Pedazos de refrigeradoras o lavadoras, incluso de un coffemaker y algo que parecía ser una sartén eléctrica y otra, que tenía apariencia de una plantilla eléctrica industrial... sí, esas cosas aparecen flotando en el mar. Así lo confirman los equipos que periódicamente se ponen la tarea, no solo de limpiar la playa, sino más allá, el océano.
Con esa misión, 71 voluntarios de nueve diferentes organizaciones estaban listos a las 9 a. m. de este miércoles 7 de junio. El punto de reunión fue el muelle de Puntarenas, muy cercano al sitio desde donde salen los ferris hacia playa Naranjo y Paquera.
Distribuidos en seis embarcaciones se adentraron en el mar para recolectar cuanto desecho sólido pudieran alcanzar en puntos cercanos a la isla San Lucas; las inmediaciones de las playas Cocos, Tumbabotes y Pan de Azúcar.
“Hemos visto flotando botellas, sandalias, botellas de alcohol. ¡Me sorprendió ver una tina, había un bumper de carro en el mar! O sea, vi cosas que jamás pensé que iba a ver en el mar; no nos alcanzan las manos para recoger”, expresó Alejandra Villalobos Madrigal, directora ejecutiva de la Fundación Amigos Isla del Coco (Faico), una de las instituciones organizadoras y participantes.
Las embarcaciones iban lento y se detenían constantemente para que se pudiera hacer la tarea. Los voluntarios observaban atentos para ver en qué momento aparecía algo que definitivamente no pertenecía al ecosistema marino.
Representantes del Área de Conservación Marina Coco; Parque Marino del Pacífico; Puerto Limpio; Red de Juventudes y Cambio Climático; Asociación de Operadores Turísticos Unidos de Puntarenas (Asotup); Cámara de Turismo de Puntarenas y el Instituto Costarricense de Turismo, y de universidades como la de Costa Rica o la Técnica Nacional, estaban con guantes especiales y redes en mano, prestos para recoger cualquier residuo.
“Encontramos de todo: zapatos, bolas, muchas chapas (tapas de botellas), ceniceros, de todo lo que usted se pueda imaginar nos encontramos. Es increíble la cantidad de basura que hemos visto hoy”, manifestó Gina Cuza Jones, directora del Área de Conservación Marina Cocos.
Fanny Beauregard Zúñiga, una de las voluntarias que había hecho limpieza de playas pero nunca de mar, manifestó que se esperaba encontrar mayor cantidad de basura, como ha visto más de una vez que va en el ferri. Sin embargó, aseveró que no hay justificación para encontrar basura en el mar, cualquiera que sea.
“Esta basura llega ahí por nuestras acciones y debemos de hacer algo para enmendarlo”, afirmó.
Todos los voluntarios iban en lanchas de turoperadores que las cedieron durante tres horas para esta la labor. La ocasión lo ameritaba, con esta recolección de basura estaban celebrando dos acontecimientos: el Día de los Océanos, que se conmemora cada 8 de junio, y el aniversario número 45 de la isla del Coco como parque nacional.
Johnny Arguedas Mora, es uno de los turoperadores que no solo ayudó a los organizadores, también recogió basura porque quería sumarse a la celebración y, a su vez, aportar a la limpieza marina.
“Nos da una tristeza ver el montón de plástico que recogemos. Esto que hacemos es para crear conciencia y que hagamos algo por el planeta, es urgente. Esto es devolverle al mar todo lo que nos da, el mar nos da de comer, y el turista quiere ver un mar limpio”, aseguró.
Arguedas y otros operadores de la asociación Asotup llevan a cabo este tipo de limpieza de mares cada tres o cuatro meses. Entre las cosas que han encontrado en sus recorridos están, por supuesto, bolsas plásticas, sacos y comida, pero también otras más sorprendentes, como lavadoras, refrigeradoras, inodoros e, increíblemente, ¡cascos de moto!
Luego de la jornada del miércoles, se pesó lo recogido: ¡445 kilogramos en tres horas!
“Nosotros, como seres humanos, dependemos del océano. Y un ecosistema como este está lleno de presiones, como el cambio climático, pero el tema de la contaminación afecta no solo a los ecosistemas marinos, sino también a las actividades que los humanos realizamos en el océano”, subrayó Villalobos.
