo sigue operando y no está afectado por la suspensión.
En caso de que ocurriera un corte significativo de datos —lo cual no se prevé por ahora— el IMN podría recurrir a alternativas como el Centro Europeo de Predicción a Mediano Plazo (ECMWF), el modelo canadiense o la red de monitoreo climático COPERNICUS, de la Unión Europea.

En lo referente a ciclones tropicales, Costa Rica se apoya en el Centro Nacional de Huracanes (NHC) de la NOAA, designado por la Organización Meteorológica Mundial (OMM) como el ente oficial para la región del Atlántico Norte y el Caribe.
“El NHC sigue funcionando con normalidad y es una fuente clave para los comunicados que emitimos al público”, indicó Stolz.
El IMN también hace uso frecuente de productos de la NOAA, como el monitoreo del fenómeno El Niño-Oscilación del Sur (ENOS), información histórica de ciclones tropicales, datos del Laboratorio Oceanográfico y Meteorológico del Atlántico (AOML) e imágenes GOES.
Stolz añadió que, incluso si llegara a interrumpirse el suministro de estos recursos, el IMN está preparado para mantener la vigilancia meteorológica gracias a su propia infraestructura de modelación numérica, imágenes satelitales independientes y sistemas de observación en tiempo real.
“Aunque un corte extremo podría limitar parcialmente nuestras capacidades, el IMN dispone de fuentes confiables y tecnología propia que nos permiten cumplir con nuestra labor de monitoreo climático para Costa Rica”, afirmó.