Ineghede. Los equipos de rescate redoblaron sus esfuerzos para asistir a las aldeas de montaña de Marruecos que resultaron devastadas por un violento terremoto. Sin embargo, las esperanzas de encontrar sobrevivientes se reducen a medida que pasan los días desde la tragedia.
El sismo, que sacudió una región montañosa del Alto Atlas al suroeste de la ciudad turística de Marrakech, ha dejado hasta ahora un saldo de 2,946 personas fallecidas y 5,674 heridas, según el último informe oficial.
Ante la magnitud de la devastación, Marruecos aceptó la ayuda de países como España, Reino Unido, Catar y Emiratos Árabes Unidos, que pusieron a disposición del reino equipos de búsqueda y rescate.
La Cruz Roja solicitó más de $100 millones para abordar las necesidades más urgentes, incluyendo atención médica, suministro de agua, saneamiento e higiene, luego de haber desembolsado un primer fondo de emergencia.
El terremoto causó estragos en pueblos de montaña, a menudo de difícil acceso, como es el caso de Ineghede, donde perdieron la vida once de sus 200 habitantes.
“Lo hemos perdido todo”, lamenta Mohamed al Mutawak, un agricultor de 56 años.
En Amizmiz, un pueblo ubicado a una hora al suroeste de Marrakech, un grupo de militares ha distribuido carpas a los residentes que se han quedado sin hogar.
“Solo pido un lugar donde vivir, un lugar digno para un ser humano”, declara Fatima Oumalloul, una habitante de 59 años.
Asistencia en marcha
En Tarudant, al suroeste, se establecieron tres puntos de ayuda con alimentos, mantas y colchones, que están siendo enviados por tierra o por helicóptero, dependiendo del estado de las carreteras.
“Estamos operando en muchas áreas donde los vehículos no pueden llegar”, explica el capitán Fahas Abdullah al Dosanri, del equipo catarí de bomberos.
En Tikht, una localidad donde perdieron la vida unas 60 personas, la población también recibió ayuda, incluyendo pañales para bebés.
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A pesar de la asistencia, los sobrevivientes están preocupados por su futuro inmediato y temen la llegada de las lluvias.
“Las autoridades no nos han proporcionado información al respecto”, se queja Afrah Fuzia, del pueblo de Tikht. “Pronto comenzará a llover y hará más frío, y aquí hay muchos niños”, agrega la joven de 18 años.
El jefe del gobierno marroquí, Aziz Akhannouch, aseguró el lunes que las personas que perdieron sus viviendas serán indemnizadas.
El ejército marroquí estableció hospitales de campaña para atender a los heridos en las zonas aisladas, como en el pueblo de Asni, en la provincia afectada de Al Haouz, que se encuentra a poco más de una hora de Marrakech.
Los equipos del Ministerio de Equipamiento continúan sus esfuerzos el miércoles para despejar los caminos hacia los pequeños pueblos montañosos de esta provincia, según informó un funcionario del ministerio a esta agenda.
“Despejamos la carretera que conduce a la ciudad de Ighil, epicentro del terremoto, y al cercano pueblo de Aghbar”, afirmó.
El terremoto tuvo una magnitud de 7 según el centro marroquí para la investigación científica y técnica, y de 6.8 según los servicios geológicos estadounidenses.
Es el terremoto más fuerte jamás registrado en el reino y el más mortífero en más de seis décadas.
El Papa Francisco, quien visitó Marruecos en 2019, expresó el miércoles sus pensamientos hacia el “noble pueblo marroquí”.
“Rezamos por Marruecos, rezamos por sus habitantes. Que el Señor les dé la fuerza para recuperarse”, dijo el pontífice argentino.
