Algo tienen las películas de Agnieszka Holland que hace que la historia se sienta como algo que ocurre allí, con nosotros en medio, una vez más. La Semana del Cine Polaco en el Cine Magaly nos ofrece una oportunidad única en Costa Rica para adentrarnos en esos recovecos de su cine, en el pasado y el presente.
Organizada por Cine Magaly, la Fundación Homo Viator y la Embajada de Polonia en México, esta primera temporada dedicada a la rica cinematografía del país europeo es ocasión para ahondar en la obra de Holland.
Ella es una de las principales realizadoras europeas de las últimas cuatro décadas, con títulos como Europa Europa (1990, nominada al Óscar), In Darkness (2011), Spoor (2017), y, recientemente, la aclamada Frontera verde, que en 2023 desató censura y críticas en su país. Charlamos con ella en línea pues se encuentra en México celebrando este repaso de su carrera; este es un extracto de la entrevista.
— Quería preguntarle por esta oportunidad de mostrar su cine en América Latina...
— Sí, bueno: no es el lugar donde se muestran mis películas a menudo. Para mí también es una gran oportunidad poder encontrarme con su audiencia, y de ver que las películas, incluso las antiguas, siguen siendo relevantes y que todavía pueden transmitir un mensaje.
— Creo que hay ciertas resonancias, aunque nuestras historias sean muy diferentes: en términos de situaciones políticas, de libertad de expresión, de la idea de libertad. ¿Le parecen estimulantes estos ecos entre la historia de Polonia y la de América?
—La cuestión de la libertad, de la independencia, de la identidad... de alguna manera son similares. La literatura latinoamericana siempre tuvo mucha resonancia en Polonia y fue muy popular.
“El cine también, aunque un poco menos, y aún así, creo que las películas —la mayoría de las que podemos ver en Europa— son totalmente comprensibles.
“Y algunos elementos de la narrativa, algunos temas, resuenan. Es decir, son experiencias diferentes, pero hay muchas similitudes entre esas experiencias.
“Tienen el imperialismo estadounidense y nosotros el ruso. Estamos en tensión constante sobre cómo mantener nuestro balance y proteger nuestro futuro”.
—Y esto también afecta a la política interna, algo que está muy presente en Frontera verde. ¿Cómo ha sido la experiencia de atravesar este debate en torno al filme en Polonia? Si bien al final fue una obra popular con el público, pero hubo discusiones que influyeron en la percepción de la película.
— El asunto de la migración es uno de los más peligrosos o controversiales e importantes para el sujeto político de la modernidad. También es uno de los grandes desafíos. Todos lo estamos afrontado: Sudamérica, Norteamérica, Europa...
“La comunicación se ha vuelto increíblemente fácil, no solo en términos físicos, sino también en cuanto al intercambio de información, gracias a las redes sociales y a Internet.
“Y, al mismo tiempo, se produce una paradoja: a pesar de estar tan conectados, estamos más alejados que nunca. Las desigualdades en el mundo no han disminuido; al contrario, están creciendo, en lugar de verse reducidas por la solidaridad y la colaboración.
“La migración es una cuestión que solo puede resolverse a nivel global y mediante una colaboración real, auténticamente global. Sin embargo, se ha convertido en una herramienta muy útil para los políticos —de todo tipo, pero especialmente para los autoritarios—, quienes la utilizan para construir discursos y obtener réditos políticos.

“Cuando comenzó la crisis en la frontera entre Polonia y Bielorrusia —una situación que fue instigada y organizada por regímenes autoritarios con el fin de desestabilizar a la Unión Europea y a los países fronterizos como Polonia, Lituania o Finlandia—, no se puede olvidar que las personas que intentaban cruzar esa frontera no eran una invención de los dictadores ni simples instrumentos en sus manos. Eran seres humanos que buscaban la ruta más segura y accesible hacia lo que consideraban un paraíso.
“Los políticos sacan este tema cada vez que se acercan las elecciones. Y eso significa que la escalada y la normalización de la violencia, el odio y el racismo se han vuelto algo sumamente fácil y, lamentablemente, banalizado.
“El color del continente está cambiando a marrón [se refiere a los colores de uniformes nazis]. Putin está ganando sin necesidad de usar las armas, y lo está haciendo al transformar nuestra mentalidad.
“Se enfrenta al Estado de derecho, a las constituciones, a los tratados internacionales y a los derechos humanos, que comienzan a percibirse como algo ingenuo, nostálgico, como si fueran ideas propias de unos pocos activistas idealistas y aislados del mundo real. Así que me convertí en enemiga pública y no me sorprendió nada”.
—Parte de la investigación que realizó para esta película consistió en hablar con activistas, con personas refugiadas, en escuchar sus testimonios y experiencias.
—No estoy segura de haber realizado antes una investigación tan extensa. Había una gran cantidad de fuentes disponibles, pero lo más difícil fue conseguir acceso directo a algunos guardias fronterizos y militares. Logramos hablar con tres de ellos, de forma anónima, ya que no querían correr el riesgo de hablar bajo sus propios nombres.
“Tengo la impresión de que la imagen que estamos mostrando, no diría que es equilibrada en el sentido estricto, pero sí es justa. Mi intención no era caer en ningún tipo de propaganda política, sino tratar de comprender la complejidad de las decisiones humanas y el precio que implican”.

