El nombre Majida, de origen árabe, significa poderosa y gloriosa; sin embargo, la actriz colombiana Majida Issa no busca proyectarse así. Ella es una mujer dulce, entregada al público y a su profesión, pero sobre todo, aterrizada. Sabe cerrar ciclos aún cuando su nombre y su carrera están en la cima del reconocimiento. Si hay algo a lo que se aferra es a hacer lo mejor para su audiencia. Vive enfocada.
Este 25 de abril, a las 9 p. m. de Costa Rica, Telemundo Internacional estrenará en Latinoamérica Operación Pacífico, un drama policial que es protagonizado por Majida Issa, quien da vida a Amalia Ortega, una “brillante y valiente mujer con una doble vida como esposa y madre y como capitana de la Unidad Secreta de Investigación de la policía”.
Esta vez, su papel está “del lado correcto de la historia”, pues tiempo atrás fue mundialmente conocida por su trabajo como Yesica Beltrán, la malvada “La diabla” en Sin senos sí hay paraíso.
La colombiana, de 40 años, conversó con La Nación de esta serie de 60 episodios, pero además contestó preguntas relacionadas con su trabajo y de su vida personal, incluyendo su ruptura con el actor Andrés Sandoval (Rosario Tijeras y La reina del flow), quien tiempo atrás declaró que él le hizo daño a Majida durante la relación. Ella es una mujer poderosa.
“Filmada en México y Colombia, Operación Pacífico es el nuevo drama policíaco que presenta las historias del narcotráfico desde el punto de vista de los héroes anónimos que tratan de evitar que el mal triunfe. Amalia Ortega (Majida Issa) pone en riesgo su carrera, su vida y la de su familia en su lucha por capturar a El Guapo (Julio Bracho), un misterioso y poderoso narcotraficante mexicano. Solo su enfoque y determinación la ayudarán a cumplir su misión”.
--Ahora conoceremos a Amalia Ortega... en esta nueva serie la vemos en un papel diferente, del lado correcto de la historia en comparación con el trabajo de La diabla. ¿Cómo fue este proyecto para usted y qué podemos esperar de Operación Pacífico?
La serie es absolutamente seductora. Te atrapa desde el capítulo uno. Tiene una trama interesante porque presenta el lado bonito, humano y muy especial de una mujer que se mueve en un mundo de hombres. Tiene posición, valentía, carácter y también es mamá, esposa, mujer: muestra lo qué pasa con las mujeres que tienen una vida exitosa profesional y cómo pueden nivelar su vida personal.
“Es una serie muy bonita. Fue tan retador y bonito hacerla por sus niveles de producción altísimos. Fueron retos increíbles que vivimos como actores. Si ven el primer capítulo el 25 de abril, sé que la van a disfrutar increíblemente. Se los advierto.
--¿Qué le dejó la serie? ¿Qué tenía de especial?
Cosas maravillosas: me reconcilió con mi profesión. Fue tan bonito poderme enfrentar a un personaje tan bien estructurado, tan bonito y armado. (...) Tuve la fortuna nuevamente de poder trabajar en la casita, en Telemundo. Eso me hizo muy feliz, poder crecer con un elenco increíble a mi lado que me hizo crecer como actriz también. Son actores de primera línea, no se sabe cuál es mejor que el otro.
“Los personajes estaban bien escritos, muy estructurados. La serie me deja un sabor de boca tan bonito al haber podido estar al otro lado de la moneda: pasé de contar toda esa historia de La diabla, a poder contar lo que pasa ahora en Latinoamérica: que los buenos somos más.
“Qué lindo poderles contar este otro lado de la historia, qué rico poderles contar, además, el lado real de la sociedad y la política en el narcotráfico hoy en Latinoamérica. Contamos una historia moderna mientras entramos en las profundidades de las problemáticas reales de nuestros países latinoamericanos y también las problemáticas reales de nosotros, como seres humanos.
LEA MÁS: Sandra Echeverría se rebela contra los estereotipos que la oprimieron por su apariencia
--Usted cuenta que se reconcilió con su carrera. ¿A qué se refiere?
A que hace mucho no recibía una historia tan especial en todos los sentidos. Un libreto muy bien escrito y personajes bien estructurados desde el papel. Todo el proceso de entrenamiento y de preparación física y mental para el personaje y su construcción fue increíble. Se unieron todas las cosas de manera especial, se alineó todo y fluyó de manera bonita. El resultado va a hablar por sí solo. En mi carrera me he enfrentado a proyectos donde no todo es tan armonioso y no está ligado.
--Es sabido que su gran amor siempre ha sido el teatro y de que usted es una artista muy aterrizada. Hace unos años le llegó el papel de Yessica Beltrán y obtuvo gran reconocimiento, luego decidió dejar el proyecto y al personaje antagónico de Sin senos sí hay paraíso. No se aferró. Parece ser una mujer muy enfocada en el trabajo más allá de buscar figurar…
Hay una cosa a la que sí me aferro y es al amor que le debo a los televidentes y a la gente que ve mi trabajo. Mi respeto hacia el televidente va más allá que cualquier personaje que yo pueda interpretar. El televidente se merece que haga cosas distintas, que cuente historias desde otros puntos de vista, que haga personajes interesantes, que me atreva y me arriesgue a lo desconocido, a hacer personajes diversos.
