
En el 2010, un 4,4% de los turistas que ingresaban por las principales vías aéreas del país eligieron alquilar una casa, apartamento o condominio durante su estancia en el país.
Cinco años después, en el 2015, el porcentaje era de 11%.
Es decir, de los más de 9,6 millones de visitantes que volaron hacia Costa Rica entre el 2010 y 2015, más de 689.759 dijeron haber pernoctado en este tipo de establecimientos.
Los datos forman parte de un análisis realizado por este diario a estadísticas contempladas en el rubro de encuestas que realiza el Instituto Nacional de Turismo (ICT) a extranjeros que visitan el país cada año.
Si de aeropuertos se trata, es en el Daniel Oduber de Liberia donde los números muestran de mayor forma esa tendencia.
Con base en los datos del total de visitantes que ingresaron por esa terminal, el porcentaje de extranjeros que afirmó haber alquilado una casa pasó de 0,7%, en el 2010, a 14% en el 2015.
En el aeropuerto Juan Santamaría, los porcentajes fueron de 5,1% y 9,7%, en el 2010 y el 2015, respectivamente.
Mientras los números crecen significativamente en esta categoría de hospedajes, la cantidad de extranjeros que eligieron un hotel para quedarse muestra más bien un descenso.
En seis años, el porcentaje de extranjeros que pasaron sus días en el país en un hotel cayó en el orden de un 7%.
Justamente, los hoteleros resienten las estadísticas. Es por ello que el mismo sector turístico formal aboga por cambios que pongan en regla a lo que ellos mismos denominan una “competencia desleal”.
Claro está, las estadísticas del ICT contempladas en las encuestas no profundizan en la legalidad de los establecimientos.
Plataformas en Internet. Para las autoridades del sector turismo, varias son las razones que explican este comportamiento.
En primer lugar, la proliferación y el aumento en el uso de aplicaciones de alquileres del corte de HomeAway o Airbnb sale a relucir entre las causas.
Estimaciones realizadas por la Cámara de Hoteles apuntan a que a la fecha hay más de 11.000 alojamientos disponibles en el ámbito nacional, en esta última plataforma tecnológica.
Por otra parte, un cambio en los gustos y preferencias de los turistas también ayuda a explicar los números.
“Hay sin duda un tema de costos implícito, pero no podemos obviar que estas mismas aplicaciones salen como una respuesta del mercado”, sostuvo Pablo Heriberto Abarca, presidente de la Cámara Nacional de Turismo (Canatur).
Tendencia global. El fenómeno de alquilar fuera de hoteles no es exclusivo de Costa Rica; por el contrario, es tendencia mundial.

De igual forma, el cómo atraer las nuevas apuestas de hospedaje hacia la formalidad también forma parte de la discusión en las economías del orbe.
En una ciudad como Miami, por ejemplo, los alquileres de menos de seis meses y un día están prohibidos.
Es más, desde marzo de este año, los propietarios y las páginas web de alquileres de corto plazo han sido multados por cifras que van de $20.000 a $80.000, de acuerdo con datos divulgados por el diario Miami New Times .
A nivel nacional, Abarca fue enfático en que se trabaja en una propuesta para que hospedajes como los inscritos en Airbnb paguen un porcentaje de impuestos que vaya directo al financiamiento de parques nacionales.
“Implicaría un registro y una serie de medidas para regularizar la actividad en el país. Hay que entender que no queremos negar su operación”, continuó.
En esa misma línea, Gustavo Araya, presidente de la Cámara Costarricense de Hoteles (CCH), recordó cómo en el proyecto de reforma al impuesto sobre las ventas se establece un rubro que prohibiría los alquileres menores a 30 días.
“Hay evasión de impuestos (en los condominios de alquiler). No se cobra renta ni ventas y ni qué decir de las garantías sociales. Nacieron como economías colaborativas, pero eso se desvirtuó”, concluyó Araya.