Hay pocas oportunidades en las que un artista permite que la audiencia se suba con él al escenario. Esta fue una de esas excepciones.
Cuando al concierto le restaban apenas un par de canciones, el artista Liniers soltó el pincel y abandonó su mesa de dibujo en tarima. Bajó con el público y avanzó bailoteando, mientras detrás de él se fue armando un “trencito”. Posteriormente, él, como locomotora, y quienes se le unieron como sus vagones, subieron al escenario a cantar Guacamole junto a Kevin Johansen, que amenizó todo el recorrido por los rieles imaginarios trazados sobre el suelo de Jazz Café.
Así de informal fue este concierto y esa escena puntual ayuda a ilustrar la tónica de la noche del pasado jueves.
Johansen y Liniers desdibujaron las fronteras que suele haber entre artista y su fanaticada. El humor que los caracteriza, —como el de dos amigos de toda la vida riéndose de ellos mismos— fue el principal encanto a lo largo de la velada. El tratamiento con el que los dos argentinos armaron su show hizo que se sintiera como un concierto “diferente”, de los que uno pocas veces ve.
Sin duda había un guion escrito, pero la magia estuvo en que se percibiera flexible y auténtico.
En medio de canciones emotivas hubo también risas. Entre las risas hubo reflexión y entre la reflexión hubo mucho disfrute. Todo ese combo, estimulado por los sentidos auditivo y visual, derivó en una gran ocasión.
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El repertorio de piezas elegidas por Johansen para esta gira no dista mucho de lo que tocaba en su tour con Liniers y la banda The Nada en el 2010.
Hay temas que siguen brillando por su propia belleza. No voy a ser Yo, Desde que te perdí o Anoche soñé contigo son de lo mejor de este cancionero. Compartieron créditos con temas graciosos como Mc Guevara’s O Che Donald’s o S.O.S tan Fashion, mientras que algunas piezas más recientes también provocaron momentos lúcidos, como Baja a la Tierra (originalmente con Lila Downs), Tú Ve (grabada con Natalia Lafourcade) o el sencillo más reciente, la hermosísima Vals de la Luna.
Personalmente sí extrañé a su banda. En sus conciertos acá, en el 2014 y el 2016, sus músicos se lucieron a sus anchas. Los recuerdo como socios de su líder, sintonizados para ofrecer un espectáculo relajado, casi como una tertulia.
Ante su ausencia, ese peso que ofrece el instrumental no existió esta vez. En cambio, la guitarra o el banjo de Kevin se encargaron de darle carácter a versiones un poco más íntimas, siempre afables.
Esta fue la segunda vez que tuvimos a la pareja argentina en nuestro país. Liniers, autor de célebres libros ilustrados e historietas como Macanudo, se percibe como un tipo especial, accesible e ingenioso. Johansen, con sus letras sensibles e inteligentes, es fácil de admirar. En su prosa hay mucha cercanía con la cotidianidad.
En resumen, los atributos de la dupla se sumaron para una oferta muy agradable. Un show de ellos dos juntos puede resumirse en entretenimiento puro y mucha gratitud. A veces eso es todo lo que hace falta.
El concierto
Artistas: Kevin Johansen y Liniers
Lugar: Jazz Café
Fecha: 12 de octubre
Producción: Arrecife