Los fondos generacionales han tomado fuerza en América Latina, donde se han impulsado reformas al sistema de pensiones para implementarlos en países como México, Costa Rica, Chile, Colombia y Perú.
En esta modalidad, los clientes de las operadoras son clasificados por rango de edad, y la estrategia de inversión se ajusta a cada grupo. En Costa Rica, que aplazó la reforma por 12 meses en marzo, se dividirá a los afiliados en cuatro grupos según sus edades.
El objetivo del cambio es lograr una mayor diversificación de las inversiones, tanto locales como externas, por grupo etario, con el fin de mejorar la pensión complementaria que recibirá el trabajador al jubilarse. Uno de los aspectos medulares es que el riesgo disminuya conforme se acerque la edad de retiro.
Según un informe de la Federación Internacional de Administradoras de Fondos de Pensiones (FIAP), México fue el primer país de la región en implementar los fondos generacionales, en diciembre de 2019.
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Pero ¿cómo ha sido el desempeño del modelo? De acuerdo con la FIAP, la evidencia preliminar sugiere algunos resultados positivos en rentabilidad, tasas de reemplazo (monto de la pensión) y control del riesgo. No obstante, también se identifican desafíos en áreas como costos, coordinación entre administradoras y reguladores, y la capacitación del personal, entre otros.
Al comparar las rentabilidades obtenidas antes y después de la migración de recursos en el sistema mexicano, se identificó una mejora de 214 puntos base (p. b.) bajo el esquema de fondos generacionales.
Sin embargo, la FIAP enfatizó que la rentabilidad depende de múltiples factores, entre ellos las condiciones del mercado financiero, por lo que no puede atribuirse solamente al cambio de modelo.
En relación con las tasas de reemplazo —la relación entre la pensión esperada y el ingreso laboral—, la FIAP comentó que se anticipa una mejora significativa, especialmente para trabajadores de bajos ingresos. No obstante, estimaciones del Banco de México proyectan un impacto positivo en todos los niveles.
“La introducción de fondos generacionales en México, junto con la reforma previsional de 2020, tienen el potencial de mejorar las tasas de reemplazo al optimizar la acumulación de ahorros y reducir costos. Sin embargo, el impacto real dependerá en gran medida de la densidad de las cotizaciones”, afirmó Karol Fernández, vicepresidente ejecutiva de FIAP.
De acuerdo con el informe de la organización, también hay evidencia de una reducción en la volatilidad tras el cambio de modelo, así como una mayor diversificación de los portafolios.
Desafíos
Uno de los desafíos destacados en el informe es el relacionado a la coordinación entre administradoras y reguladores, pues se requiere una estrecha organización para realizar potenciales ajustes normativos tras la transición.
También sobresale la necesidad de capacitación y reorganización del personal, dado que el nuevo esquema implica una reestructuración de los equipos de trabajo dentro de las administradoras, cuyos departamentos deben prepararse para gestionar los nuevos fondos.
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Además, se ha registrado un incremento en los costos administrativos y tecnológicos, debido a la necesidad de invertir en sistemas, capacitación de personal especializado y herramientas analíticas. En Costa Rica, los costos aumentaron entre un 10% y un 15%.
Asimismo, el informe destaca los desafíos en el rebalanceo de portafolios durante la transición hacia los fondos generacionales, así como los cambios en el régimen de inversión y la ampliación gradual de los límites para invertir.
¿Y en Costa Rica?
Hermes Alvarado, superintendente de la Superintendencia de Pensiones (Supén), afirmó en entrevista con La Nación, que el primer trabajo que tiene entre manos es la revisión integral de los fondos generacionales.
“He estado estudiando de previo la figura de los fondos generacionales y a mí me parece que es un buen producto, busca el beneficio de los afiliados, pero hay que revisar los resultados finales”, señaló a inicios de junio.
El jerarca agregó que analizarán técnica y objetivamente si procede realizar ajustes a la reforma o si podrá implementarse tal como fue concebida originalmente al momento en que se pospuso.
