
El Nobel de Literatura a László Krasznahorkai devuelve la atención a una literatura tan intensa como su historia, en el corazón de Europa. Krasznahorkai, con sus frases torrenciales y visiones apocalípticas, es heredero de una tradición cosmopolita de escritores que mezclan filosofía, humor oscuro y desesperanza.
Pero en Hungría han germinado otras voces esenciales del siglo XX y del XXI, muchas de ellas apenas conocidas en español, aunque ciertamente disponibles. Estos cinco autores nos invitan a seguir explorando ese territorio de memoria, ironía y belleza trágica.
Los elegí por lo relativamente fácil que es conseguir ediciones en español o en inglés en Costa Rica; lamentablemente, es cuestión de suerte, salvo en el primer caso, Sándor Márai, que gozó un renacimiento de popularidad hace unos años y, por ende, sus libros se encuentran en cualquier librería. Lo mismo sucede con Imre Kertész, el primer Nobel de su país.

Sándor Márai (1900–1989)
Una de mis novelas preferidas es El último encuentro (1942), donde traslucen el dolor y la nostalgia del Imperio Austrohúngaro a la vez que tiende un puente hacia un país que, entre las ruinas, se reconstituía. Testigo de la decadencia de la Europa central y de la violencia que asolaría el continente Márai escribe con un estilo clásico, introspectivo y lleno de melancolía.
En novelas como La herencia de Eszter o La gaviota también apreciamos lo que ejecuta a la perfección en El último encuentro: el ocultamiento de lo íntimo, la amargura por un mundo que se desvanece, y el pulso entre la ética personal y el caos de la historia. Dichosamente, hay varias ediciones en español y en inglés de las obras de Márai, de gran belleza.
Por cierto, el historiador costarricense Rodrigo Quesada Monge escribe sobre Sándor Márai en un libro excelente: La lógica de la nostalgia (imperial) (2015), Premio Nacional Aquileo J. Echeverría en la rama de ensayo.
Imre Kertész (1929–2016)
El primer Nobel de Literatura húngaro fue Imre Kertész, con su testimonio lúcido del Holocausto que abre paso a la sinceridad, el desencantamiento con los relatos posteriores sobre la guerra y el dolor de su nuevo país.
Sin destino (1975) narra el día a día del campo de concentración con una honestidad dolorosa, donde la tensión física se suma a la carcoma mental. Se emparenta con Krasznahorkai en que ambos exploran el absurdo y la supervivencia del individuo aún en contextos tan adversos a la entereza moral.
Su obra la edita Acantilado, como a su compatriota nobelizado, y por ende, está disponible regularmente en librerías del país, nuevo y usado. A ambos autores los traduce el chileno-húngaro Adán Kovacsics.
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Magda Szabó (1917–2007)
La puerta (1987) es una de las novelas húngaras más leídas en español y es sencillamente fascinante (en español la edita Mondadori). En el libro, nos encerramos en una prisión psicológica muy particular, en la relación cambiante entre dos mujeres que, en su aparente banalidad, nos va inquietando: todos sospechan de todos, como si fuera peligroso revelarse a los demás en cualquier grado.
Magda es una intelectual, aburguesada, desconectada del mundo; Emerence, la sirvienta, ha vivido en la carne el expolio nazi y la paranoia comunista. No se soportan, pero se necesitan; no se entienden, pero solo entre ellas se pueden decir ciertas cosas. Es una novela psicológica con pulso de thriller.

Ágota Kristóf (1935–2011)
Húngara exiliada en Suiza, escribió en francés y se ha difundido bastante en español. El gran cuaderno, La prueba y La tercera mentira forman una trilogía (Claus y Lucas) sobre la guerra, la identidad y la falsedad de la memoria. Escribe con una prosa minimalista, a veces muy cruel, que exige al lector en todo sentido. Austera, parca, seca. No es para todos los gustos.
El gran cuaderno (1986, editada por Seix Barral) nos cuenta de dos gemelos idénticos, a los que nadie distingue entre sí. En plena guerra, van a un pueblo a casa de su abuela, brutal. En ese contexto tan áspero, logran, entre violencia, nutrir su mente con todo lo que no pueden darles a sus cuerpos. Es un libro sobrecogedor, que desorienta incluso, pero muy potente.
Esperamos que pueda disfrutar de estos u otros libros de autores de Hungría, ahora que hay buena excusa. En otra ocasión, tendremos que hablar de su cine, también diverso y riquísimo.