Peyo es un caballo que ha transformado los cuidados paliativos en Francia, específicamente en el Hospital de Calais, donde brinda acompañamiento a pacientes con enfermedades terminales.
Su cuidador, Hassen Bouchakour, fue quien descubrió la singular sensibilidad de Peyo. Notó que el animal se detenía espontáneamente frente a personas enfermas, que parecía percibir su sufrimiento. Por esta cualidad, el caballo se convirtió en soporte emocional de las personas que visita en el centro médico.
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Bouchakour dejó su carrera profesional para dedicarse al cuidado de Peyo y a las visitas hospitalarias. A través de su cuenta de Instagram, comparte reflexiones sobre el acompañamiento al final de la vida. “Un año con 186 almas fascinantes que hoy descansan en paz”, escribió en uno de sus mensajes. En otro, dedicó palabras a Thérèse, una paciente que falleció junto al caballo: “Así es como yo quería morir (…) entre la gratitud y la risa”.
El trabajo de Peyo en el hospital
Peyo es capaz de señalar con una de sus patas las habitaciones donde se encuentran pacientes que necesitan consuelo. Ha acompañado a más de 1.000 pacientes en la etapa final de sus vidas y ha establecido una conexión emocional profunda con cada uno de ellos.
El equino, que está entrenado para comunicarse por medio de señales, se somete a un riguroso protocolo sanitario para ingresar al hospital.

Estas visitas se realizan como parte del programa de la organización Les Sabots du Coeur. Dicha entidad promueve terapias asistidas con animales. La presencia del caballo ha tenido efectos positivos documentados. El personal del hospital indica que su compañía ha ayudado a reducir la ansiedad y la sensación de soledad.
En algunos casos, disminuyó el uso de analgésicos. Este impacto se extiende a los familiares y trabajadores de la salud. Ellos se benefician de la atmósfera de calma que genera la presencia del equino.

Vida y Bienestar del Animal
Peyo vive en libertad, en contacto con la naturaleza, fuera del entorno hospitalario. Recibe atención constante. Las visitas que realiza son voluntarias. Se programan considerando su estado emocional y físico.
El uso de animales en los cuidados paliativos está respaldado por estudios médicos. Expertos señalan que su compañía estimula la liberación de endorfinas y oxitocina. Estas sustancias ayudan a aliviar el dolor y la ansiedad.