
Ciudad del Vaticano. ‘Habemus papa’, ‘Aleluya’, ‘Viva el papa’, fueron algunas de las exclamaciones que se escucharon en la plaza de San Pedro, en el Vaticano, cuando comenzó a salir humo blanco de la chimenea sobre la Capilla Sixtina tras el cónclave.
Eso ocurrió minutos antes de las 10 a. m. (hora de Costa Rica) y la algarabía se apoderó de los presentes en la plaza de San Pedro, en el Vaticano.
De inmediato, las personas comenzaron a correr, entre gritos y aplausos, en dirección a la fumata. Nadie se quería perder ese hecho histórico.
Como no había una hora exacta, a muchos los sorprendió en los alrededores del Vaticano o viendo para otro lado. Pero eso no mermó el júbilo de los fieles y de los no tan fieles, quien se afincaron en la santa sede, muchos viajaron cientos de kilómetros para estar ahí.
De manera súbita, la plaza de San Pedro y la vía de la vía de la Conciliación fueron inundadas de personas de todas las partes del mundo, sin distingo de género o edad.
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Casi hora después apareció el cardenal Dominique Mamberti pronunciando una de las frases más esperadas y emblemáticas del Vaticano: “Annuntio vobis gaudium magnum: Habemus papam!" (“Les anuncio con gran alegría: ¡Tenemos papa!“).
Los presentes entonces comenzaron a gritar y la gran mayoría sacó su teléfono celular para grabar o fotografiar el momento. A partir de ahí, las personas estuvieron más preocupadas por captar lo que sucedía, que por vivirlo y disfrutarlo.

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Incertidumbre
Y cuando Mamberti dijo que el nuevo era Robert Francis Prevost y que se llamaría León XIV la incertidumbre de apoderó del lugar, la mayoría no sabía quien era, o bien, no escucharon bien debido a la gran cantidad de personas y el bullicio.
Además, los italianos, quienes eran más, esperaban que fuera un coterráneo. Ese sentir fue alimentado por la prensa local que insistía en que el gran favorito era Pietro Parolin, el secretario de Estado de la Santa Sede. Pero una vez más se cumplió la profecía popular: Quien entra como papa al cónclave sale como cardenal.
Esa incertidumbre y ausencia de certeza sobre quién era el nuevo papa fue creciendo conforme transcurrían los minutos. Máxime que en la plaza de San Pedro se cayó la señal de internet y de telefonía, y era imposible verificar en Google de quién se trataba.
En medio de ese desconcierto, algunos ya comenzaron a decir que se trataba del cardenal estadounidense y peruano Robert Francis Prevost, de 69 años, quien minutos después salió ante la feligresía a dar un saludo de paz.
Nuevamente comenzaron los gritos y aplausos.
“La paz sea con todos ustedes”, dijo al salir al balcón para saludar a los miles de fieles que se aglomeraron en la plaza San Pedro. “Dios ama a todos”, añadió visiblemente emocionado.
La algarabía creció un poco más cuando saludó en español y recordó a la diócesis de Chiclayo, en Perú, donde fue obispo.
Ese guiño no necesariamente alegró a los italianos, quienes esperaban otro resultado, a un papa no americano, pero sí entusiasmó a los peruanos por la doble nacionalidad del sumo pontífice, quien es originario de Chicago.

Entusiasmo peruano
Ese fue el sentir del fray peruano Miguel Córdoba, quien dijo sentir una “gran alegría” al saber que León XIV conoce la realidad de América Latina.
“Hay mucha esperanza al saber ahora que él va a guiar la barca de Pedro. En una gran alegría saber que es un religioso que conoce la vida en comunidad, en servicio, que tiene dedicación”, expresó Córdoba, a La Nación, desde la vía de la Conciliación.
Fanny Cano, una laica apostólica de Lima, también se mostró emocionada con el anuncio. Dijo a que ella y su familia, con quienes se encontraba de vacaciones en Roma, los tomó por sorpresa.
“Es un papa peruano porque ha trabajado más de 20 años en Perú, es un papa latino, e insisto, es un papa peruano porque Perú acoge a todos los que quieran ser peruanos”, aseveró Cano.
Tanto Córdoba como Cano hablaron con este diario tras el mensaje del nuevo papa León XIV. De previo, nadie se movió de su lugar hasta que el nuevo pontífice terminó de dar su mensaje.
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De hecho, quienes se quedaron en las inmediaciones de la plaza de San Pedro continuaron su peregrinaje hasta la Basílica. Todos querían decir que estuvieron allí en este 8 de mayo del 2025, el cual quedará en la historia como el día en que se eligió al papa número 267 de la historia, al líder de los 1.400 millones de católicos alrededor del mundo.