Ser intérprete de Lengua de Señas Costarricenses (Lesco) no es solo un trabajo para Joselyn Sancho, es más bien una forma de vida y hasta un lazo de amor con sus padres. Ella es una persona oyente, hija de una papá y una mamá sordos.
Para su trabajo se ha preparado desde que tiene memoria. La primera palabra que expresó fue leche y lo hizo a través de las señas: tenía seis meses. Actualmente es intérprete en los canales Tigo Sports y tiene participaciones esporádicas en Multimedios, canal 8 y en el 13, medios que han tenido la iniciativa de ser inclusivos en sus espacios o en algunos de ellos.
Detrás de la labor de esta joven madre (tiene dos hijos: Tyron, de 8 años y Samuel de 6), hay toda una historia de resiliencia y, sobre todo, de empatía, pues desde muy niña entendió las barreras que existían en la sociedad para las personas sordas. Hace dos décadas había quienes se burlaban de su mamá y sus amigos cuando los veían hablar en señas.
Ser hija de padres sordos
Joselyn se crió con su mamá y su padrastro, ambos tienen la condición de sordera profunda.
“Crecí en una casa humilde, vivíamos en un ranchito. Yo hablé primero en señas que en español. Desde muy pequeñita siempre fui los oídos de ellos”, recordó.
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La intérprete era quien atendía a sus vecinos cuando llegaban a dar algún mensaje y posteriormente ella se lo comunicaba a sus papás.
“Siempre estaba pendiente del entorno así estuviera jugando cocinita. Eso desde los cuatro años. Yo iba a la pulpería y compraba lo que mi mamá me decía. El Lesco, antes, se veía con malos ojos, rechazaban a las personas sordas, se burlaban de ellas, supe lo que era ir caminando con mi mamá y su amiga; ellas se detenían a hablar en señas en la acera. Eso es parte de lo que vivimos los hijos de personas sordas. Iba con ellas y un grupo de muchachos empezaron a burlarse de ellas, les hacían como monos. Siempre pasaba lo mismo. Cuando yo crecí me devolví y les dije algo y ya no se volvieron a burlar”, contó.
Joselyn considera que su infancia fue distinta y que le tocó “madurar” con precocidad. Su relato está cargado de anécdotas.
“Una noche escuché que la caja de breaker hizo corto circuito. Me desperté. Me levanté de golpe, les señalé, ellos se preocuparon. Revisaron, no pasó nada, pero duré 15 días sin dormir bien porque creía que si pasaba algo y nos incendiábamos todos sería por mi culpa”, comentó.
Entre risas recuerda que, en su momento, se aprovechó un poco de ser la intérprete de sus papás, pues cuando había entrega de notas en la escuela y la madre preguntaba cómo se portaba su hija ella le interpretaba a su mamá “que bien”, aunque era todo lo contrario.
“Recuerdo que, mientras mis compañeros jugaban en el patio, yo me quedaba en el aula para poder comunicar a mi mamá y a mi maestra. En ese tiempo se sabía muy poco de Lesco.
“Recuerdo que mi engaño sobre mi comportamiento no duró mucho porque luego mi mamá empezó a ir con mi tía”, dijo.
Los fines de semana eran todos muy parecidos. Sus papás acudían, en tiempos donde no había tanta tecnología, a reunirse con miembros de la Asociación Nacional de Personas Sordas de Costa Rica. Siempre se reunían a convivir en la Plaza de la Cultura, en San José.
“Yo era feliz porque todos los viernes me compraban una cajita feliz. Mis papás iban para convivir con otras personas sordas, así se reunían. Eso vivimos las familias de personas sordas. Siempre estuve muy inmersa en la comunidad”.
Un camino que siempre estuvo marcado
Joselyn vivió con sus papás hasta los 17 años, en ese momento inició su propia familia. Pasó mucho tiempo sin trabajar, ni estudiar, luego se dedicó a sus hijos.
Tras sobreponerse a una depresión, que se desató tras la pérdida de su abuelita materna -a quien consideró su mamá oyente-, además de recordar un abuso (prefiere no profundizar en este espisodio) que sufrió a los siete años, Joselyn pensó en que quería estudiar.
“Me decían que era buena para interpretar. Entré a la Universidad de Costa Rica, saqué los seis niveles de Lesco, conocí a Ariana Solano (presentadora intérprete de Multimedios) y ella fue la primera que me dio un trabajito. Así empecé a darme a conocer. La comunidad me acepta mucho. Trato de actualizarme.
“Empecé a trabajar en esto porque mi mamá me forjó, pues desde pequeña me enseñó a interpretar para ella y sus amigos. Para mí es muy valioso hacerlo porque conozco las barreras y cosas que se viven. Antes no se sabía Lesco y tuve que ser intérprete de mi mamá desde pequeñita. Esto me ha dado un chip de empatía. Lo que viví me hizo entender las situaciones que viven los sordos. Por eso me gusta tanto mi profesión: trabajo y ayudo a una comunidad”.
Hoy, mientras trabaja en televisión o como intérprete en conferencias de prensa o para instituciones, su mamá Nancy Bonilla es quien cuida de sus hijos. Hay quienes le dicen que si no le parece peligroso que siendo su madre una persona sorda se encargue de los niños.
“Yo les digo que me vean a mí. La persona que cuida mejor a sus hijos es una persona como mi mamá, pues así está más pendiente”, comentó.