No importa que su hoja de vida esté llena de reconocimientos o que sus obras se hayan expuesto en destacados recintos internacionales; según Crisanto Badilla él es “inexistente” para el movimiento artístico costarricense.
Sin embargo a este pintor, escultor y catedrático -de 80 años de edad- eso no es algo que le atormente. Él vive feliz y orgulloso de su obra.
Desde el día que llegó al mundo el arte corrió por las venas de Badilla, sobre todo gracias a la familia de su madre, conformada por talentosos artistas que influyeron en este inquieto y valiente herediano, que desde el 2015 es participante ilustre de cuatro bienales en China y que espera volver a ser elegido muy pronto.
Para este valiente creador el arte debe compartirse y, por eso, no dudó ni un segundo cuando se enteró de la posibilidad de formar parte de muestras artísticas en esa nación asiática.
“El arte se hace y debe mostrarse, sería como alguien que haga un libro y no lo publique”, afirmó Badilla durante una entrevista con Áncora. En esa misma línea, Badilla recuerda que algunos de sus familiares tenían mucho talento para el arte pero al moverse en círculos cerrados terminaron pasando desapercibidos.
Aunque asegura que ni el reconocimiento ni el dinero son su motor, sí siente una gran satisfacción en esta etapa de su vida, al saber que sus obras han viajado hasta el otro lado del planeta representando a Costa Rica.
Arte y vida
Nacido en 1941, Crisanto Badilla recuerda que desde su infancia el arte se le escurría por las manos. No lo podía contener. “Empecé como todo niño que tiene esa parte interna que quiere salir por medio de dibujos, con una actitud autodidacta, como debe ser porque las inquietudes llevan a eso, es un deseo de conocimiento y de abrir libros y buscar datos”, recordó.
Sin embargo, cuando llegó el momento de ir a la universidad, se inclinó por otras áreas con la intención de ser más útil en los negocios de su padre. Pero el fuego artístico que tenía dentro le provocó la necesidad de independizarse -y como ya practicaba el arte de forma autodidacta-, entró a la escuela de Bellas Artes de la Universidad de Costa Rica (UCR) con el objetivo de obtener un título y convertirse en profesor.
“Lo hice motivado por mi edad, porque ya sentía que iba avanzando, aunque era joven todavía, pero todos sentimos que el tiempo va avanzando”, confesó.
Fue así como logró convertirse en profesor universitario, primero en la Universidad Nacional y luego en la UCR, en donde fue nombrado catedrático en el año 1995.
“La escultura es apasionante y la inspiración artística es algo con lo que se nace. Es como el músico que nace con un oído musical y ahí no hay cuento, así es. Se puede dirigir y hacerlo crecer, pero eso está ahí”, afirmó Badilla.
Ya sea desde la academia o desde las diferentes expresiones artísticas, Badilla nunca se ha quedado quieto para expresar y compartir lo que lo mueve. “Me he metido de lleno en varias cosas, tal vez eso, como yo mismo he reflexionado, no es lo correcto, porque no se puede avanzar en tres frentes al mismo tiempo. Sin embargo, la satisfacción que da, sí compensa”, afirmó.
En este sentido, el herediano comparte la idea de que en Costa Rica el artista no puede vivir de sus obras. El dice haberlo presenciado en amigos cercanos y familiares que, según afirma, la veían mal y muchas veces tenían que hacer obras no porque les gustaran sino porque tenían que venderlas.
“El artista nacional o internacional siempre ha dicho que vivir del aire es muy complejo y, por eso, siempre han tenido que tener otros trabajos ya sea como profesores, trabajos afines o algo totalmente diverso. Aún así, el artista siempre saca el tiempo para el arte”, aseguró.
El artista nunca está bien en ninguna parte del planeta, son algunos poquitos los que lo logran, pero así es. Si uno sabe eso y lo que quiere es hacer cosas en las que uno se realice y en donde uno mismo se sienta bien, entonces así sí funciona para uno”
— Crisanto Badilla, artista costarricense
Badilla, al igual que casi todos sus colegas, sacó el tiempo para el arte y vio coronado su esfuerzo con varias distinciones a través de su vida. Por ejemplo, ganó el Premio Nacional de Escultura Aquileo J. Echeverría, en 1973, y el Premio Centroamericano de Escultura Juan Rafael Chacón, en 1976.
Además, recuerda con especial afecto cuando se quedó con el primer premio centroamericano por Costa Rica en el Concurso de Pintura XEROX, realizado en Nicaragua. “Fue una situación fuera de lo normal, porque superé a los artistas consagrados del momento y eso fue simpático”, detalló.
Vitrina distante
Desde el 2015, Badilla ha encontrado en tierras lejanas una gran plataforma para exhibir su arte. Tal oportunidad le llegó por mérito propio, pero sobre todo por la valentía y el convencimiento de que debía compartir sus creaciones.
“Ese año, el agregado cultural de la Embajada de China vino a la casa del artista en Guadalupe y le presentó una invitación general. La invitación era a nivel nacional, para que los interesados se inscribieran y mandaran imágenes y datos para ser evaluados para ver si se entraban en la selección. Así fue cómo inició esto de las bienales, que no solo son de pintura sino también de escultura”, explicó Badilla.
