Restaurante Doma, jueves, dos de la tarde, barrio Escalante. El pequeño cóctel de bienvenida se derrite, servido en un vasito de hielo. El salón principal está dispuesto para un nuevo espectáculo, más allá de la comida diaria, con una veintena de invitados repartidos en pocas mesas.
Veremos pronto la nueva colecció, otoño/invierno 2025, de la marca nacional Toribio & Donato, pero desde mucho antes del primer vestido o siquiera la primera modelo, la presentación ya comenzó. Es así porque vemos al camarógrafo distribuyendo su madeja de cables, probando las luces, moviendo el sillón. Los fotógrafos alistan sus fondos, su propia iluminación. Los meseros van y vienen.
Y los protagonistas, creadores de la colección de 35 piezas, aparecen y desaparecen. Óscar Hernández (Toribio) recibe a la gente sonriente, las acomoda en sus sillas, comanda a los meseros, explica la dinámica. Arriba, Donato Sánchez revisa los últimos detalles mientras, al lado, se finiquitan peinados y maquillajes de las modelos.
No habrá pasarela hoy. Ese ritual de la alta costura oculta tanto como revela. No se ven las manos que fabricaron correas, tiras, encajes ni lazos; en el misterio del desfile, la modelo emerge completa en personaje, pero no vemos el intrincado proceso de peinarla y maquillarla. Ni todo lo demás.

Toribio & Donato, una de las marcas de moda más reconocidas de Costa Rica, tiene su atelier en Doma, que incluye también el restaurante y el local de Florenflor, así como parte de la colección de arte Toribio Ulibarri.
La verdad es que todo se mezcla, porque las flores del diseñador Christian Acuña decoran múltiples rincones, el arte enmarca puertas, pasillos y ventanas, y el frenesí usual de un restaurante abarca desde el portón, frente al “farolito” de Escalante hasta el jardín trasero.
Esperamos en el salón, partiendo pequeños bocados, charlando en torno a copitas de vino blanco. Perlitas de sudor en la frente. Álvaro Arroyo y su asistente, Juliana Quesada, van y vienen con la cámara y planean cada fotografía. Frente a los comensales, se despliega un sillón amplio donde Óscar y Donato conversarán sobre la colección.
Pero haber abierto las puertas a la locura detrás de la creación de la moda ya dice bastante por sí solo.

Toribio & Donato: moda en busca de sostenibilidad
En un raro momento de calma en medio del barullo, Óscar se acerca a la mesa para contarme qué valor hay en mostrar su nueva colección de esta manera, dejando pasar a clientes y amigos tras bambalinas.
“Hay un valor muy importante, que es el de la confianza, y estoy abriendo las puertas de mi casa para que la gente me vea en la parte más íntima, en la parte creativa y de producción del lanzamiento de la nueva colección”, dice. “Aquí puede haber cambios, pueden pasar cosas, podemos correr mesas, podemos ajustar luces y quiero que la gente lo vea para que entienda el trabajo que que hay detrás y el esfuerzo de muchísima gente”.
— El formato de pasarela es muy hermoso, es tradicional y es muy vistoso. Pero, ¿qué te parece que oculta?
— Mira, la moda oculta mucho cosas, ¿verdad? La moda oculta injusticia, la moda oculta desigualdad, la moda oculta procesos.
— ¿Por qué es importante para vos incluir a las trabajadoras del taller, por ejemplo, en esta presentación?
— Yo creo que decir que la inspiración total de un diseñador nace de su interior o de su vida propia es muy mezquina. Creo que se inspira en las historias, las experiencias y las vivencias propias y de otras personas. Y esa cotidianidad, ese trabajo diario que se vive con nuestro equipo de trabajo, nos inspira, nos inspira a modificar cosas, a cambiar, a mejorar.
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Desde 2014, Toribio & Donato ha avanzado hacia un diseño cada vez más interesado en el concepto de sostenibilidad, urgente en la altamente contaminante industria de la moda. Hasta la marca más pequeña implica desperdicio, ensuciar, deterioro. Afrontarlo tiene implicaciones en todas las partes del proceso, desde el cultivo de materiales (o el uso de animales) hasta al compra final.
En gran medida, el peso recae en decisiones de diseño. Collective Fashion Justice, en su publicación Total Ethics Fashion, alerta a los diseñadores: “Como diseñador, es imperativo que consideres de qué estás obteniendo beneficios. ¿Reciben un salario digno tus trabajadores textiles y las demás personas en tu cadena de suministro? ¿Tus materiales son sostenibles o contribuyen a la crisis climática, la deforestación y el sufrimiento de los animales?“.
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Claro está, en un país como Costa Rica, caro para producir y distribuir cualquier cosa, con un mercado reducido, y donde los materiales alternativos son particularmente onerosos, el desafío abruma. En el caso de Toribio & Donato, enfatizan la trazabilidad de sus insumos y el uso de materiales como el cuero de cactus, que en esta colección es prominente, así como algunas mezclillas y otras telas trabajadas de manera que se contamine o desperdicie lo menos posible.
“Para nadie es un secreto en esta industria que el textil es uno de los de los impedimentos más grandes que existe dentro de la industria”, me dice Donato en una mesita apartada en el jardín. “Si vas a optar por un textil sostenible, debemos tomar en cuenta de que el precio de ese textil no es caro, es justo”.
Es decir: tomar esta vía cuesta, porque implica desde producción “limpia” hasta remuneraciones adecuadas. Con las condiciones disponibles, dice Donato, “no necesariamente el textil debe ser sostenible, el proceso puede ser sostenible”. Es una cuestión de grado, de buscar lo posible y que se mantenga rentable, y compensar de un lado lo que se pierde de otro.
“Para nosotros lo más importante a la hora de diseñar es saber qué tenemos dentro de nuestro país, o qué tenemos o qué tenemos en bodega, tomar esos rollos de tela y aplicarles un trabajo de creatividad”, explica Donato.

