“Yo como que empujo un poquito, para que esa persona que viene a mí vuelva a estar bien”, así describe Andrés Martínez su trabajo como tatuador, específicamente cuando inmortaliza en la piel de extraños el recuerdo de una persona que ya no está. Para él, esa es la parte que más ama de su trabajo.
Con apenas 30 años, este joven y talentoso costarricense ya tiene entre sus vitrinas siete premios internacionales, los cuales validan su trabajo. Esta pasión inició a sus 18 años, cuando decidió por primera vez adentrarse de lleno en esta profesión; renunció a su trabajo y abrió su primer estudio, en el 2013.
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A partir de ese momento, su fama comenzó a crecer. Exponerse en redes sociales lo llevó a vivir los mejores momentos en medio de la tinta, pues al viralizarse su trabajo rápidamente recibió invitaciones a convenciones en Panamá, México y Guatemala; todo en cuestión de meses.

Hizo contactos, amigos y gente nueva en el medio. Pasaron tres años para que su trabajo llegara a Europa y su primera gran experiencia fue un evento en Francia. Para alcanzar ese sueño tuvo que costearse el pasaje, por lo que vendió lo único que tenía en aquel momento: su carro.
El sacrificio valió la pena, porque aunque se quedó sin carro, aquella venta lo llevaría a conocer más lugares y a participar en más eventos.
“Después del primer evento en Francia me empezaron a conocer más jóvenes de aquel lado, que realizan más eventos. Ellos querían que yo tatuara ahí también, para la gente de allá (Europa). Por lo general, la gran mayoría tatuaba en blanco y negro y yo lo hago a color“, comentó.
“Yo igual tatúo en la categoría de realismo, pero a ellos les encantaba mucho ver las combinaciones de color y animales. En resumen, les gustaba porque se respetaba el espacio de realismo y de color”, explicó.
A este tipo de tatuaje, Andrés le llama fotorrealismo, porque son retratos de personas. “Como lo que hace un fotógrafo, pero de retratos en pintura”, dijo.
Las competencias en las que Martínez ha ganado se han desarrollado por dos o tres días, pero también ha destacado en categorías de tatuajes de un día.
Su primer premio fue en el año 2017, en una convención en Costa Rica. Ese mismo año, en Berna, Suiza, ganó por mejor tatuaje a color con uno del rapero 50 Cent, y también por mejor tatuaje del evento. Luego, ganó otros dos en las mismas categorías, pero en Francia. Finalmente, los últimos galardones fueron conquistados en Alemania.

Una historia para toda la vida
Dependiendo de la ilustración o la fotografía, Martínez se puede tardar hasta ocho horas trabajando en lo que su cliente le pida. Todos sus trabajos merecen su cariño, pero hay algunos que le calan en el corazón.
“Entre los que más aprecio están el traer de vuelta el recuerdo de una persona que ya no está, como cuando alguien llega y me pide un tatuaje de la mamá. Hay tatuajes que son artísticos, pero para mí hacer retratos, y ojalá de un angelito (difuntos), a mí me encanta. La tarea es muy pesada y a mí me encanta poder ser parte de ello”, comentó.
“Lo que la persona sufrió, pues obviamente no es nada bonito, pero le permitís como tener el recuerdo por siempre. Al final del día el tatuaje queda para siempre, el cuerpo es un solo estuche para toda la vida”, explicó.
Otro tipo de trabajos que le gustan hacer tiene una singularidad: son basados en realismo y se relacionan con los aborígenes. Incluso, su esposa lleva en su piel la imagen de un aborigen en su muslo.
En cuanto al costo monetario de realizar tatuajes en el país, Andrés tiene una opinión clara.
“Un retrato lleva muchas horas de trabajo y, aun así, yo cobro poco. Aquí en Costa Rica, hay precios muy altos, porque algunas personas cobran cantidades absurdas. Hay tatuajes baratos por los que la gente cobra hasta ¢200.000. (...) hay gente muy abusiva en este país”, explicó.

Además, criticó a quienes abusan de los cobros a sus clientes.
“Se dejan cobrar un montón y no tienen premios ni nada, y la gente les da pelota. Les pagan más por ser influencer que por ser tatuador (...), yo soy tatuador, y lo que entrego es lo que se ve en mis trabajos”, finalizó.
La próxima convención en Costa Rica para los amantes de este tipo de arte será el 4 y 5 de julio, en el Centro Internacional de Conferencias Wyndham Cariari.