
Fue exhibido como fenómeno en un circo durante varios años, y aunque eso le permitió tener dinero para vivir dignamente, su físico lo expuso a bromas y burlas siempre. Isaac William Sprague vivió 46 años, de los cuales la mayor parte los vivió pesando menos de 20 kilos.
Por supuesto que su vida no fue nada fácil, pero, contrario a lo que muchos podrían asumir por su estado físico y de salud, el hombre nacido en Massachusetts, Estados Unidos, en 1841, logró formar una familia con esposa y tres hijos. El circo y su aspecto delgado lo ayudaron a llevar el sustento al hogar.
Fue poco tiempo antes de su muerte que Isaac supo que padecía de atrofia muscular progresiva, aunque los síntomas de su extrema delgadez llegaron cuando apenas era un niño.
La historia del “Esqueleto viviente”
Según recopiló el medio Infobae, Isaac era un niño común durante su infancia: jugaba, se bañaba en el río y comía incluso el doble que sus amigos.
Pero cierto día todo cambió; después de un chapuzón en las tranquilas aguas del río cerca de su casa, le dio un calambre en la pierna. El síntoma no pasó a más, pero días después comenzó a adelgazar, aunque de forma lenta.
Poco a poco su rostro se afinó, sus huesos fueron haciéndose frágiles. De acuerdo con Infobae, el niño perdía peso de manera extraña, pero su apetito, por el contrario, más bien aumentaba. Comía hasta cuatro raciones de alimentos en cada comida.
Ningún médico logró dar un diagnóstico acertado. A los 15 años, Isaac pesaba menos de 20 kilos. Su cuerpo estaba totalmente débil.
“Yo no dejé de comer… Fue mi cuerpo el que dejó de obedecer”, dijo alguna vez.
Expuesto como un fenómeno

Cuando tenía 24 años, una coincidencia lo salvó de la bancarrota. Aunque al principio se negó, no tuvo más opción que aceptar la oferta de trabajo que le hizo un circo ambulante, donde le propusieron exhibirlo como un fenómeno a cambio de un pago económico.
Se mudó a Manhattan y en el Museo Americano de P.T. Barnum encontró su trabajo: posar para que otros vieran lo “raro” que era.
El pago era de $80 por semana, explicó Infobae.
Rápidamente, su nombre dejó de ser Isaac y pasó a ser conocido como el “Esqueleto viviente”.
Años más tarde, después de un terrible incendio, el museo se transformó en una caravana: el Gran Museo Ambulante. Isaac se fue de gira.
En uno de los recorridos por los pueblos que visitaban, Isaac se enamoró de Tamar Moore, quien también le correspondió. Se casaron.
El matrimonio fue bendecido con tres hijos, todos sanos. Hicieron vida de la manera más normal que la enfermedad de Isaac permitió.
Siguió trabajando como fenómeno hasta que el cuerpo no aguantó más.
El final del hombre más delgado
Para 1882, agregó Infobae, por fin los médicos dieron con lo que tenía. Sin embargo, la atrofia muscular progresiva no tenía remedio.
Sabía que iba a morir pronto, así que, incansable hasta el final, dejó a su esposa y tres hijos estables económicamente, por eso se vendió a sí mismo a la Universidad de Harvard, que le ofreció $1.000 por su cuerpo después de muerto para estudiarlo.
Isaac falleció el 5 de enero de 1887, a los 46 años y pesando menos de 20 kilos.