
La tasa de desempleo en Costa Rica se encuentra en 6%, su nivel más bajo desde que el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) publica la Encuesta Continua de Empleo (ECE).
Pese a que el resultado parece alentador, existen distintos factores que pueden provocar que la tasa de desempleo se reduzca, aunque no necesariamente haya más personas con empleo.
En el caso de Costa Rica, expertos consultados por La Nación coinciden en que la tasa de desocupación llegó a niveles históricamente bajos no por una mayor generación de trabajos, sino por una importante salida de personas del mercado laboral. Los datos respaldan ese criterio.
La fuerza laboral se ha reducido, lo que incide directamente en la tasa de desempleo.
Dado que este indicador se calcula dividiendo la población desempleada entre la fuerza laboral (incluye tanto a quienes tienen empleo como a las personas desempleadas), si esta se reduce por la salida del mercado de individuos que estaban desocupados, la tasa disminuye, aunque esas personas no hayan encontrado empleo.
Dicha reducción en la tasa de desempleo también ocurre si, además de los desocupados, salen del mercado personas con empleo. Esto último impacta también en la tasa de ocupación.
Roxana Morales, coordinadora del Observatorio Económico y Social de la Escuela de Economía de la Universidad Nacional (UNA), señaló que el desempleo viene cayendo desde la pandemia, aunque no porque más personas estén empleadas.
Morales comentó que, al comparar la cantidad de personas ocupadas con respecto al periodo previo a la crisis, la cifra es menor.
“El desempleo se ha reducido no porque haya más personas ocupadas, sino porque efectivamente las personas se están saliendo del mercado laboral”, aseveró.
Daniel Ortiz, director ejecutivo de Consejeros Económicos y Financieros (Cefsa), aseguró que la explicación detrás de la reducción drástica en la tasa de desempleo es, sobre todo, la salida de personas de la fuerza laboral.
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“La población fuera de la fuerza laboral aumentó en términos absolutos casi en 500.000 personas en la última década”, comentó Ortiz.
Marco Otoya, director del Centro Internacional de Política Económica para el Desarrollo Sostenible (Cinpe), de la UNA, opinó que la tasa de desempleo actual “es engañosa”, ya que podría dar a entender una realidad que no se ajusta a las condiciones del mercado laboral costarricense.
“Tenemos una tasa que refleja, en realidad, una salida importante de las personas en capacidad y edad de trabajar, que dejaron de interesarse en buscar trabajo, simplemente porque las opciones del mercado no están conectadas con las necesidades de la fuerza de trabajo”, aseveró Otoya.
En su Análisis del mercado laboral costarricense al II trimestre del 2025, el Instituto de Investigaciones en Ciencias Económicas de la Universidad de Costa Rica (IICE-UCR) señaló que en ese periodo no aumentó la cantidad de personas ocupadas, pese a que sí bajó el desempleo. Lo anterior significa que más personas están desocupadas, pero no activas en la búsqueda de trabajo.
¿Qué dicen los datos?
Los datos de empleo publicados mensualmente por el INEC confirman la tendencia que el país ha venido arrastrando en materia de empleo, según la información de los trimestres móviles divulgada en la ECE.
En el trimestre móvil que incluye los meses de junio, julio y agosto, la cifra de personas desempleadas se redujo en 24.600 individuos, al pasar de 162.097 en 2024 a 137.497 en 2025.
La tasa de desempleo fue de 6% y bajó 0,7 puntos porcentuales (p. p.) respecto al año anterior, aunque el cambio no fue estadísticamente significativo. Junto a esa disminución en la desocupación, la población en la fuerza de trabajo tuvo una caída representativa.
Este grupo de personas, que involucra a quienes participan en el mercado laboral —ya sea trabajando o buscando empleo—, disminuyó en 105.362 personas, de 2.406.533 a 2.301.171. La caída fue representativa en las mujeres (68.868 menos), pero no en los hombres, donde hubo una reducción de 36.494 individuos.
Ligada a esta dinámica, la tasa neta de participación, que mide el porcentaje de personas de 15 años o más dentro de la fuerza laboral, también disminuyó significativamente, del 57,2% al 54% en el periodo terminado en agosto.
