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Una madre inglesa vivió un momento de alarma al encontrar una serpiente de casi 2 metros dentro del cuarto de su hija de 3 años. La menor se encontraba jugando a pocos centímetros del animal.
El hecho ocurrió el 15 de junio en Cheshire, Inglaterra. Natasha Robinson, de 34 años, creyó que su pareja le hacía una broma cuando él le advirtió desde el segundo piso sobre la presencia de una serpiente en el cuarto de los niños.
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Cuando subió, la mujer pensó que se trataba de un juguete de plástico. Creyó que su prometido había comprado una serpiente falsa en la tienda Temu, pero cambió de opinión cuando vio que el animal se movía y sacaba la lengua.
Robinson retiró rápidamente a su hija Primrose del cuarto y cerró la puerta. Luego salió con ella y con sus otros dos hijos, Jacob, de 7 años, y Theo, de 6, hacia el jardín. También se aseguró de que los gatos de la familia estuvieran a salvo.
Intentó identificar la especie mediante imágenes en Google, pero no obtuvo resultados. Inicialmente pensó que era una serpiente de agua, aunque su tamaño y apariencia no coincidían.
Debido a que era domingo, las tiendas de mascotas estaban cerradas, por lo que Robinson y su prometido publicaron un mensaje de ayuda en redes sociales. Algunos usuarios sugirieron que intentaran capturarla con una funda de almohada, pero la madre rechazó esa idea.
Tras dos horas de espera, una pareja vecina experta en animales exóticos acudió al lugar y logró rescatar al animal.
La serpiente fue identificada como una Taiwanese Beauty Rat Snake, una especie no venenosa y constrictora que puede alcanzar los 3 metros de largo. Aunque suele ser dócil, puede atacar si se siente en peligro.
Robinson señaló que tanto ella como su pareja quedaron en estado de conmoción al saber que la serpiente estuvo tan cerca de su hija. Comentó también que su hijo, quien tiene autismo, pudo haber intentado tocarla.
Según la mujer que rescató al animal, este se encontraba estresado por el encierro en el recipiente donde fue transportado.
Se presume que la serpiente ingresó por la ventana abierta del cuarto, aunque no se tiene confirmación de ello.
El hallazgo dejó a Robinson en constante estado de alerta. Aseguró que desconocía cuánto tiempo había permanecido el animal dentro de la casa o si existían otros. Incluso llegó a imaginar que podría haber salido de un colchón.
Durante varios días inspeccionó cuidadosamente el cuarto, revisando cada rincón antes de acostarse.
Pese al susto, los niños vieron el suceso como algo divertido. La historia se volvió tema común en la vecindad, donde la familia ganó notoriedad entre los vecinos.
*La creación de este contenido contó con la asistencia de inteligencia artificial. La fuente de esta información es de un medio del Grupo de Diarios América (GDA) y revisada por un editor para asegurar su precisión. El contenido no se generó automáticamente.
