La disminución de la pobreza se debe principalmente al aumento de los ingresos de los hogares y a la influencia de inflación negativa y cercana al 0%, registrada en los últimos dos años, según la Encuesta Nacional de Hogares (Enaho), elaborada por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).
El INEC reveló este martes de que el porcentaje de pobreza total en el país fue del 15,2%, equivalente a 286.365 hogares. Se trata de una reducción de 2,8 puntos porcentuales (p.p) respecto al 2024, cuando el indicador alcanzó 18%, equivalente a 327.081 hogares. La variación fue estadísticamente significativa.
Asimismo, este año se contabilizan 71.336 hogares en pobreza extrema, lo que representa a 15.412 menos que en el 2024. En términos porcentuales, hablamos de una disminución del 17,76%.
El INEC calcula la condición de pobreza por el nivel de ingresos por la línea de pobreza, que es el monto mínimo requerido para que una persona pueda satisfacer las necesidades alimentarias y no alimentarias.
Dos factores empujaron el número hacia abajo
Los dos elementos que explican la disminución de la pobreza son el aumento de los ingresos de los hogares y la evolución de la inflación en el país, según explicó a La Nación Eddy Madrigal, coordinador de la Enaho.
En cuanto al ingreso, el promedio por hogar a nivel nacional, considerando zonas urbana y rural, alcanzó este año ¢1.209.825 mensuales, lo que representa un incremento estadísticamente significativo del 8,1% respecto a 2024, cuando se estimó en ¢1.119.660.
De manera similar, el ingreso per cápita nacional se calcula en ¢485.792 mensuales, un aumento del 10,4% respecto al año anterior, cuando se ubicó en ¢440.221.
Madrigal explicó que el ingreso promedio de los hogares está directamente influido por el comportamiento de los precios y “no es tan alto como podría parecer”, ya que depende de los niveles de inflación. En ese sentido, afirmó que el valor real arroja uno similar al que se observó al inicio de la década pasada.
En setiembre del 2025, la inflación interanual se mantuvo en terreno negativo, registrando una variación de -1 %, el quinto mes consecutivo con este comportamiento en 2025.
Entre junio de 2023 y junio de 2024, el indicador también se mantuvo por debajo de cero, con un máximo repunte de 1,15% en febrero de 2025 antes de caer nuevamente.
Según Madrigal, este escenario inflacionario debe analizarse junto con la evolución del ingreso en los hogares de menores recursos. En 2025, los hogares del primer quintil, es decir las familias de menores ingresos, registraron un ingreso per cápita de ¢88.151, un aumento de ¢8.051, respecto a los ¢80.100 de 2024.
En el segundo quintil, el ingreso fue de ¢186.816, con un incremento del 12%; y en el tercero, ¢311.527, un crecimiento del 11,6%.
Este mayor aumento de los ingresos en los hogares de menores recursos, favorece la capacidad de los hogares para cubrir el costo de la canasta básica alimentaria (CBA), dijo Madrigal.
La relación entre la CBA y la inflación es directa y clave para entender el costo de vida, especialmente en hogares de bajos ingresos.
En ese sentido, Daniel Ortiz, director ejecutivo de Consejeros Económicos y Financieros S.A. (Cefsa), explicó a este diario que el hecho de que los ingresos de los hogares más pobres aumentaran a un ritmo superior al de los precios de los bienes incluidos en la CBA explica la reducción estadística de la pobreza.
“En un contexto de inflación negativa y apreciación del colón, el costo de la canasta básica se abarató artificialmente, disminuyendo el número de hogares bajo la línea de pobreza más por efecto contable", subrayó Ortíz.
Por tanto, un aumento de la inflación y de los precios de la canasta básica podrían revertir esta tendencia y generar un incremento en la pobreza.
Roxana Morales, coordinadora del Observatorio Económico y Social de la Escuela de Economía de la Universidad Nacional, señaló a La Nación que los datos publicados por el INEC generan “incertidumbre” al compararlos con los resultados recientes de la Encuesta Continua de Empleo (ECE), también divulgados por la institución.
“Si tenemos que los ingresos de los hogares aumentan porque hay más empleo, y la Encuesta Continua de Empleo nos dice que en el último año hay 80.000 personas menos trabajando, ¿cómo explicamos esto? Esto es lo que nos genera un poco de incertidumbre”, destacó Morales.
La economista añadió que, aunque se trata de encuestas con metodologías y enfoques distintos, el INEC debería realizar un contraste y un análisis detallado de los resultados obtenidos en ambas para determinar los resultados contradictorios.
Cambios en las fuentes de ingreso y en la distribución regional de la pobreza
El INEC informó de que también se presentaron variaciones en las fuentes de ingreso de los hogares, aunque con distinta magnitud.
Asimismo, el ingreso por rentas de la propiedad subió de ¢45.890 a ¢57.762, un alza de 25,9%, mientras que el promedio por subsidios estatales y becas se mantuvo en ¢18.823, sin cambios significativos.
En relación con los ingresos autónomos y las rentas, Eddy Madrigal explicó a este diario que se trata de montos generalmente bajos, por lo que cualquier aumento, aunque sea modesto en términos nominales, genera un impacto proporcionalmente alto.
“Nos estamos encontrando mucha más gente entrando a hacer emprendimientos. (...) Encontramos que hay muchas más personas con trabajo independiente y eso es, probablemente, lo que más está generando un impacto en el comportamiento de esos ingresos, particularmente, para mover la pobreza”.
— Eddy Madrigal, coordinador de la Enaho.
Es decir, son ingresos muy sensibles a las variaciones, de modo que un pequeño crecimiento puede reflejarse como un cambio relevante en las estadísticas.
Asimismo, se evidenciaron variaciones en los ingresos por región del país, lo cual revela una redistribución regional de la pobreza en contraste con los resultados del 2024.
La región Central mantiene los niveles más bajos de pobreza y pobreza extrema del país, siendo la única con indicadores inferiores al promedio nacional.
En esta zona, el porcentaje de hogares en condición de pobreza pasó de 12,8%, en 2024, a 10,8% en 2025, mientras que la pobreza extrema disminuyó de 2,8% a 2,2%.
La región Chorotega también registró una baja relevante, al pasar de 24,2% a 18,7% en pobreza total, lo que representa una disminución de 5,5 puntos porcentuales.
En contraste, en el Pacífico Central fue del 20,5% y Huetar Norte fue de 21,1%, y no mostraron variaciones significativas respecto al año anterior.
Las mayores incidencias de pobreza continúan concentrándose en las regiones Huetar Caribe con un 24,9%, y Brunca, con un 23,8%. No obstante, en esta última se reportó una reducción estadísticamente significativa de 6,8 puntos porcentuales en comparación con 2024.