“Cuando algo funciona a veces uno se quiere quedar ahí, pero el lugar cómodo no siempre es el indicado. He tomado decisiones porque quiero devolverle mucho amor al televidente. Eso es algo que no tengo cómo pagar. También, por eso busco meterme en esos problemas a nivel profesional, para hacer cosas distintas y que las personas que me siguen puedan realmente tener cosas diferentes que ver y disfrutar. Es lo mínimo que puedo hacer”.
--Ser actriz fue su sueño desde niña. ¿Cómo se siente en este momento de su carrera luego de tanto trabajo destacado?
Me siento en un momento de mi carrera distinto, sobre todo después de lo que nos pasó estos dos años con la pandemia, después de darme cuenta que a veces todo lo que uno proyecta no necesariamente es lo que le conviene o pasa. Me siento un poco más reposada, un poco más tranquila. Al mismo tiempo siento muchas ganas de hacer muchas cosas que se nos quedaron ahí, en pausa, durante estos dos años.
“Estoy valorando mucho más nuestro trabajo y nuestras historias, que finalmente nos salvaron estos dos años estando en casa, viendo lo que hacían en diferentes países, conociéndonos más como latinoamericanos. Me siento profundamente orgullosa de lo que hemos logrado como latinos contando nuestras historias. Creo que estamos como en un renacimiento después de estos dos años y valorando cada vez más lo que hacemos. Ahora, cada vez que estoy en un escenario, lo valoro 10.000 veces más. Vamos a ver qué viene.
--Esta carrera es su vida, su pasión, pero también es un sueño muy demandante. ¿Cómo ha impactado esto su vida personal?
Sí. Es un muy demandante a nivel de tiempo, de logística y de vida. Pero también es una carrera que me alimenta el alma. Soy feliz con lo que hago y lo importante para que una persona se sienta plena es que haga lo que le hace feliz (...).
“Sí, cuando uno está grabando tiene problemas de tiempos para compartir con la gente que quiere, debido a que las grabaciones, horarios y jornadas son muy demandantes. También está este otro lado de una persona que se siente feliz y realizada haciendo lo que le gusta, pues es una persona que ama y vive de una manera feliz, libre y tranquila. Yo siento que no me arrepiento de nada de lo que ha sucedido en mi carrera y en mi vida personal. He aprendido mucho y sé que lo que viene también será de aprendizaje para mejorar. Aquí sigo en el camino.
--Ahora que menciona el tema personal, ¿cómo se logra salir de una relación que se torna dañina? Me refiero a lo que ocurrió hace algunos años con Andrés Sandoval. Cuando leía el significado de su nombre Majida, resonaba la palabra poderosa: ¿Cómo logra una mujer dejar algo que la lastima?
En las relaciones de pareja, en las relaciones de amistad e incluso en las laborales, es difícil tomar las decisiones de decir: ‘hasta aquí' y luego responder con un ‘no sigo, esto no lo permito’. No es fácil y menos cuando hay lazos amorosos, yo creo que aunque duela hay que tomar la decisión; uno no puede estar en un lugar donde le hacen daño o hace daño. Las relaciones que no se construyen de una manera sana no te hacen crecer en ningún sentido, es como si te pusieras un montón de ataduras. No vas a poder caminar, estás construyendo y sembrando donde no es. Si no hay tierra fértil ahí no va a salir una plantita.
“Esas decisiones me han costado trabajo en mi vida y aunque me demoro en tomarlas el día que las tomo no hay una vuelta atrás. Tomo las decisiones y no hay dudas, por más de que duela. Creo que, en gran parte, las mujeres en Latinoamérica hemos tenido que saber asumir esos roles también. Tengo una cantidad de amigas que son madres solteras, que han tenido que vivir cosas muy difíciles, tomar las riendas de su vida y decir: ‘hasta aquí, esto no me conviene o no lo quiero’.
“Las mujeres tenemos la capacidad y los hombres también tienen la capacidad de reinventarse, de resurgir, de cambiar de opinión y de volver a tomar decisiones que mejoren la vida de cada uno. Todos estamos en nuestro derecho de decir: ‘no más, no quiero un día más de maltrato. No me lo merezco. No tengo porqué vivir así’. Me parece importante que esos temas se pongan sobre la mesa.
“Hay que aprender a hablar. Cuando hablo con mis hermanas pensando en mi sobrina, que es chiquita, pienso que hay que aprender a hablar, aunque pensemos diferente. Hay que aprender a hablar y a saber decir que hay cosas que no son válidas. Me parece importante que eso esté en la educación de nuestra niñez y en nuestras familias. Podemos decir: ‘no quiero seguir así’, a pesar de que exista un lazo amoroso”.