
Si de un helado de aguardiente alguien puede sacar una canción y en ella hacer que una tanguita de serpiente suene a vestimenta de musa. Ese es Joaquín Sabina.
Así lo prueba y lo canta el español en
¿Truco o juego? ¡Lo que sea! Sabina consigue sacar frutos de los terrenos áridos, de eso lares donde el ego corre el riesgo de no salir victorioso: el desamor, la melancolía y la tristeza.
Cuando la pluma es buena y se tiene por costumbre ver más allá de la propia nariz , lo “mío” se vuelve “tuyo” y lo del “otro” se vuelve “nuestro”.
Eso pasó para el
Para suerte de Sabina, su amigo Benjamín Prado –un feroz escritor– tenía el corazón hecho polvo y, en el afán de alivianar las penas, ambos se marcharon a Praga (República Checa). Y desde esa musa cruel, que es el dolor, se asomaron las canciones.
Gracias a que el teléfono acorta distancias, Sabina habló de todo esto con
Exactamente. Es una lucha de contrarios, una paradoja. Me gusta mucho trabajar con palabras que, aparentemente, se oponen pero que cuando se juntan, como los dos polos contrarios de la electricidad, producen una descarga.
Estaba un poco fuera del momento de escribir canciones y lo que disparó esta nueva serie de canciones fue irme a Praga con un amigo, al que acababa de dejarlo su novia (se ríe). Un amigo muy querido y un muy buen escritor...
Exacto. Y en esa ciudad tan melancólica, tan hermosa, tan íntima y donde absolutamente nadie nos conocía la pasamos muy bien, hicimos una celebración de la amistad y, luego, escribimos las canciones de este disco.
Claro, porque es en Praga donde nacieron esas canciones.
Primero fue divertido porque él estaba mal y yo estaba demasiado bien (se ríe). A él lo había dejado su novia y a mí, mi novia no me dejaba tener novia (suelta la carcajada). Si a mí no se me ocurren canciones, tengo otras cosas que hacer, no vivo atormentado por escribir canciones. Pero en ese momento, sí tenía ya la necesidad de escribir canciones y de tener canciones nuevas para cantar. Todo eso colaboró para que las hiciéramos.
Son un poco ambas cosas. El dolor es cruel, pero las canciones nacen del dolor más que de la alegría. No conozco canciones de amor optimistas; eso no existe, eso sería un insulto para la pobre gente que solo tiene desamor.
“El desamor, la melancolía, la tristeza son jardines donde florecen mejor las canciones”.
En realidad, no son vidas prestadas. Cuando uno escribe canciones de desamor araña en su propia memoria, en su propia biografía y araña también en la memoria de la gente, puesto que si la gente no puede apropiárselas como suyas, las canciones no existen. Si hablamos de canciones de autobiografía, ahí esta
Pues seguramente el que llevo años escribiendo y nunca me he decidido publicar y que es una especie de caleidoscopio de cajón de sastre, de revoltijo caótico donde se mezcla mi memoria, mi vida actual y un montó n de historias . Es un gran libro y digo “gran” no porque sea muy bueno, sino porque es muy gordo. Alguna vez lo publicaré, si consigo acabarlo.
Yo, que amo a Chile, y eso se ve en la canción, sí creo que en Chile ha habido una especie de amnesia provocada para no remover el pasado y para que la gente no tenga muy presente lo que hicieron en La Moneda. Por eso hice la canción, para recordarles a los chilenos quién fue Salvador Allende y quiénes éramos los que amábamos ese proceso.
Yo dije que sí hiciéramos un segundo concierto cuando me enteré de eso, pero no me salgo con la mía (se ríe). No me gusta cantar dos días seguidos, me gusta acabar de cantar e ir con los amigos a tomar unas copas. Para cantar al día siguiente, tengo que irme temprano a la cama y mantenerme mudo y sobrio (se ríe), pero creo que los costarricenses se lo merecían y yo también. Siempre que he actuado en Costa Rica, he sido bastante feliz, he hecho hasta canciones allí. Qué menos que uno se cuide un poco para darles gusto a los costarricenses.
Y te dije que no.
(Se ríe) Pues la respuesta sigue siendo la misma.