
“Al que madruga Dios lo ayuda”, debió haber pensado Ruben Salgado Escudero, fotógrafo de National Geographic, cuando se levantó antes del alba para ver el amanecer en Turrialba, Costa Rica.
Durante su estadía en el centro de la ciudad, que atinadamente catalogó como “pintoresca”, asumió la tarea de conocer a la gente de cerca. La mejor manera, a su juicio, era visitar la feria del agricultor durante esas primeras horas en que los vendedores todavía están partiendo las pipas, acomodando los kilos de papa y guindando las trenzas de ajos.
“Haber de todo como en botica”, pudo haber meditado ante la vasta oferta de colores y sabores que los locales le extendían entre los pasillos de la antigua estación del tren turrialbeño. “Fue un deleite para mi vista y también para mi paladar”, expresó mientras se detenía ante los mamones chinos, los jocotes y los nances, como se aprecia en un video compartido en las redes sociales de la revista.
Rumiaba y saludaba a los agricultores con el rostro de cualquier extranjero sorprendido por la gastronomía criolla, pero no perdió la oportunidad de entablar conversación con cualquiera que tuviera de frente y, por supuesto, degustar aquellas frutas y verduras exóticas.
Así fue como probó el mangostán, una fruta dulce y jugosa, que apenas se consigue por temporadas y en pocos lugares del país. “Eso no es ni chicha ni limonada” seguro pensó.
Además de reseñar el viaje de Salgado a Turrialba, National Geographic preparó una guía de viaje a Costa Rica. Junto con los “fértiles valles volcánicos y brumosos bosques de tierras altas”, la publicación resalta las tradiciones indígenas, el proceso de producción del café y el desove de tortugas en Tortuguero como parte de los atractivos que podrían atraer nuevos visitantes al país.
