Ciudad del Vaticano. León XIV contabilizó, este domingo diez días siendo papa. Y justo este día, en una plaza de San Pedro colmada de miles de personas, recibió los emblemas papales: el palio y el anillo del pescador. Oficialmente inició su pontificado.

A lo largo de estos días, el sumo pontífice ha hecho algunos llamados, que dibujan cuáles serán sus líneas de pensamiento y su visión como líder de la Iglesia católica.
Con algunos matices, en todas sus intervenciones públicas la tónica fue siempre la misma: clamar por la paz y el cese al fuego en Gaza y Ucrania; e insistir en la necesidad de la unidad, a base del amor.
Confirmando así su orientación social, en consonancia con el nombre que eligió en honor a León XIII (1878-1903), padre de la doctrina social de la Iglesia, quien denunció la explotación de la clase obrera a finales del siglo XIX.
Aunque esa dinámica se rompió un poco el viernes anterior, cuando por primera vez defendió su visión de la “familia basada en la unión estable de un hombre y una mujer”. Así lo dijo durante una audiencia con el cuerpo diplomático acreditado ante el Vaticano.
Esas pinceladas mantienen expectantes a los 1.400 millones de católicos alrededor del mundo y al resto de personas. Si bien da algunos indicios, todavía falta que se posicione sobre varios temas controversiales.
Como los innumerables escándalos de abusos sexuales cometidos a menores por sacerdotes, o bien, cuál debe ser la posición de las mujeres en la Iglesia.
Tampoco se sabe si considera necesario revisar el celibato de los sacerdotes y qué hará para resolver las finanzas del Vaticano.
Feligresía exultante
De momento, los miles de fieles que se aglutinaron este domingo en la plaza de San Pedro, bajo un sol radiante, se mostraron exultantes. Algunos llegaron mejor preparados que otros, incluso, llevaron hasta donde sentarse.
Cientos de banderas, de diferentes países, ondeaban de un lado al otro. Solo se detuvieron durante las dos horas y minutos que duró la misa de entronización, durante la cual se leyeron versículos de la Biblia en diferentes idiomas, comenzando por el español.
A diferencia del día en que fue electo papa y el domingo anterior, cuando hizo la oración Regina Coeli —que sustituye al Ángelus durante el tiempo de cuaresma— la misa de este domingo fue solemne. Nadie vitoreaba en favor del papa y muy pocos sacaron sus teléfonos celulares para captar el momento.
Por el contrario, estaban más preocupados por vivir el momento y participar en todos y cada uno de los cánticos religiosos, muchos con rosarios en su manos o colgados del cuello, que en distraerse al tomar una fotografía o video. Eso lo dejaron para el final.
Solo aplaudieron cuando León XIV dio la homilía, en la que denunció el “paradigma económico que explota los recursos de la tierra y margina a los más pobres”. Además, insistió en la “unidad” de la Iglesia y abogó por la “caridad”, en lugar de “atrapar a los demás con el sometimiento, con la propaganda religiosa o con los medios del poder”.
Minutos previos también se aplaudió cuando en las pantallas se visualizó la entrada del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski. Eso ocurrió a las 9:48 a. m., 12 minutos antes de la misa, que inició puntual, a las 10 a. m. (2 a. m. en Costa Rica).

Esa ceremonia fue presidida por un recorrido del papa León XIV en su papamóvil. El sumo pontífice se paseó por la vía de la Conciliación y por la plaza de San Pedro, rodeado de un cordón de seguridad, el cual se amplió este domingo, ante la presencia de gobernantes y líderes de todo el mundo.
“Estamos aquí por el papa que también es peruano, nos llena de alegría estar aquí que es un lugar de Dios, donde todos le expresamos nuestro amor. !Viva Perú! !Viva el papa!”, gritaba Yul Tito Ancash, envuelto en una bandera de su natal Perú junto a varios coterráneos.
Antes de ser electo papa, Robert Francis Prevost, quien es oriundo de Chicago, Estados Unidos, trabajó como misionero 20 años en Perú, país del cual también ostenta la nacionalidad. El día de su designación, incluso, habló en español y saludó a la Diócesis de Chiclayo, donde estuvo designado.
Los asistentes y los cerrojos de seguridad
El Vaticano estimaba que unas 250.000 personas iban a participar en la ceremonia de inicio del pontificado del segundo papa americano y el primero oriundo de Estados Unidos.
En la misa estuvo presente el vicepresidente estadounidense, JD Vance; y el secretario de Estado de ese país, Marco Rubio. También asistieron varios mandatarios latinoamericanos.
Estuvo la presidenta peruana, Dina Boluarte, y sus homólogos Gustavo Petro, de Colombia; Daniel Noboa, de Ecuador; y Santiago Peña, de Paraguay.
Entre los demás invitados destacados figuraron el nuevo jefe del gobierno alemán, Friedrich Merz; el presidente israelí, Isaac Herzog; y los reyes de España, Felipe y Letizia.
En el caso de Costa Rica, la delegación estuvo encabezada por el canciller Arnoldo André, quien saludó a León XIV. La Cancillería informó que durante el encuentro “destacaron los profundos e históricos lazos de amistad y cooperación que han unido a ambos Estados a lo largo del tiempo”.

Mientras tanto, en las afueras del Vaticano, las calles estaban repletas de personas, máxime que este fin de semana en Roma se celebra el Jubileo de las Cofradías, que agrupa a peregrinos de 100 países de todos los continentes.
En las tiendas de souvenirs, el difunto papa Francisco sigue copando los escaparates, aunque poco a poco, a cuenta gotas, comienza a aparecer León XIV.
En un puesto ambulante se encuentran rosarios con su imagen a 8 euros, cuando normalmente cuestan 3 euros. En otra tienda se venden imanes y llaveros con su rostro a 3 euros y en una segunda tienda hay camisetas con la frase “I love papa Leone XIV” por 9,5 euros.