Dinero es todo aquello que la ley establece como tal, es decir, según la Ley Orgánica del Banco Central, numerario en poder del público (billetes y monedas) más los depósitos a la vista en cuenta corriente.
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Mi regreso a la vida real (Adrian Soto)
En Costa Rica, actualmente, el tamaño de la oferta de dinero en circulación equivale a $4.700 millones, de los cuales $ 1.300 millones, el 28%, son billetes y monedas, y $ 3.400 millones son depósitos en cuenta corriente.
Según un cálculo del Banco Central, el costo operativo de este efectivo al año equivale a $500 millones, casi el 1% del PIB. Existe una tendencia mundial de los bancos centrales, a establecer fechas máximas para la desaparición del efectivo hacia los medios de pago electrónicos. Nuestro Banco Central, y especialmente la División de Medios de Pago, mantiene un esfuerzo significativo convencer sobre las ventajas del movimiento.
Aparte de ahorrarnos anualmente un tercio de la reforma fiscal que requiere el país, hay grandes y necesarias ventajas como la trazabilidad fiscal.
Los números que conozco a la fecha son muy optimistas. Circulan aquí cerca de 8 millones de tarjetas, 75% de débito y 25% de crédito. Con ellas se factura al año $13.000 millones, o sea, cerca del 22% del PIB.
Son 351 millones de pagos anuales, 70% de débito y 30% de crédito, que en caso contrario se hubiesen tenido que hacer en efectivo, perdiendo el fisco la recaudación automática y la trazabilidad fiscal gratuita.
Cerca del 40% de las tarjetas en circulación llevan un chip que, aparte de dar mayor seguridad a las transacciones, tienen una antena que permite comprar sin hacer contacto con los datáfonos. De 170.000 datáfonos en el país, el 60% pueden leer las tarjetas de esta forma.
Sin embargo, existen 2.650 cajeros automáticos, con costos de inversión entre $10.000 y $30.000 cada uno, más los gastos operativos, pues el tico sigue sacando al año, $15.600 millones en efectivo, en 166 millones de visitas anuales, o sea, en promedio se sacan $3 por dispensa.
Con un sentido de urgencia, pasión, actitud y hambre por eficiencia, debe el próximo gobierno entrarle de lleno a este tema y obligarnos a todos los costarricenses a modernizarnos para realizar todos nuestros pagos de forma electrónica, incluso ya sin plásticos, sino por medio de los celulares.