
Paulo Londra llegó a Costa Rica para cumplir sueños. En Parque Viva, miles de sus fieles seguidores quedaron extasiados con las casi dos horas de concierto que brindó el argentino, y dos jóvenes afortunados se fueron con una experiencia que nunca olvidarán.
Y es que, lejos del estereotipo de la música urbana de artistas con caras de malos y aspiraciones de gángster, Londra es más bien uno de esos muchachos que transmite ser “más bueno que el pan”.
Así, con espíritu de Santa Claus que sienta en sus regazos, escucha y hace realidad ilusiones, fue complaciente de principio a fin, sin dejar ni un espacio mínimo a la insatisfacción.
El primer tico al que Londra le sirvió de colacho argentino fue a JOI, un joven artista que fungió como telonero del espectáculo.
JOI, el telonero tico que dio el show de su vida

JOI, al enterarse del concierto, subió un video a sus redes sociales pidiéndole al autor de Nena maldición que le permitiera cantar en su show. Aquello fue como lanzar un mensaje en botella al mar, pero la corriente fue de fortuna e hizo que aquel clip llegara a Londra.
El video convenció al cantante sudamericano, quien le hizo una videollamada que fue compartida por la productora hace un par de semanas.
“Vi tu video, vi tu música. Me encanta tu talento y cómo le metés, así que si estás libre el 23 de agosto nos vemos en mi show para que te soltés unos temas. A prepararse y darlo todo”, le dijo Paulo Londra al nacional.
Por supuesto, una oportunidad de compartir tarima con un ídolo hay que vivirla como la última, porque problamente lo sea. JOI lo hizo así y saltó a escena a las 7 p. m., dispuesto a dar el show de su vida.
La emoción fue inevitable y ni el autotune lograba disimular los nervios en su voz, que incluso llegó a cortarse mientras cantaba. Sin embargo, esto no detuvo al tico que con toda su energía se ganó al público que, aunque no iba a verlo a él, celebró su participación con euforia.
Incluso, le lanzaron una bandera de Costa Rica y una camiseta para que las autografiara. Nuevamente, esto delató su emotivo nerviosismo, pues el pulso le temblaba al imprimir sus trazos en las telas.
Pero que no se malentienda, la presencia del cantante tico fue más que notable. JOI hizo suya la noche y pisó con fuerza y personalidad. Sentado en una orilla de la tarima, se animó a contar una “historia de un amigo” para introducir una de sus canciones.
“Él está muy enamorado... pero ¡ella es mala!. Pero es que no saben lo difícil que es aguantarme.... digo, aguantarse”, dijo en una interacción con tintes de humor que cautivó a los espectadores.
Luego de agradecer, con la ilusión brotándole a flor de piel y aguándole los ojos, se despidió con un anuncio que alborotó las ansias: “allá adentro (en el camerino) está esperándolos un león”.
Paulo Londra, un mago de los sueños hechos realidad

Puntual, como no podía ser diferente en un bonachón de su estilo, Paulo Londra salió a tarima a las 8 p. m. Encima de un cubo de grandes dimensiones, se presentó al público cantando Sin cadenas, un tema muy personal que, como es costumbre en sus letras, retrata perfectamente su carácter humilde.
“Brillamos sin cadena, fronteamos (presumimos) sin dar pena. Se matan por dinero; yo mato por mis nenas (sus hijas). Sabemos lo que lo vale, sabemos lo que llena, el abrazo de una madre y la lealtad de los colegas”.
En su quinta canción, bajó del cubo, listo para regalar otro sueño. Nazareth, una joven tica fanática de su música, subió un video a su cuenta de TikTok cantando el tema Nena maldición durante la presentación de Londra en el Picnic Fest 2024.
Este video también llegó al argentino, quien lo comentó prometiéndole que la subiría al escenario en su próximo concierto. No fue una promesa vana, ni dicha de dientes para afuera. De hecho, minutos antes del espectáculo, cuando atendió a La Nación desde su camerino, demostró que tenía muy presente su compromiso y hasta el nombre de la muchacha.
Dicho y hecho, al cantar Recién soltera, invitó a Nazareth a la tarima, quien se llevó las manos al rostro en claro gesto de que no podía creer que aquello fuera realidad. Juntos cantaron y hasta soltaron unos pasos. “Se la bancó (se la jugó)”, espetó Londra al despedir a su joven seguidora entre aplausos.

El fan service no quedó ahí. Apenas unos minutos después, leyó un cartel entre el público que hacía referencia a su canción Querido amigo. Fuera de libreto, improvisó a capella un fragmento del tema, en el que le habla a un amigo advirtiéndole que su relación amorosa no es conveniente.
La noche continuó entre sus éxitos de trap y reguetón como Condenado al millón y Forever alone... hasta que a mitad del espectáculo quedó claro que las camisetas deportivas que abundaban entre el aforo, no eran casualidad.
Londra, un fanático de los deportes, convirtió el escenario en una cancha de baloncesto y se dispuso a encestar; maniobra que le tomó cuatro tiros y que en un marcador proyectado en el fondo sumó un punto a la “Visita”.
Entonces, el artista pasó a la cancha a un joven del público, que tenía tres intentos para anotar. Quién sabe si por nervios o falta de habilidad, la tarea se le complicó. Pero, de nuevo, a Paulo lo dirigió su corazón de buena gente y lo instó a continuar intentando al grito de “sí se puede”, hasta que después de varios ticos el tico lo logró.
Otro asistente subió, aunque solo necesitó dos tiros para lograr el cometido. Ahí terminó el entremés y con más fuerza, vistiendo una camiseta de la Selección de Costa Rica, Londra siguió con sus hits.
Y como una velada así no podía quedarse solo en la memoria, el argentino, ya al ocaso de su show, se sentó junto a su banda de espaldas al público, para inmortalizar el concierto con una fotografía con los miles de asistentes que corearon sus temas de principio a fin.
El espectáculo terminó 20 minutos antes de las 10 p. m., cuando en medio de una lluvia de confeti, Londra interpretó Adán y Eva con una bandera de Costa Rica colgando en su cuello.
Con su afable sonrisa, su personalidad gentil y un repertorio inmenso de éxitos que marcaron la música urbana de la última década, Paulo Londra dio a su público una noche inolvidable, en la que convertido en mago de ilusiones, no dejó ni un sueño por cumplir.