
Un joven de 23 años hoy lucha al enfrentar un avanzado y agresivo cáncer, que para varios doctores no era más que una infección de ganglios que debía tratar tomando paracetamol.
Esta es la historia de Kyle Kennedy, un hombre inglés que causa conmoción con su caso, narrado por su familia al medio Liverpool Echo.
Kennedy inició los síntomas en agosto de 2024. En ese momento, presentaba dolor e hinchazón de cuello, así como sudoración nocturna. Fue ahí cuando acudió a un médico local, quien lo examinó de una forma poco detallada.
Insólitamente, el doctor le aseguró que, probablemente, era una infección de ganglios, por lo que le recetó paracetamol. Kyle siguió el tratamiento recomendado hasta que un día amaneció con su rostro muy hinchado.
“Ese fin de semana seguía diciéndonos a mi madre y a mí: ‘No me siento bien, esto está empeorando’. Una mañana se despertó y su cara se había hinchado como si tuviera una reacción alérgica. Le pregunté varias veces si estaba seguro de que no era su alergia estacional”, contó Kelsey Thomas, hermana del joven.
Aun así, el inglés se presentó al trabajo el lunes y su jefe lo regresó a la casa y le advirtió que debía someterse a una revisión. Kyle volvió a topar con mala suerte, pues esperó casi todo un día en un centro médico, donde consideraron que sería una infección de glándulas o paperas y le enviaron antibióticos.
“Unos días después me envió una foto y su cara estaba aún más hinchada. Después de otra visita al médico, le dijeron que fuera directamente al hospital”, relató Thomas.
Entonces, luego de varias experiencias negligentes, acudió al Hospital Real de Liverpool. Allí, fue sometido a varios exámenes clínicos y una tomografía axial computarizada (TAC).

Dos semanas después, fue diagnosticado con linfoma difuso de células B grandes en fase 4. Este cáncer es un tipo de linfoma no Hodgkin muy agresivo y de rápido desarrollo.
Además, el TAC mostró que en el pecho del joven había una masa preocupante, que ya estaba extendida en el intestino y las amígdalas. Este diagnóstico, aseguró la hermana del joven, devastó por completo a la familia.
“Nos llevamos 12 años. Yo tenía 12 cuando nació y básicamente ayudé a criarlo. Somos muy cercanos. Es absolutamente devastador. Seis días después de enterarnos, di a luz a mi hija. Ha sido una montaña rusa emocional para todos nosotros”, comentó.
La difícil situación no solo tiene a Kyle luchando por su vida con seis meses de quimioterapia (de las que ya completó dos sesiones) sino que lo impactó económicamente, a poco tiempo de haber comprado una casa con su novia.
El joven, actualmente, trabaja por cuenta propia, sin embargo, no está recibiendo ninguna remuneración.
“La primera quimio lo dejó en cama una semana entera, con cansancio y náuseas. Pero esta vez solo estuvo unos días acostado. Es como si tuviera una fuerza interior; quiere enfrentarlo de frente. Es un muchacho encantador, tranquilo y reservado. Jugaba pádel todas las noches antes del diagnóstico”, explicó Kelsey Thomas.
“A pesar de la masa en su pecho, no sentía falta de aire ni nada parecido. Cada noche después del trabajo iba al gimnasio o jugaba pádel. Siempre fue muy sano y activo”, agregó.

