El decreto ejecutivo aprobado por el Ministerio de Hacienda, que estableció una reducción gradual del impuesto selectivo de consumo sobre ciertos bienes, junto con la ley que disminuyó la recaudación del impuesto sobre la renta de los trabajadores independientes, entre otros factores, impactaron negativamente las proyecciones de las finanzas públicas de Costa Rica para los próximos cinco años.
Así lo explicó Luis Antonio Molina, viceministro de Hacienda, a La Nación, tras ser consultado sobre los resultados de las proyecciones más recientes en el Marco Fiscal de Mediano Plazo (MFMP) 2025-2030, que incluye tanto al Gobierno Central como al Sector Público No Financiero.
De manera periódica, Hacienda actualiza sus previsiones sobre los ingresos, gastos, endeudamiento y necesidades de financiamiento. Al analizar el informe más reciente y compararlo con el anterior, este diario identificó un deterioro en los indicadores fiscales a partir de este 2025 y en los siguientes ejercicios.
Las proyecciones del balance primario indican que el superávit (diferencia entre los ingresos y los gastos del gobierno, excluyendo el pago de intereses de la deuda) alcanzará un 1,3% del Producto Interno Bruto (PIB) en 2025. Esta cifra refleja una disminución de 0,3 puntos porcentuales (p.p.) respecto a la estimación publicada en 2024.
Por otro lado, el balance financiero pasó de -3,2% a -3,3%. Este aumento de 0,1 p.p. se traduce en un mayor déficit fiscal, que el Estado debe cubrir mediante la colocación de deuda.
La variación de ambos balances se vuelve aún más negativa para el 2026. En la proyección de 2024, Hacienda estimaba un superávit primario de 1,8% y un déficit financiero de -2,8%. Sin embargo, en el informe más reciente, la cartera prevé un superávit de 1,3% y un déficit fiscal de -3,1%.
Para los años siguientes, la tendencia se mantiene. La proyección de Hacienda para el superávit primario del 2027 se redujo de un 1,9% a un 1,4%, mientras que para el 2028 bajó de un 2% a un 1,5%. En cuanto al balance financiero, en ambos años se registra una variación negativa de 0,4%.
Molina sostuvo que el ajuste en las proyecciones de los balances primario y financiero responde a una combinación de factores coyunturales y económicos, incluyendo la decisión del Gobierno de reducir el Impuesto Selectivo de Consumo (ISC) para 60 productos de forma gradual. El primer ajuste entró en vigor el 31 de marzo pasado .
El segundo factor principal señalado por el viceministro fue la ley N.° 10.667 aprobada por la Asamblea Legislativa en febrero pasado que redujo la recaudación del impuesto sobre la renta de las personas trabajadoras independientes.
Con la reforma, quedaron exentos aquellos trabajadores independientes con ingresos inferiores a ¢6.244.000 anuales (un promedio de ¢520.000 mensuales). Anteriormente, solo estaban exonerados quienes percibían menos de ¢4.181.000 al año (¢348.000 por mes).
“Todo lo anterior, también es reforzado por un crecimiento económico menor al esperado y una normalización en el comportamiento de algunos macro precios como son el tipo de cambio y la inflación”, agregó el jerarca.
En cuanto al aumento en el gasto (y, como resultado, un menor superávit), Molina señaló que mantienen la regla fiscal como ancla en la dinámica para contener sus efectos. Además, para el periodo 2025-2028, indicó que se contempla la capitalización del CAF-Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe, antes conocido como la Corporación Andina de Fomento.
El viceministro destacó que, a partir del 2026, también se proyecta que la regla fiscal se aplicará únicamente sobre el gasto corriente, dado que la relación deuda/PIB cerró por debajo del 60% en 2024; esto permitiría un mayor margen para el gasto corriente y de capital.
Molina advirtió que, por su fecha de publicación, las proyecciones podrían variar aún más debido a las tensiones comerciales en los mercados internacionales, así como a los ajustes en las estimaciones de crecimiento anunciados por el FMI.