—Bueno, creo que es cuestión de empatía, una cualidad que encuentro presente en muchas de sus películas.
—Elon Musk dijo recientemente que la mayor debilidad de la civilización occidental es la empatía. Yo pienso exactamente lo contrario. Creo que la empatía es lo que nos hace verdaderamente humanos, lo que nos da fuerza y nos permite, en definitiva, encontrar un lugar común bajo el mismo cielo.
—Usted ha creado arte a lo largo de varias décadas, atravesando distintas crisis y transiciones políticas. ¿Considera que este es un momento particularmente preocupante para la expresión artística en Europa?
— Creo que estamos en una encrucijada. Tal vez ya la cruzamos, tal vez en una dirección oscura de odio y violencia. No tengo muchas esperanzas, pero no hay que dejar de hacer lo que hacemos. Los documentalistas de Europa están a la altura del reto.
“Los realizadores de ficción, tengo que decir que están muy aburguesados, muy seguros, la mayoría. Se ha vuelto muy difícil para el cine encontrar financiación cuando se trata de temas provocadores o controvertidos. Y es mucho más seguro hacer lo que yo llamo un tipo de cine nostálgico“.
— ¿A qué se refiere con cine nostálgico? ¿Nostalgia de qué?
—Muchos cineastas, especialmente los más jóvenes, tienden a hablar de su infancia, de su primer amor… Es un cine que mira hacia atrás, hacia lo personal e íntimo, evitando temas incómodos o conflictivos del presente.
—Al mirar películas suyas como Europa, Europa o En la oscuridad, encuentro que sus personajes suelen encontrar una salida al dolor a través de la compañía, la solidaridad, el estar con otros. ¿Cree usted que eso sigue siendo posible? ¿Piensa que ese camino aún existe?
—Creo que puede ser posible, pero ese quiere decir que puede no serlo. Tengo un pesimismo existencial bastante profundo respecto a la humanidad, pero creo que, de alguna manera, la humanidad podría ser salvada por ciertos individuos.
“Y, sabe, respecto a la pregunta de por qué esas personas deciden hacer lo que hacen —aun cuando implica tanto riesgo, cuando les cuesta tanto, y cuando muchas veces ni siquiera es aceptado por la mayoría, por lo que podríamos llamar la sociedad estadística—, eso sigue siendo un gran misterio.
“Y ese misterio me atrae profundamente. Me hago esa pregunta una y otra vez: ¿de dónde proviene ese “gen” de la justicia, de la bondad? ¿Qué es lo que impulsa a ciertos individuos a actuar con tanta generosidad y valentía, incluso contra toda lógica o conveniencia?
“Yo solo quiero mostrar que el potencial del bien está siempre presente, incluso en los peores momentos. Incluso en los gulags o en los campos de concentración, ese potencial existe. Siempre es posible, porque el ser humano lo lleva dentro”.

Semana del Cine Polaco
A continuación se presenta la programación de películas y actividades especiales que se llevarán a cabo entre el martes 27 y el sábado 31 de mayo de 2025, en las salas Sala Magaly y La Salita:
- El martes se exhibió El rastro.
- Miércoles 28 de mayo
- Green Border (Frontera verde) – 8:30 p.m. – Sala Magaly
- Aktorzy prowincjonalni (Actores de provincia) – 6:00 p.m. – La Salita
- Jueves 29 de mayo
- Master class (charla) – 12:00 m.d. – Sala Magaly
- Šarlatán (Charlatán) – 6:00 p.m. – La Salita
- Goraczka (Fiebre) – 8:20 p.m. – La Salita
- Viernes 30 de mayo
- Mr. Jones – 8:30 p.m. – Sala Magaly
- Kobieta samotna (Una mujer sola) – 6:30 p.m. – La Salita
- Sábado 31 de mayo
- W ciemnosci (Una luz en la oscuridad) – 1:00 p.m. – Sala Magaly