Sin dudarlo, se animó a inscribirse y envió datos de una escultura y una pintura que coincidían con los lineamientos de las muestras de ese año. Al tiempo recibió una grata sorpresa, pues fue notificado de que Turistas en Guanacaste, una pintura al óleo, había sido seleccionada para la sexta Bienal Internacional de Arte, en Beijing, China.
Con su inagotable curiosidad, don Crisanto recuerda que lo primero que pensó al recibir la noticia fue en cuáles habrían sido las razones por las que la escultura no resultó elegida. “Siempre uno se cuestiona esas cosas, que tal vez no tienen sentido”, reconoce entre sonrisas.
“Siempre hay razones para que los jurados elijan, resulta que la pintura les agradó, ellos siempre trabajan con temáticas y la manera en que se presentó, pues funcionó. La obra se llama Turistas en Guanacaste y así como la geografía oriental resulta exótica para uno, así también funciona para ellos. Mi pintura tiene algo de paisaje y figura humana y en mi sentir están en Guanacaste, son unas mujeres pero no son reales”, describió.
En total, Badilla ya ha participado en cuatro bienales de esa nación, específicamente en las ciudades de Beijing, Shenzhen y Dafen. De hecho, el Museo de Arte de China se interesó en su obra llamada En el jardín y se la solicitó como donación para formar parte de su colección de arte, a lo cual accedió gustoso. “Fue una petición formal y me pareció muy interesante, así que acepté y me dieron el certificado de donación”, destacó.
Posteriormente, en el 2020, el museo de la ciudad de Dafen le ofreció comprar su pintura al óleo Hombre joven con sus amigos y sueños, con la que había participado en la segunda Bienal Internacional de Pintura al Óleo, en Dafen. Tal acontecimiento le generó una enorme satisfacción.
Para mí, participar en estos eventos de cultura y sentirme por un momento parte de un grupo de artistas internacionales que formamos un tejido de ideas, colores, pensamientos y mandar las obras a volar por el espacio, a sus destinos de reunión con otras obras, es muy estimulante. Es por un instante formar parte de movimientos globales, de un presente transformador”.
— Crisanto Badilla, artista costarricense
“No se trata de cuánto pagaron, lo importante para mí es que la manera en que yo hice la pintura les gustó, la encontraron suficientemente importante como para que formara parte de su colección. Asimismo, que del grupo de personas hayan escogido una pintura mía y que para ellos refleja a nuestro país, es una gran alegría”, destacó.
Sobre esta pintura, Badilla explicó su inspiración. “Presento a un hombre recostado a un árbol y rodeado por sus amigos, que son unos perros, como una representación poética en la que el árbol luego se transforma en el follaje y aparece un bote que son sus recuerdos. Es una obra que tiene elementos de poesía, además de que los colores, que son los nuestros, a ellos les gustó. Para mí es muy importante, porque en nuestro movimiento artístico yo aquí no existo como pintor”, afirmó.
Además de las obras mencionadas, con la pintura al óleo Encuentro de Culturas, Badilla participó en la primera Bienal Internacional, realizada en la localidad de Shenzhen, en 2018.
Para Badilla, haber formado parte de estas muestras artísticas ha sido un honor, pues según recuenta, durante la última década el número de países y regiones participantes ha pasado de 45 a 113, mientras que el número de artistas que han formado parte ronda los 5.000.
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El artista volvió a enviar material para la edición del presente año, cuyo tema a raíz de la pandemia es la Luz de la vida. Según explica, es un tema muy abierto, pero tiene como añadido que debe estar relacionado con las Olimpiadas de Invierno que tendrán lugar en ese país, el próximo año. Reconoce que es un tema que le parece lejano a lo que está acostumbrado, pero eso no lo desanimó para participar una vez más.
“No hay que cerrarse y decir que uno no tiene nada que ofrecer porque soy del trópico, que no conozco y que por eso no voy a participar. Eso es una torta. ¿Por qué echarse para atrás cuando una obra de arte es algo ficticio? Estoy participando, a mi manera, con lo que uno tiene en la cabeza y piensa que son los juegos de invierno”, sentenció con gran ánimo.

Con el ímpetu que lo caracteriza, Badilla plasmó sobre el lienzo lo que sería su participación para la bienal de este año. “Yo me fui por algo más a mi estilo, escogí de nuevo un paisaje con unas cumbres con nieve, como en las que participan los esquiadores y en el centro aparece un edificio con funiculares, que adapté para que no destacara sino que se incluyera dentro del tratamiento de las rocas y las montañas”.
“En primer plano aparecen unos personajes que son los agentes de salud que atienden covid, porque la pintura tiene que relacionarse con el momento histórico y los atletas se ven bajando diminutos en la inmensidad de la nieve. Sin embargo, lo principal son los agentes de salud con sus uniformes y el ambiente de la naturaleza”.
Al momento del cierre de esta edición, el pintor no había recibido noticias sobre su selección. Sin embargo, pero pase lo que pase, nadie le quita lo vivido. “Es una actividad que hay que estar participando año con año, a mí me ha gustado y me ha motivado a tener que pintar”, concluyó.