La alineación para la primera edición del Rock the Nation ofreció una muestra variopinta del rock con artistas de diferentes lenguajes musicales. Con la mezcla, de una manera curiosa se hacía atractivo para un público dispuesto a experimentar de la variedad.
Era difícil haber visualizado a este rejuntado de artistas en una alineación compartida, pero, en conjunto, ofrecieron una experiencia amena, dinámica, aunque ensordecedora.
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El Parque fue el único grupo nacional participante, y el primero en ofrecer su música. Por cuestión de horarios, no puedo referirme a su participación.
Más tarde, la banda finlandesa Apocalyptica resultó ser la sorpresa más destacable del lineup, con una presentación enérgica entre temas instrumentales, así como otros donde la voz (del cubano Franky Pérez) fue una invitada que le dio fuerza adicional.
El trío de cellos hace mancuerna en piezas potentes que, en un registro grave, consigue mucha intensidad. La batería, protagonista, contribuye con la potencia y la dinámica en piezas de diversa naturaleza. Entre el material hay temas peculiarmente pesados como En Route to Mayhem y Shadowmaker, hasta la inclusión de las influencias clásicas de los cellistas como la reinterpretación de Hall of the Mountain King, de Edvard Grieg.
No obstante, el público quizá lo que más espera de Apocalyptica es su gran interpretación de algo de Metallica que persiste en el repertorio… ¿cómo dejar atrás esa sombra del pasado?
Un rato después a escena llegó Molotov y con ellos el escándalo. Los mexicanos cuentan con un repertorio cargado de temas memorables que, uno tras otro, son capaces de mezclar la nostalgia con la irreverencia. Las letras son lo más poderoso de su material, pero no hay forma de apreciar eso cuando el sonido atenta contra el disfrute y la salud auditiva.
Molotov sería una mejor banda si despidiera a su sonidista. No hay alguien sensato detrás de esa consola, considerado el volumen al que se escuchó la banda. No hubo misericordia, aunque en tarima se notaba que el cuarteto estaba disfrutando de su presentación y que fue dadivosos en cuanto a cantidad de material interpretado.
Esto no es nuevo en la oferta del grupo, pues recuerdo haberme quedado con la misma impresión al oírlos en el festival Grito Latino, en el 2019. Si bien me hubiera gustado quedarme con el recuerdo de la conmoción que provocó Gimme the Power o del catártico coro de Voto latino, lo que más dejó Molotov fue un incómodo zumbido.
Del cierre de la noche, con Stone Temple Pilots, se pueden rescatar muchas cosas. El grupo tiene una dinámica pulida. Es notoria la complicidad implícita que hay entre los hermanos Robert y Dean De Leo (bajo y guitarra) junto con la batería de Eric Kretz, pero al final la atención se la lleva el localista Jeff Gutt. De su voz se desprende la sensibilidad y energía que cargan los temas interpretados originalmente por Scott Weiland, así como la inclusión de otras piezas más recientes, como Meadow. Es curiosa la ausencia de cualquier tema del álbum Perdida, el más reciente del grupo, con un sonido más acústico y suave. No obstante, al final, el público espera los éxitos por los que la banda destacó en su época dorada, en los años 90. El efecto en la audiencia de Plush o Interstate Love Song, sin duda pudo haber valido todo el tiquete por asistir al festival. Quizá no es una banda que hoy sea emocionante, pero sigue siendo satisfactoria.
Con lo inesperado de por medio, la cita de Rock the Nation dejó claro que hay mucho que disfrutar de las sorpresas, siempre y cuando el volumen sea justo con el oído.
El Concierto
Artistas: El Parque, Apocalyptica, Molotov, Stone Temple Pilots.
Organización: Blackline Productions
Fecha: 23 de abril
Lugar: Pedregal