
Un hombre en Canadá recuperó la vista tras una cirugía que parece sacada de la ciencia ficción: médicos implantaron uno de sus propios dientes en el ojo para sostener una lente óptica.
El paciente, identificado como Brent Chapman, de 34 años y vecino de Vancouver, se sometió a una operación conocida como cirugía diente en el ojo. Esta técnica se reserva para personas con ceguera corneal severa, cuando la parte posterior del ojo se mantiene sana, pero la córnea ha sufrido daños irreversibles.
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La intervención consistió en extraer uno de sus dientes, modificarlo para crear una cavidad donde se insertó una lente y luego implantarlo en el ojo. El procedimiento buscó reemplazar la córnea dañada con una estructura capaz de sostener una lente funcional.
Este tipo de cirugía se aplicó por primera vez en los años 60. Según especialistas del Hospital Mount Saint Joseph en Vancouver, donde se llevó a cabo la operación, solo se han realizado algunas centenas de estas intervenciones en el mundo.
Chapman perdió la vista cuando tenía 13 años, tras participar en un torneo de baloncesto. En ese momento tomó ibuprofeno para aliviar un malestar, pero su organismo desarrolló una reacción adversa conocida como síndrome de Stevens-Johnson. La reacción lo dejó en coma durante 27 días y causó un daño severo e irreversible en la superficie de sus ojos.
Los intentos previos de realizarle un trasplante de córnea habían fracasado. Los médicos compararon esa posibilidad con intentar “plantar una flor en el desierto”, debido a las condiciones extremas de la superficie ocular afectada. Sin embargo, con esta cirugía, el equipo médico indicó que fue como “plantar un cactus en el desierto”, ya que la estructura dental permitió una base estable para que la lente funcionara.
Tras despertar de la cirugía, Chapman logró percibir movimientos de las manos. Con el paso de los meses, su ojo comenzó a recuperarse progresivamente, al punto que logró distinguir rostros y objetos con claridad.
El procedimiento fue liderado por el oftalmólogo Greg Moloney, quien señaló que la reacción inicial de los pacientes suele ser de incredulidad o asombro. Chapman también manifestó que, al conocer la técnica, pensó que era una “locura”.
La técnica está recomendada para personas cuya córnea se ha visto afectada por quemaduras químicas, incendios, explosiones o enfermedades autoinmunes, pero cuya retina y nervio óptico siguen intactos.
La cirugía también se aplicó en otros casos extremos de ceguera corneal. Por ejemplo, en 2009 una mujer en Estados Unidos recuperó la vista tras nueve años de ceguera, luego de que médicos extrajeron uno de sus colmillos, perforaron la pieza dental para colocar una lente plástica y la implantaron en el ojo.
La paciente, Sharon Thorthon, había perdido la visión en el año 2000 debido al síndrome de Stevens-Johnson, condición que destruye las células superficiales del ojo. La intervención se realizó en el Instituto de Ojos Bascom Palmer, de la Escuela de Medicina Miller de la Universidad de Miami.
En otro caso similar, Gail Lane, de 75 años, fue diagnosticada con una enfermedad autoinmune que dejó cicatrices severas en sus córneas. Ante la imposibilidad de un trasplante convencional, un equipo médico en Vancouver recurrió a la misma técnica que combina odontología con oftalmología para implantarle una lente utilizando uno de sus dientes.
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*La creación de este contenido contó con la asistencia de inteligencia artificial. La fuente de esta información es de un medio del Grupo de Diarios América (GDA) y revisada por un editor para asegurar su precisión. El contenido no se generó automáticamente.