En cada cita, preguntábamos al doctor si no habría una pastillita que pudiera curar la demencia vascular de mi mamá. Con el paso del tiempo, lo que consultábamos después era si había algún medicamento con el suficiente poder para detener el avance de su padecimiento.
Ni una ni otra cosa existen todavía. El deterioro es irreversible. Nos lo reiteró la doctora que nos entrevistó en el Hospital Nacional de Geriatría, durante el trámite para aprobar la visita domiciliaria, hace apenas un mes.
Sí. La resistencia a aceptar la realidad de una enfermedad como esta se encuentra entre las etapas que enfrentamos los cuidadores.
En mi caso, todo este proceso me ha llevado unos cinco años en los que, les confieso, me enfermé, me enojé conmigo misma y con todo el mundo a mi alrededor, y dejé de disfrutar las pequeñas grandes cosas que nos regala la vida.
LEA MÁS: Demencias acorralan a miles de personas mayores de 60 años, a sus familias
Francini González Murillo, enfermera especializada en Salud Mental del Centro de Atención Integral para Personas con Deterioro Cognitivo (CID), del Hospital Nacional Psiquiátrico, recomienda avanzar hacia la aceptación de la enfermedad como una salida para encontrar un mayor alivio durante todo este proceso, que puede ser mucho más desgastante emocionalmente si los cuidadores se resisten.
En el siguiente videoblog de ‘Yo, cuidadora’ aprendamos juntos a reconocer nuestra situación, a aceptarla y, en ese proceso, a no sufrir más de la cuenta.
Comparta su experiencia aquí, o por medio de mi correo electrónico aavalos@nacion.com o el WhatsApp 8888-1937. Recuerde: no está solo (a).
Tenga acceso a los otros videoblogs sobre el tema aquí: https://www.nacion.com/blogs/yo-cuidadora/