Roma, Italia. - Pocas horas antes de que saliera el humo blanco y se anunciara que Robert Francis Prevost fue electo papa, el español Alejandro Moral Antón, prior general de los agustinos, orden a la que pertenece el nuevo papa León XIV, caminaba en la plaza de San Pedro, en el Vaticano, junto a dos monjas costarricenses.
A ellas se las encontró en uno de los puestos de acceso abarrotados de fieles y curiosos. Él las llamó para que no hicieran la fila, sacó un carnet oficial del Vaticano, les dijo unos guardias de seguridad que venían con él y, en un dos por tres, estaban en el corazón de la Santa Sede.
De inmediato, comenzaron a aparecer las cámaras y los micrófonos. Miles de periodistas trataban de vaticinar quién sería el nuevo Papa. Alejandro Moral tenía claro su favorito: el estadounidense, con nacionalidad peruana, Robert Francis Prevost. Y así se lo dijo a CNN Chile.
En ese momento, si bien estaba en la lista de papables, Prevost no la encabezaba; estaba de incognito. No así el italiano Pietro Parolin, quien constantemente ocupaba los titulares de la prensa en todo el mundo.
Incluso, cuando horas más tarde se anunció quién era el nuevo pontífice, la mayoría de los presentes no sabía nada de él. Tampoco había señal de Internet para preguntarle a Google o Chat GPT.
¿Por qué Moral tenía tan claro su favorito? El nuevo papa León XIV y él trabajaron 12 años juntos cuando el sumo pontífice fue prior general de Orden de San Agustín, entre el 2001 y el 2013. Durante ese periodo, el español fue su vicario, es decir, quien lo sustituía en su ausencia.

Con los agustinos, Robert Francis Prevost almorzó el martes de la semana pasada, un día antes del cónclave, y los volvió a visitar, de manera sorpresiva ya siendo Papa, en la curia general de la orden, la cual queda a un lado del Vaticano, sobre la calle Pablo VI.
El pontífice llegó poco antes del mediodía y celebró la Misa en la capilla de la comunidad; luego, almorzó con sus hermanos, como solía hacer cuando era cardenal.
La Nación conversó con Alejandro Moral Antón, luego de que este asistiera a una audiencia oficial con León XIV.
—¿Usted quería que fuera electo papa?
—Por el bien de la Iglesia sí, por el bien personal de él, no. Como él bien dijo cuando vino a comer con nosotros, tiene que renunciar a muchas cosas, ya no tiene tiempo para él. He venido de una audiencia con él y me ha dicho: ‘Ha sido solo una semana, pero todo el tiempo ocupado, no queda un segundo libre’. Por él mismo no lo deseaba, pero para la Iglesia sí.
“De alguna manera me lo esperaba, era uno de los papables y yo también lo consideraba así, y con él llegué a hablar en algún momento de ello, pero él tampoco quería hablar mucho y yo tampoco, porque estas cosas es mejor que vayan por sí mismas”.

—El martes, antes del cónclave, comieron juntos, ¿él qué decía?
—Hablamos un poquito de que era un candidato, hicimos una oración, lo despedimos.
—Él aparecía en la lista de papables pero cuando la lista era de diez nombres, cuando se recortaba a tres o cuatro nombres, nadie lo mencionaba, incluso, aquí en la plaza de San Pedro cuando se dijo su nombre nadie sabía quién era…
—No, cuando dijo Robert, con la R yo ya sabía quién era.
—Pero la mayoría de quienes estábamos no…
—Tienen que leer más.
—¿Por qué era papable, qué lo hacía sobresaliente sobre el resto de cardenales?
—Tiene muchas cualidades a nivel humano, a nivel intelectual y a nivel de fe. Es un hombre de una gran fe. Él estudió en Roma, conocía Roma un poquito, en ese momento. Estoy en la misión después. Conocía la misión de Perú, porque estuvo en Trujillo. Tiene antecedentes de formador también. Luego fue prior general y conoció el mundo, porque un prior general por 12 años como estuvo él, viajó por Asia, Australia, Estados Unidos, Sudamérica, África y Europa. Tenemos más de 600 comunidades en 50 países, entonces conoce, lógicamente.
“Luego fue nombrado obispo misionero en Chiclayo y fue prefecto del Dicasterio para los Obispos, que es un cargo muy importante, porque con eso conoce el mundo de los obispos y de la Iglesia. Yo creo que todas estas cosas lo hacían un candidato bueno. La edad misma, 69 años, también influyó”.
—¿Qué podemos esperar de él como papa?
—Va atender la dimensión social y humana, pero es un hombre de fe desde el anuncio de Cristo, y de hecho ya, en el lema que él ha dicho: ‘Ser todos uno, fraternidad, unidad, familia’, nos da el mensaje de la unidad, que es Cristo. Ser un cuerpo como dice San Agustín, en la cabeza, y todos unidos lógicamente.
“Creo que va a ser muy equilibrado, inteligente, es una persona que no se enfada. Va ser un pastor bueno la para Iglesia en este momento”.
—¿El una persona conciliadora, cómo es su forma de trabajar?
—Lo hace con mucho respeto, yo lo conozco muy bien. Estuve 12 años con él. Él era el prior general y yo era su vicario, entonces hemos vivido 12 años juntos, día y noche. Es una persona conciliadora, yo nunca me he podido enfadar con él. Nunca nos hemos enfadado y hemos trabajado 12 años juntos, lo cual es muy difícil.
“Él va a intentar crear puentes, crear lazos, abrir la mano”.

—Desde su primer discurso, él ha hecho un llamado en favor de la paz y en contra de la guerra. Podemos esperar de él un discurso de conciliación…
—Necesitamos paz en este momento y la necesitamos todos, todos los países, todas las personas, es el don más grande, y lo tenemos que construir desde el discurso, desde los periodistas, la prensa, las redes sociales y el discurso del papa. Es una misión de todos, sino no se puede construir la paz. Es el don más grande que las personas, hombres y mujeres, podemos darnos.
—Antes del cónclave, existía la incógnita de si el nuevo papa era progresista o conservador, ¿qué podemos esperar de León XIV? ¿Nota algunas similitudes con Francisco?
—Él tiene su propio sello, va a seguir algunos temas como Laudato Si y Fratelli Tutti (encíclicas del papa Francisco), es normal, si yo fuera Papa también lo haría. El mundo hoy necesita que se cuide la naturaleza, el cosmos y la tierra. Necesitamos crear fraternidad y paz. En ese sentido, va a continuar, pero desde su impronta, desde su ser, desde su temperamento, que es un temperamento completamente distinto al de Francisco.
—Me comentaba un padre costarricense que a él se le parecía más a Juan Pablo II, en los gestos, en la forma de comportarse en público. ¿Usted qué opina?
—Juan Pablo II tenía un temperamento muy fuerte. El actual Papa es más comedido. Juan Pablo II tenía un temperamento muy fuerte, también por eso fue capaz de hacer lo que hizo, de andar por todo el mundo, pero León XIV será mejor gobernador que Juan Pablo II; se va a preocupar por la curia romana, se va a preocupar de las cosas del Vaticano.
—En América Latina hay gran felicidad por su elección, por su doble nacionalidad, estadounidense y peruana, es un papa americano…
—Es un papa que conoce muy bien América.
—¿Qué sintió cuando escuchó su nombre en la plaza de San Pedro?
—Mucha emoción, apenas escuché Robert, sabía que era él. Había otro cardenal de nombre Roberto, pero yo sabía que era Prevost.