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‘La tendencia en este momento es al desmejoramiento’
Elian Villegas, exministro de Hacienda, explicó a La Nación que los balances evidencian un aumento en el gasto estatal; por tanto, si se pretende evitar un mayor deterioro en el balance financiero y sostener dicho crecimiento, es necesario incrementar los ingresos. No obstante, señaló que, aunque las previsiones del Ministerio de Hacienda anticipan mejoras en el 2028 y 2029, la tendencia actual refleja lo contrario.
“Ellos empiezan a decir que en el 2028, en el 2029 y en el 2030 todo va a mejorar mucho, a pesar de que lo que nos indican es que está desmejorando. Yo puedo decir que voy a mejorar en el futuro, (...) pero la tendencia en este momento es al desmejoramiento. Seguir la tendencia actual implica que el próximo año van a tener que desmejorar las proyecciones de los años siguientes y así sucesivamente”, explicó Villegas.
El exjerarca añadió que, si bien el balance financiero no se deteriora en la misma proporción que la reducción en el superávit, esto podría deberse a que aún persiste el impacto positivo de la reforma tributaria de 2018, combinado con un tipo de cambio bajo, lo cual contribuye a reducir el déficit por pagar.
Si con la situación actual el tipo de cambio empieza a subir, puede darse una coyuntura donde ese balance financiero desmejore más. El Gobierno lo que está proyectando es gastar más, y eso va a impactar negativamente a los futuros gobiernos y va a hacer que el balance primario disminuya. Cuando el mercado y las entidades financieras que le prestan dinero al Gobierno vean que gasta más y tiene más necesidad de financiamiento, le van a comenzar a pedir un poco más de plata y tasa de interés. Al tener una mayor tasa de interés, cobran más dinero.
— Elian Villegas, exministro de Hacienda.
El economista José Luis Arce señaló que el deterioro del escenario fiscal a corto plazo era “esperable”, ya que obedece a varios factores: los efectos del shock externo adverso del 2021-2022 sobre los ingresos y el déficit, el debilitamiento de la regla fiscal y los intereses políticos del actual gobierno.
Además, indicó que la reforma tributaria del 2018 ya cumplió su función, pero las condiciones han cambiado tanto a nivel nacional como internacional, y dicha reforma resultó insuficiente.
Deuda estatal se reduciría, según proyecciones
El Marco Fiscal de Mediano Plazo también incorpora una proyección de la deuda estatal en el escenario base, la cual, al compararse con la publicada en 2024, refleja una disminución en el porcentaje del PIB destinado al pago de obligaciones estatales.
Para la previsión del 2025, Hacienda estimaba el año pasado que se destinaría un 60,7% del PIB al pago de la deuda, pero la nueva proyección redujo este porcentaje a un 59,5%, lo que representa una mejora de 1,2 puntos porcentuales.
La tendencia se mantiene en los dos años siguientes: en 2026 se proyecta una reducción del 0,8 p.p en la deuda, y en 2027, una baja del 0,4 p.p.
No obstante, a partir de 2028 los resultados se revierten, y las proyecciones anticipan un mayor porcentaje del PIB destinado al pago de la deuda. El nuevo informe prevé que, para ese año, el aumento será de 0,1 punto porcentual y, en 2029, de 0,3 puntos porcentuales. Para el 2030, se prevé destinar un 54,2% al pago de las obligaciones estatales.
Arce calificó de “irreales” y “optimistas” las proyecciones fiscales a futuro, ya que considera poco probable alcanzar un superávit primario del 1% del PIB. A su juicio, esto dificultará la reducción de la deuda pública, debido a las altas tasas de interés y al enfriamiento del crecimiento económico provocado por factores externos adversos, como la guerra comercial.
Por su parte, el exministro Villegas afirmó que los efectos de la reforma fiscal del 2018 y el actual nivel del tipo de cambio podrían contribuir a sostener una mejora en los indicadores de deuda.