Enemigos diminutos
Los residuos recolectados y pesados son solo parte de los desechos que sí se ven; pero muchos otros pasan completamente desapercibidos a los ojos humanos, como los microplásticos.
Los microplásticos son materiales hechos de diferentes sustancias plásticas, tienen distintas densidades, composiciones químicas y formas que tienen menos de cinco milímetros de largo.
FUENTE: OMS. DISEÑO/LA NACIÓN.
“El microplástico es infinitamente pequeño y nosotros ni nos damos cuenta, al comernos un pescado estamos comiendo microplásticos. Estamos comiendo lo que nosotros mismos estamos desechando”, subrayó Cuza.
De hecho, en el 2019, investigadores de la Universidad de Costa Rica (UCR) encontraron residuos de plástico en el tracto digestivo de peces procedentes del Pacífico nacional, y cuya especie es utilizada tanto para el consumo humano, como para carnada. El descubrimiento fue hecho por estudiantes de tercer año de la carrera de Biología, luego de analizar 30 peces adultos de la especie Opisthonema libertate, conocida como “sardina gallera”.
Afectación a todo el océano
Después de la recolección, vinieron las reflexiones sobre cómo las malas prácticas en los hogares al desechar basura tienen consecuencias en los ecosistemas marinos.
“Recordemos que en el océano está la mayor vida del planeta. Nuestro planeta es 70% océano, las especies pueden interpretar la basura como alimentación, pueden afectar ecosistemas como arrecifes. Introducir materiales o residuos que no son parte del ecosistema afecta a las especies y no las deja desarrollar bien su ciclo de vida”, destacó Villalobos.
“Y no solo eso, vamos creando hasta islas de plástico en el mar, que es sumamente preocupante. Esto no es normal y no deberíamos verlo como normal”, aseveró.
Desde su labor en Faico, Villalobos ha sido testigo de cómo esta basura puede llegar a las inmediaciones de la isla del Coco.
“En la Isla del Coco convergen cinco corrientes marinas, es una autopista de montones de especies, pero también es la autopista de montones de desechos. Nosotros hemos apoyado investigaciones de microplásticos y en la Isla existe ese problema. La Isla tiene que ser un ecosistema que se mantenga en las mejores condiciones”, evidenció.
Pero además, las inmediaciones de la isla San Lucas son importantes para resguardar el trayecto hacia la Isla del Coco. En el Golfo de Nicoya convergen las aguas desembocadas del río Tempisque, Barranca, Tárcoles y Tambor. Si volvemos a la analogía de las autopistas, esta es una muy importante para los residuos que se generan desde distintas zonas del país.
¿Qué hacer desde casa?
Villalobos, Cuza y Arguedas fueron enfáticos en que la principal tarea es evitar, en primer lugar, que los desechos lleguen al mar. Eso, mencionaron, es responsabilidad de todos como sociedad y debe ser inculcado en las familias.
“El aprendizaje es en casa, desde pequeños, no hay que esperar a que lleguen a la escuela”, apuntó Cuza.
Estos son algunos de los consejos de los especialistas.
- Evite, en la medida de lo posible, los envases de plástico. Prefiera los de vidrio.
- Si debe usar plástico, busque reutilizar los envases todo lo posible.
- Reutilice todo lo posible: recipientes de vidrio, cajas de cartón, utensilios de cerámica.
- Separe los desechos que no puede reutilizar según el tipo de material con el que fueron hechos.
- Llévelos a centros de acopio. Algunas municipalidades sí tratan los residuos por separado, puede averiguar cómo hacen en su comunidad.
- No comience a usar lo que de antemano sabe no utilizará totalmente.
- Ahorre toda el agua posible: cierre la llave al enjabonar platos y vasos, al lavarse las manos y los dientes. Tome duchas cortas. Evite regar las plantas cuando no sea necesario.
Otra recomendación, apuntaron los especialistas, es averiguar cuándo hay limpiezas de playas o ríos y colaborar. La limpieza en los mares es más difícil porque requiere de más recursos, pero también las comunidades pueden organizarse para hacerlo.