
Silvana Estrada solo necesita tres elementos para cautivar: su voz, un instrumento y el reflejo de su sombra. Su esperada llegada a Costa Rica se concretó el pasado fin de semana con tres conciertos que llenaron el teatro Nico Baker, en San José. En la tercera de estas presentaciones cerró su gira —a la que asistí para este texto— que este año también la llevó por Colombia, Ecuador, Guatemala, El Salvador y Panamá.
En 2022 recibió el Grammy a mejor nueva artista; ese mismo año lanzó su aclamado segundo álbum, Marchita, que la catapultó a una plataforma prometedora de la que hoy se afirma con solidez a sus 28 años de edad.
De su garganta brota tanta dulzura como melancolía. Da vida a letras cargadas de nostalgia, anhelos y desamor, donde retrata relaciones rotas, recuerdos de su infancia y elementos de la naturaleza que insinúan un futuro más luminoso y construyen un escenario romántico.
En Costa Rica interpretó un repertorio de 16 canciones, acompañándose primero con un cuatro venezolano, luego con guitarra y finalmente con teclado. La ambientación, que requirió pocas luces, y contó con el eco de aplausos y coros del público, fue lo único necesarios para envolvernos en una ternura que a veces rozaba el dolor.
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Canciones como Te guardo, Milagro y desastre o la encantadora Casa, sirvieron para que el aforo se sintiera compenetrado con la artista y su emotividad. Cada composición es resultado de los sentimientos que despertó su pasado, y lo que ahora conforma su sombra o dibuja su luz.
Durante el concierto compartió su alegría por estar en el país y, con honestidad, confesó el cansancio tras ofrecer dos presentaciones consecutivas (el domingo dio dos funciones seguidas). En su espontaneidad se mostró vulnerable, como en sus letras, y se rio de ella misma al olvidar la primera línea de una canción.
Anunció que en 2025 estrenará próximo álbum. Dejó escuchar dos adelantos: Lilalelí —una oda al enojo bien dirigido— y el encantador Como un pájaro, descrito por ella como “una oda a la soledad”. Fue una sorpresa inolvidable en una noche sin espacios vacíos.

Cada tema de Silvana terminaba con una nota extendida de su voz, o algún arpegio o rasgueo que cerraba con sutileza. La intimidad del Nico Baker y la puesta en escena sobria provocaban que el público pensara dos veces si interrumpir aquellos silencios solemnes que quedaban al final de cada canción. El concierto concluyó con su versión de Tom’s Diner (Suzanne Vega) y Tenías que ser tú. Silvana dice que la música es un milagro, y escucharla en vivo refuerza esa sensación, entre letras profundas y melodías cautivadoras.
El concierto
- Artista: Silvana Estrada.
- Lugar: Teatro Niko BAKER.
- Fecha: 18 de mayo, 8 p.m.
- Productora: Arrecife.
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