Otra señal de que ha habido una salida de personas del mercado laboral es que tanto la tasa de no participación como la población fuera de la fuerza de trabajo aumentaron de forma significativa entre junio y agosto anterior. Ambos indicadores crecieron en los últimos cuatro registros de la ECE.
En tanto, la población ocupada pasó de 2.244.436 personas, en el trimestre finalizado en agosto del 2024, a 2.163.674 en el mismo lapso del 2025. Si bien se redujo en 80.762 personas, el cambio no fue significativo a nivel nacional.
No obstante, hubo una reducción relevante en la ocupación de la población femenina, que pasó de 885.593 a 830.683, disminuyendo en 54.910 individuos para agosto del 2025.
En esa misma línea, la tasa de ocupación —que representa el porcentaje de la población ocupada respecto a las personas en edad de trabajar (individuos de 15 años o más)— experimentó una reducción considerable, al pasar de 53,3% a 50,8%.
La población ocupada en el país incluye a quienes participaron en la producción de bienes y servicios económicos y trabajaron al menos una hora durante la semana de referencia de la encuesta.
Impacto económico
Para Daniel Ortiz, de Cefsa, esta dinámica en el empleo es una señal de alerta, debido a que la tendencia de menos personas trabajando o una mayor salida de individuos de la fuerza laboral tiene un impacto económico.
Ortiz señaló que esto se traduce en menores posibilidades para el consumo, la inversión y el ahorro, impactando, por ende, el crecimiento del producto interno bruto (PIB).
Agregó que el consumo de los hogares no parece ir en línea con la disminución de la tasa de desempleo, pues el indicador más bien ha desacelerado.
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Roxana Morales, del Observatorio Económico y Social de la Escuela de Economía de la UNA, comentó que, a pesar de que la desocupación está muy baja, hay menos personas generando ingresos que antes de la pandemia de la covid-19, lo que calificó como una situación “preocupante”.
Añadió que una menor población activa laboralmente también impacta la seguridad social y presiona los regímenes de pensiones, pues algunas personas se quedan sin alternativas para generar recursos en la vejez o incluso no cotizaron mientras trabajaban.
¿Quiénes salen del mercado?
En el trimestre finalizado en agosto, el INEC registró 1.958.797 personas fuera de la fuerza de trabajo. De esas, un total de 1.896.086 (153.049 más que en 2024) dijeron estar no disponibles para trabajar. En menor medida, hubo personas disponibles con limitaciones y desalentadas.
La población fuera de la fuerza laboral del país incluye personas con limitaciones de edad, discapacidad, obligaciones familiares o personales, o no disponibles por enfermedad o por la época.
Este comportamiento fue impulsado por la salida de adultos mayores de 60 años. Este grupo experimentó un incremento significativo en la cantidad de personas fuera de la fuerza laboral.
En comparación con el año pasado, la población mayor de 60 años que salió del mercado de trabajo aumentó en 129.299 personas, al pasar de 808.904 a 938.203 individuos en 2025.
Morales aseguró que en ello ha incidido el envejecimiento de la población costarricense, que experimenta un cambio demográfico en el que cada vez hay más personas mayores y menos jóvenes.
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En casi todos los otros grupos poblacionales se registraron salidas del mercado laboral, a excepción de quienes tienen entre 25 y 34 años. Sin embargo, esas variaciones no fueron representativas. No obstante, se dio un aumento representativo tanto en la población femenina como en la masculina.
En estos otros grupos también se ha dado la salida de jóvenes —muchos de ellos que no estudian ni trabajan— y de mujeres, que se desligan del mercado para dedicarse a las obligaciones familiares.
Morales agregó que si la economía no genera empleos para perfiles de baja calificación, las personas también se quedan rezagadas o son expulsadas del mercado laboral.
Otoya manifestó que esta dinámica refleja que la economía no está generando suficientes empleos para ese tipo de trabajadores.
“Observamos un aumento importante de personas que han salido de la fuerza de trabajo. Gran parte son personas en edad de trabajar, que pueden aportar a la economía local, que tampoco crece”, añadió Otoya.
Por nivel de educación, hubo aumentos significativos en la población fuera de la fuerza de trabajo en los grupos de personas con la primaria completa (incremento de 70.085) y la secundaria terminada (subió en 40.442 individuos). Aunque también hubo ajustes en otros segmentos, sin ser representativos, las salidas de la fuerza laboral se mantuvieron.