Hubo un momento en mi adolescencia en el que pensé que la única forma de ver series de animación asiática sería por medio de YouTube, con cada episodio dividido hasta en diez pedazos (porque en sus inicios, YouTube restringía la duración de sus videos).
Era la época en que si uno no tenía un cable que ofreciera el canal Locomotion –después bautizado Animax–, no había forma alguna de terminar de ver Neon Genesis Evangelion (sin censura, por favor).
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Crunchyroll comenzó tímidamente casi al mismo tiempo que YouTube, en el 2006. Al inicio no había garantía de legalidad: lo mismo subían material con licencia que fansubs (término que significa que quien subtituló el episodio fue otro fan de la serie).
Actualmente, todo el contenido es legal. En el 2009, dejaron de depender del contenido subido por sus usuarios y, desde entonces, se han dedicado a perseguir a distribuidoras asiáticas para poner en regla sus programas.
Por ejemplo, en el 2014 consiguieron permiso para transmitir para el reboot de Sailor Moon, Sailor Moon Crystal . Ofrecían los episodios horas después de su emisión en Japón y con subtítulos –profesionales– en inglés, español y portugués.

Crunchyroll se jacta de tener en línea 25. 000 episodios de distintas series de animé. A la fecha ofrecen aplicaciones en dispositivos móviles con iOS, Android y Windows Phone. Se puede descargar a plataformas de videojuegos –Playstation, Xbox, Nintondo WiiU– y en dispositivos de tele en línea como el Apple TV, Chromecast y Roku.
La calidad de los programas, sin embargo, depende. Si no se pagan los ¢2.490 de la suscripción premium , hay que conformarse con los episodios que liberan de forma gratuita (con el riesgo de que algunas veces la calidad de imagen es mediocre).
El catálogo es amplio, pero no infalible. Para ver Naruto , por ejemplo, hay que tener un VPN confiable o resignarse a la secuela, Naruto Shippuden . Está la serie de piratas One Piece , pero no está Cowboy Bebop .
Netflix ha intentado competir con Crunchyroll transmitiendo hasta una serie propia – Knights of Sidonia – para robarle público. Por ahora, es evidente quién lleva las de ganar.
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Para el fan envenenado, la suscripción de Crunchyroll vale lo que cuesta. Para el espectador casual, es mejor aguantar la versión gratuita y pagar, en su lugar, la cuenta de Netflix.
Aún así, en ninguna de las dos se puede ver Neon Genesis Evangelion . Esa solo se consigue ‘ilegalmente’ en YouTube.