La pobreza afecta al 15,2% de los hogares costarricenses este 2025, y la pobreza extrema, al 3,8%, según la medición por insuficiencia de ingreso o línea de pobreza de la Encuesta Nacional de Hogares (Enaho), elaborada por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).
El porcentaje de pobreza total equivale a 286.365 hogares, una caída de 2,8 puntos porcentuales (p. p.) con respecto al 2024, cuando el INEC calculó el indicador en 18%, equivalente a 327.081 hogares. La reducción es estadísticamente significativa.
La baja se explica por una combinación de incremento de los ingresos de las familias, favorecido por la variación negativa de la inflación en el país durante el año.
Según los datos del INEC, en el 2025 se contabilizan 71.336 hogares en pobreza extrema, lo que equivale a 15.412 menos que en el 2024.
Al desagregar los resultados por zona de residencia, la proporción de hogares en pobreza en áreas urbanas disminuye de 16,4%, en el 2024, a 13,6% en el 2025, mientras que en las rurales pasa de 22,1% a 19,3%, en el mismo periodo.
En ambos casos, se evidencian variaciones estadísticamente significativas de -2,8 puntos porcentuales, según el INEC.
En lo referente a la pobreza extrema, también se reportan cambios relevantes en las dos zonas de residencia.
En el área urbana, por ejemplo, la proporción de hogares en esta condición disminuye de 4,0%, en el 2024, a 3,1% en el 2025, una reducción de -0,9 puntos porcentuales. En la zona rural, baja de 6,7% a 5,5% en el mismo periodo, lo que representa una disminución de -1,2 puntos porcentuales con respecto al año anterior.
Ingresos en los hogares e inflación empujaron la pobreza hacia abajo
En el 2025, el ingreso promedio por hogar a nivel nacional alcanza ¢1.209.825 mensuales, lo que representa una variación estadísticamente relevante de 8,1% respecto al 2024, cuando se estimó en ¢1.119.660, informó el INEC.
Por su parte, el ingreso per cápita nacional se calcula en ¢485.792 mensuales, un aumento estadísticamente significativo de 10,4% en comparación con el año anterior, cuando se ubicó en ¢440.221.
Eddy Madrigal, coordinador de la Encuesta Nacional de Hogares del INEC, explicó a La Nación que el ingreso promedio de los hogares está directamente influido por el comportamiento de los precios, el cual depende intrínsecamente de los niveles de inflación.
En ese contexto, en setiembre pasado, la inflación interanual continuó en terreno negativo al registrar una variación de -1%. Fue el quinto mes consecutivo con inflación negativa en el 2025, lo que revirtió la tendencia alcista observada durante los primeros cuatro meses del año.
“Ese ingreso está afectado por el comportamiento de los precios y, en realidad, no es tan alto como podría parecer, y se ubica en un promedio más o menos de lo que se había visto al principio de la década pasada”, afirmó Madrigal.
Asimismo, el coordinador de la Enaho explicó a este diario que, para comprender el comportamiento de la pobreza, es necesario observar la evolución del ingreso en los hogares de menores recursos, según los quintiles.
En el 2025, los hogares del primer quintil registraron un ingreso per cápita de ¢88.151, equivalente a un incremento de ¢8.051 (10,4%) respecto al 2024.
En el segundo quintil, el ingreso pasó de ¢166.848, en el 2024, a ¢186.816 este año, lo que representa un aumento del 12%.
En el caso del tercer quintil, el crecimiento fue de un 11,6%, al pasar de un ingreso per cápita de ¢279.046, en 2024, a ¢311.527, en 2025.
En ese sentido, Madrigal señaló que este crecimiento más acelerado de los ingresos en los hogares de menores recursos, en comparación con el promedio nacional y con las líneas de pobreza, explica la reducción de familias en condición de pobreza extrema.
Esta categoría se determina según la capacidad de los hogares para cubrir el costo de la canasta básica alimentaria (CBA).
La relación entre la CBA y la inflación es directa y relevante para entender el costo de vida, especialmente en hogares de bajos ingresos. Por ello, cuando la inflación sube, el precio de los productos básicos que conforman la CBA también tiende a incrementarse, y lo mismo ocurre a la inversa.
“El comportamiento de los precios tiene un impacto sobre el nivel de pobreza, particularmente porque hemos estado en los últimos meses y prácticamente ya podríamos decir un par de años con inflación cercana al 0%”, precisó Madrigal.
“Esto hace que el costo de la canasta básica y el costo de la línea de pobreza no aumenten. Entonces, ante cualquier ingreso (adicional en los hogares) o aumento general en los ingresos, la pobreza va a tender a disminuir”, explicó.
Por tanto, si se registrara una mayor inflación y, consecuentemente, un aumento en los precios, registraríamos una mayor pobreza.