
Desapariciones sin rastro, fallas en cámaras de seguridad y pruebas clave que se pierden forman parte de un problema poco visible en la industria de los cruceros de lujo. Mientras estas empresas promocionan viajes de ensueño, decenas de familias enfrentan años de incertidumbre y dolor por casos sin respuesta en altamar.
Durante las últimas cinco décadas, los cruceros dejaron de ser solo sinónimo de descanso. También se convirtieron en escenario de misterios sin resolver. La combinación de jurisdicciones internacionales, investigaciones desiguales y la prioridad empresarial de proteger la reputación creó un entorno propicio para la impunidad.
Especialistas en casos archivados señalaron que el aislamiento en mar abierto facilita delitos difíciles de esclarecer. Una caída al mar puede transformarse en accidente o desaparición sin responsables claros. La falta de certeza sobre el momento exacto del hecho y los conflictos legales entre países prolongan las pesquisas durante años.
Desde el año 2000, más de 200 personas desaparecieron en barcos de crucero. Algunos casos involucraron pasajeros. Otros afectaron a tripulantes. Muchos cuerpos nunca aparecieron. A continuación, los episodios más emblemáticos.
Kimberly Burch (2025): caída mortal tras una discusión
Kimberly Burch, de 56 años, cayó al mar desde la baranda de su camarote en el Explorer of the Seas, de Royal Caribbean. El hecho ocurrió la primera noche del viaje, luego de una discusión con su prometido, el vocalista de Faster Pussycat, Taime Downe.
La madre de la víctima sostuvo que su hija no se suicidó. También denunció falta de cooperación de la empresa para obtener información. Downe atribuyó el hecho a una combinación de alcohol y medicamentos recetados. Las autoridades no lo señalaron como sospechoso. El cuerpo nunca apareció.
Rebecca Coriam (2011): señales de angustia ignoradas
Rebecca Coriam, tripulante de 24 años, desapareció del Disney Wonder. Las autoridades de Bahamas concluyeron que cayó al mar. Sus padres cuestionaron la investigación y acusaron negligencia de Disney Cruise Line.
Según la familia, la empresa tardó horas en revisar las grabaciones de CCTV y en avisar a las autoridades. Coriam apareció por última vez en video con claros signos de angustia. El barco continuó su ruta, pese a la posibilidad de que ella sobreviviera hasta 14 horas en el agua. El caso impulsó reclamos de reformas en la ley marítima.
Amy Lynn Bradley (1998): vista dormida antes de desaparecer
Amy Lynn Bradley, de 23 años, viajaba con su familia en el Rhapsody of the Seas, de Royal Caribbean. Su padre la vio dormida en la baranda del camarote cerca de las 5:30 a. m.
Minutos después, ella desapareció. La puerta quedó entreabierta. La familia denunció falta de colaboración de la naviera. El FBI mantiene el caso abierto y continúa a la espera de pistas.
George Smith IV (2005): violencia en luna de miel
George Smith IV, de 26 años, cayó al mar durante su luna de miel en el Brilliance of the Seas, de Royal Caribbean. Antes del hecho, varios pasajeros presenciaron una fuerte discusión con su esposa en el casino y la discoteca.
La esposa alcanzó un acuerdo de $1,1 millones con la empresa. La familia de Smith impugnó ese arreglo al considerar que buscó ocultar detalles clave sobre lo ocurrido a bordo. Las circunstancias de la caída nunca quedaron claras.
Kevin McGrath (2023): tripulante con antecedentes
Kevin McGrath, de 26 años, desapareció del Conquest, de Carnival Cruise Line, durante un viaje familiar. El crucero celebraba los 60 años del padre.
McGrath tenía antecedentes de violencia y violó su libertad condicional al viajar. Lo vieron por última vez cuando regresó al camarote de madrugada. El barco no activó el sistema de detección de caídas al mar. Tampoco existieron pruebas de una caída. Su paradero sigue desconocido.
Especialistas explicaron que el principal factor de estos casos es la ausencia de una autoridad única. En aguas internacionales, las leyes del país donde se registra el barco chocan con las del país de la víctima o del puerto de salida.
Esta jurisdicción flotante permite que las navieras ejerzan influencia y reduzcan el impacto público de los incidentes. La protección de la imagen corporativa suele prevalecer sobre la transparencia y la justicia para las víctimas.
*La creación de este contenido contó con la asistencia de inteligencia artificial. La fuente de esta información es de un medio del Grupo de Diarios América (GDA) y revisada por un editor para asegurar su precisión. El contenido no se generó automáticamente.
