El fotógrafo Alejandro Cegarra, dos veces ganador del premio World Press Photo, llega a Costa Rica con el libro de fotografías sobre la migración Dos muros. El fotógrafo Alexander Arias y el sociólogo Guillermo Acuña presentarán el fotolibro en el Centro Cultural de España este martes 16 de setiembre a las 7 p. m. A continuación, un texto sobre el proyecto compartido por Cegarra.
Desde el inicio de la humanidad, hemos estado en movimiento. Cada vez que el clima era adverso, que las fuentes de alimento se volvían escasas, que la economía colapsaba o que un conflicto armado devastaba la tierra, las sociedades migraban. Está en nuestra naturaleza, pero desde hace alrededor de 100 años hemos comenzado a poner límites a ese movimiento, imponiendo controles fronterizos y creando mecanismos para controlar la migración. Esta es la historia de personas lo suficientemente tercas como para negarse a permanecer en un solo lugar y aceptar que les digan dónde detener su camino.
Esta historia se desarrolla en México, que alguna vez fue un santuario para quienes buscaban asilo, recibiendo a los migrantes con los brazos abiertos. Sin embargo, en los últimos siete años, México se ha convertido en coejecutor de las políticas antimigratorias de Estados Unidos.
El que fuera un refugio hospitalario ha sucumbido a redadas frecuentes, negativas de visas humanitarias, deportaciones aceleradas, el desmantelamiento repentino de caravanas migrantes y una creciente presión sobre solicitantes de asilo en las ciudades fronterizas. Estas medidas han sido implementadas en respuesta a las demandas persistentes de varias administraciones estadounidenses, todas defensoras de políticas migratorias más estrictas.
Como resultado, miles de migrantes y solicitantes de asilo se han visto obligados a esperar en ciudades fronterizas peligrosas, a menudo en campamentos improvisados extendidos en zonas de alto riesgo del lado mexicano, con frecuencia controladas por autoridades corruptas y cárteles de la droga. Estas condiciones agravan aún más las dificultades de quienes buscan refugio.
Al negar el asilo y convertir a México en coejecutor, Estados Unidos y México han añadido nuevas capas a un muro ya de por sí imponente, dejando varados a quienes más necesitan protección en una lucha insondable, detenidos por una barrera física, psicológica y administrativa que se erige como un monumento a la separación, diseñado para cerrar las puertas que alguna vez prometieron refugio. En cambio, los conduce a un laberinto de incertidumbre. Estas políticas son un testimonio desalentador de la desconexión entre la política del poder y la situación de los más vulnerables.
Mientras el mundo observa, debemos reflexionar sobre las profundas implicaciones de esta realidad migrante y exigir cuentas a los políticos detrás de estas políticas. Este proyecto es un llamado a la acción, que nos insta a desmantelar las barreras y los obstáculos sistémicos que confinan a migrantes y solicitantes de asilo en este calvario interminable. Solo mediante la comprensión colectiva, la empatía y un renovado compromiso con los derechos humanos podremos abrir un camino hacia un futuro más compasivo e inclusivo.