En el parque Alfredo González Flores, en Cahuita, Limón, a escasos metros de las playas Negra y Blanca, está ubicado un escenario que más bien funciona como sanatorio y que proyecta los remedios del calipso en toda la avenida principal de esa pequeña comunidad playera.
La medicina que es el ritmo afrocaribeño está al alcance de todos, al menos durante un fin de semana al año, gracias al esfuerzo de organizaciones y empresas para desarrollar, por segunda ocasión consecutiva, el Festival Internacional de Calypso Walter Gavitt Ferguson. La actividad comenzó el viernes 4 de julio y culminará hoy, con el fin de rendir homenaje tanto al género como a uno de los principales calypsonians del país.
El cartel del festival incluyó una docena de bandas costarricenses y tres invitados internacionales, entre ellos el hondureño Guillermo Anderson, quien fue el encargado de poner el punto final a la primera jornada del festival, el viernes.
Anderson se hizo acompañar por integrantes del grupo nacional Cantoamérica; junto a ellos, presentó una colección de ritmos caribeños con una rapidez mayor a la que compartieron los costarricenses durante las horas previas, fiel al estilo musical de la costa hondureña que lo vio nacer y crecer.
Con una formidable cadencia corporal, la música transita por las venas de Guillermo de arriba a abajo, y de vuelta, mientras él deja a todos boquiabiertos cuando canta temas como Amaneció en el puerto , Así te quiero y En mi país .
En casa. Es el Caribe; aquí el tiempo es una ilusión, y es por eso que a muy pocos les importó que el cronograma del festival se atrasara desde tempranas horas.
Pactada para las 5 p. m., la presentación de la Banda Municipal de Cahuita –el banderín de inicio del festival– comenzó minutos antes de que cayera el anochecer, regalándole a todo el pueblo más de media hora de azotadoras percusiones y trayendo consigo la brisa necesaria para descansar del calor.
El acto de inauguración constó de una seguidilla de agradecimientos, antes de que el cantautor Luis Ángel Castro tomara el escenario y, con su música, le ordenara a todos los presentes bailar a su lado.
Los Rumberitos, conjunto de jóvenes que le hacen al calipso y a otros ritmos de estirpe caribeña, lo dieron todo durante su fugaz presentación, en la que interpretaron canciones prestadas como Oye cómo va y Who Let the Dogs Out .
Empero, fue hasta que llegaron Johnny Dixon y el grupo Kawe Calypso) que el público comenzó a mostrar su mejor faceta, impulsado por la ideología del músico limonense, que considera que la música afrocaribeña es inexistente si no se forja la interacción con el público.
Durante la noche del viernes, Dixon se comportó como un cajero automático de sonrisas aleatorias, ya fuera con sus divertidos comentarios o con su excelente repertorio, en el cual incluyó canciones como Caribbean People y Banana .
“El que no baila es porque tiene artritis”, dijo Felipe Zapata luego de la presentación de Dixon, introduciendo así el show de su grupo Caribbean Calypso, el cual también puso a bailar y a gozar a todos los presentes como preámbulo de la presentación de Anderson.