Bruselas. La Comisión Europea anunció este lunes su decisión de extender por un año más, hasta finales de 2023, la suspensión de las reglas de disciplina presupuestaria, a raíz del fuerte impacto económico de la guerra en Ucrania.
“Nos enfrentamos a una mayor incertidumbre y fuertes riesgos a la baja para las perspectivas. Por lo que proponemos mantener la cláusula de salvaguardia general en el 2023 y activarla a partir deñ 2024″, dijo en conferencia de prensa el vicepresidente de la Comisión, Valdis Dombrovskis.
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La extensión de la suspensión de las normas presupuestarias permitirá a los países del bloque “reaccionar rápidamente si es necesario”, afirmó el funcionario. Sin embargo, añadió que “la política fiscal deberá ser prudente en el 2023, controlando el crecimiento del gasto corriente primario financiado con fondos públicos”.
Los planes presupuestarios nacionales para el 2023 “deberán establecerse dentro de sendas de ajuste cautelosas a mediano plazo, que reflejen los desafíos asociados con los altos niveles de deuda que han aumentado aún más debido a la pandemia”, manifestó.
En una nota oficial, la Comisión Europea señaló además la continuidad de elevados precios de la energía y los persistentes problemas en las cadenas de abastecimiento que se verifican desde la adopción de medidas contra la pandemia de coronavirus.
Por su parte, el comisario europeo de Economía, el italiano Paolo Gentiloni, apuntó que el bloque enfrenta su “segundo shock externo en dos años”. La guerra en Ucrania no produce solo sufrimiento y muerte sino que también representa “un severo golpe a los mercados de energía y alimentos, así como a las cadenas de abastecimiento”, apuntó.
Lejos de la normalidad
Por eso, Gentiloni reforzó que “aún estamos lejos de la normalidad económica”, pero insistió en que “no estamos proponiendo un retorno al gasto ilimitado”. Reunidos en Bruselas, ministros europeos de economía y finanzas reaccionaron favorablemente a la extensión de la suspensión.
El ministro de Finanzas de Alemania, Christian Lindner, se manifestó en favor pero advirtió que “aún si la regla general se extiende, no significa que debamos utilizarla”. “Podríamos tornarmos más adictos a la deuda pública, y precisamos parar, tan pronto como sea posible, la búsqueda por más deuda”, añadió.
El estricto conjunto de reglas presupuestarias fue adoptado por la Unión Europea (UE) en 1997 con la idea de establecer límites bien definidos para el gasto público, déficit y deuda con relación al PIB de cada país. El programa, formalmente denominado Pacto de Estabilidad y Crecimiento, determina que el límite para el gasto público es del 3% de cada economía, y el tope para la deuda es el 60%.
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La aplicación de esas normas, sin embargo, fue suspendida en el 2020 ante el estallido de la pandemia, para permitir que los países del bloque puedan reaccionar a la emergencia que llevó al bloque a su peor recesión desde el fin de la Segunda Guerra Mundial.
Inicialmente, la intención de la Comisión era reactivar las medidas una vez consolidada la recuperación pospandemia, pero el impacto económico de la guerra en Ucrania llegó a los técnicos a extender la suspensión por un año adicional. De
cualquier forma, ya antes del estallido de la pandemia varios países reclamaban del conjunto de normas por considerarlas obsoletas e ineficientes. La guerra y el fuerte impacto de las sanciones contra Rusia hicieron que hace una semana la UE recortara drásticamente su previsión de crecimiento del PIB de la UE y la zona euro en el 2022 de 4$ a 2,7%.