San José (Redacción). La celebración de la independencia no debería realizarse el 15 de setiembre, como tradicionalmente se hace, sino más bien el 29 de octubre. Esa es la propuesta de un grupo de historiadores costarricenses que desde hace más de una década promueve el traslado de la fecha oficial de la independencia de Costa Rica.
De acuerdo con estos especialistas, el 15 de setiembre de 1821, únicamente Guatemala se independizó de España, lo cual no era vinculante para las demás provincias, entre ellas Costa Rica.
“Cuando el correo llega a Costa Rica el 13 de octubre de 1821, con las comunicaciones de Guatemala y León (Nicaragua), el Ayuntamiento de Cartago, reunido en Cabildo abierto, y por presión y control directo de Cañas (gobernador de España en Costa Rica), acepta la propuesta de León del 28 de setiembre”, explica el historiador Miguel Rojas, profesor de la Universidad de Costa Rica.
Sin embargo, Rojas aclara que dos días más tarde, Cartago anuló por votación unánime esa decisión, comenzando así el proceso de consultas con los demás Ayuntamientos de Costa Rica.
“El 29 de octubre de 1821, reunidos en Cartago los legados (representantes) de todos los Ayundamientos deciden, Artículo 1.° que se publique, proclame y jure la independencia absoluta del gobierno español el 1.° de noviembre”, dice.
El interés en la fecha del 29 de octubre no es nuevo. El historiador Fernando Franco asegura que desde la administración de Daniel Oduber, existe un decreto ejecutivo que establece que la celebración debería ser el 29 de octubre.
Además, en el 2007, Laura Chinchilla, en ese momento vicepresidenta de la República, ofreció gestionar ante el Ministerio de Educación Pública (MEP) que el 29 de octubre fuera declarado como fecha histórica patria.
“Ya esa fecha esté en el calendario escolar pero no se celebra porque hay un profundo desconocimiento. Una país que no levanta a sus próceres no tiene identidad. Estamos celebrando celebrando cosas rarísimas”, declara Fernández, quien dice que Costa Rica debería conocer bien la historia y sentirse orgullosa de que cuenta con el único acta de todo Centroamérica en el cual participó el pueblo directamente y no solo las autoridades españolas.
No obstante, no todos están de acuerdo. Algunos historiadores como Francisco Enríquez consideran que el 15 de setiembre es la fecha correcta para celebrar porque Guatemala era la capital del reino y, por ende, las decisiones que allí se tomaban, repercutían sobre el resto de las provincias.
“La celebración a nivel centroamericano de esa fecha tiene que buscarla en la Constitución Federal y en los decretos que al respecto emitió la República Federal y se aprobaron en los distintos Estados Centroamericanos. La independencia se declaró el 15 de setiembre en Guatemala porque era la capital del reino o Capitanía General y el resto éramos provincias de la misma”, manifiesta, en una publicación, Enríquez, quien es Decano de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Costa Rica.
Fernández y Rojas insisten en que ese es un error porque la Capitanía General de Guatemala había desaparecido desde 1812 y en su lugar se crearon diputaciones provinciales; Costa Rica pertenecía a la de León.
Rojas alega que se trata de un error histórico que no se ha corregido por falta de voluntad política. Ha acudido al Ministerio de Educación Pública donde asegura que ha topado con oídos sordos e incluso ha tenido que llevar el caso a la Defensoría de los Habitantes. Aunque no ha tenido suerte, asegura que continuará en la lucha por cambiar esa fecha.
“El pueblo costarricense tiene el derecho de saber la realidad que decidieron y votaron nuestros antepasados. La información correcta se le ha ocultado. Se le ha hecho creer una fecha, cuando en realidad es otra”, insiste Rojas.
Tanto Fernández y Rojas concuerdan en que lo importante es entender que la independencia costarricense no llegó a Costa Rica como un regalo y reconocer a los que participaron en ese acto.
“Cualquier día es bueno para la patria pero que se diga la verdad. Aquí la gente cree que la independencia nos llegó como un regalo de Guatemala”, concluye Franco.