“Es lo que estamos haciendo en esta colección, porque si ves, es una paleta de color muy reducida, negro y azul”, dice. “Diseñar una colección en dos textiles donde hay 35 prendas tiende a ser un poco aburrido, pero si usted sabe desarrollar esas piezas, si analizó el textil y vio que podía adaptarse a diferentes siluetas, es ahí donde tiene la capacidad para explorar, para crear y para proponer”, argumenta el diseñador.
Mezclilla, cuero, organza. Juegos con el tono de los hilos, con el patronaje, las siluetas, las mangas; combinaciones distintas de los textiles, piezas más ajustadas, más entalladas, más voluminosas. Pieles reutilizadas, de segunda mano; flequillos, pantalones con apaletones que ocultan las costuras, drapeados en algunas faldas...
Algunas piezas más discretas, y muchas de ellas multifuncionales, para un “otoño/invierno” que en Costa Rica significa que al rato llueve y hace calor o llueve con frío o no llueve con frío o no llueve con calor.
Como acostumbra la marca, eso lleva a “piezas que sean muy funcionales y muy atemporales”, dice Donato, piezas que, “para la inversión que el cliente va a hacer sean totalmente atemporales y fácil de llevar en cualquier estación”.
Hasta se aprecian las personalidades contrastantes de Toribio & Donato en las prendas. “El furor y la calma”, como los describe Sánchez.

Presentar la moda por dentro
Volvemos al furor. Las mesas repletas de gente conversando, comentando detalles de las prendas que han ido pasando. Algunas invitadas suben al taller, en el segundo piso, donde pueden conocer a las trabajadoras, las máquinas, los materiales en crudo y los espacios donde día a día se fabrican las prendas que tanto aprecian.
Parece que aquí pasa de todo y la realidad es que sí, pasa de todo a diario. “Queremos que que la gente vea que Toribio & Donato no solamente es moda; es gastronomía, mixología, arte, diseño. Hay una historia detrás de todo lo que hacemos, rostros que nos acompañan y es lo que estamos contando hoy”, comenta Toribio.
La tarde languidece. Las modelos caminan de un lado a otro,posan en el sillón, en el pasillo, en las gradas, en el showroom. Las invitadas toman café o vino. Conversan. Óscar pasa de mesa en mesa a conversar.
La brevedad de las pasarelas oculta el tiempo invertido en las prendas. Ver cómo fluye una tela sobre el cuerpo es cosa de un vistazo, el milagro del diseño bien pensado y bien ejecutado. Pero para llegar a ese destello se necesitan múltiples voces y cuerpos, que aquella tarde en Doma pudieron compartir el furor y la calma, la labor y su resultado.
