
¿Desde hace cuánto nos estamos besando? Mucho más de lo que creíamos. Un nuevo estudio encabezado por investigadores británicos rastrea el origen del beso hasta entre 16 y 21 millones de años atrás, mucho antes de lo que se estimaba anteriormente.
La investigación, publicada en Evolution and Human Behavior, revela que el acto de juntar los labios, definido técnicamente como un contacto oral-oral no agresivo sin transferencia de comida, no es exclusivo de los humanos ni de los primates.
Hormigas, peces, albatros, osos polares y nuestros antepasados los neandertales también lo practicaban. Incluso existe la posibilidad de que neandertales y humanos modernos hayan llegado a “intercambiar saliva”, según señalan los autores.
El equipo, liderado por la bióloga evolutiva Matilda Brindle, de la Universidad de Oxford, enfocó gran parte del análisis en grandes simios como gorilas, orangutanes y babuinos. Sin embargo, la amplitud del comportamiento en especies tan dispares sorprendió a los científicos.
Matilda Brindle explicó que es la primera vez que se analiza el beso con una perspectiva evolutiva amplia. Sus conclusiones se suman a un creciente cuerpo de investigación que evidencia la enorme diversidad de comportamientos sexuales y afectivos entre nuestros parientes primates.
Aunque el beso no ofrece beneficios claros para la supervivencia o la reproducción, parece haber funcionado desde tiempos prehistóricos como un gesto de vulnerabilidad, confianza y afecto, no siempre ligado a lo sexual y común también entre padres e hijos.

A pesar de que pueda parecer un gesto universal, el beso solo está documentado en el 46% de las culturas humanas. Las normas sociales y el significado del gesto varían enormemente. Por eso, una pregunta clave sigue abierta: ¿es el beso un comportamiento evolucionado o una invención cultural?
Catherine Talbot, coautora y profesora asistente en el Florida Institute of Technology, señala que este estudio es apenas el primer paso para responderla. Sus autores esperan que futuros trabajos amplíen el registro de besos en animales no humanos utilizando la nueva definición estándar.
