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Los pequeños acompañaron a Roger Waters en el tema 'Another Brick in The Wall', uno de los temas más esperados. Melvin Molina para La Nación (MELVIN_MOLINA)
Varias semanas y horas de ensayo sirvieron de preparación para lo que sería la participación de 12 estudiantes del coro de la escuela de Sor María Romero, en el esperado concierto de Roger Waters.
Ni estudiantes ni profesores pudieron dimensionar lo que significaría estar en el mismo escenario que uno de los fundadores de Pink Floyd. Dos días después del concierto, siguen sin creer todo lo que pasó el sábado 24 de noviembre, en el Estadio Nacional.
Según contó Mariana Cruz, la profesora de Música y encargada del coro, la experiencia de los pequeños resultó ser inimaginable. Especialmente, cuando fueron recogidos en una microbús para ser llevados hasta el estadio.
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“Llegamos a las 2:20 p. m. y nos llevaron hasta nuestro camerino, que fue nuestra primera sorpresa, ya que era enorme, solo para nosotros y tenía todo tipo de comida. Eso nos hizo sentir que eramos como las estrellas principales del show”, comentó Cruz.
Con el pasar de los minutos, hasta el lugar llegó Dina, una de las chicas de producción de Waters, quien les hizo la entrega oficial del uniforme que utilizarían durante la canción Another Brick in The Wall. Eso hizo que los nervios aumentaran más.
Fue entonces cuando, a las 2:30 p. m., se realizó el primer ensayo del día, esto para que los niños se sintieran cómodos con la ropa y tuvieran claros lo tiempos en los que tenía que quitarse algunas prendas. Un detalle importante es que, debido al tono de voz utilizado por la producción, alguno de los niños se pusieron nerviosos.
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Un cerdo flotante recorrió el Estadio Nacional durante el concierto de Roger Waters. Foto: Víctor Fernández.
“Le explicamos a la producción que tratara de explicarles con mayor paciencia cuáles eran los pasos a seguir y así fue. A partir de entonces todo fluyó de una forma increíble”, comentó la profesora.
Emocionados
Minutos después, llegó otro miembro de la producción para decirles que era el momento de ensayar con Waters sobre el escenario. Fue entonces cuando todos se dieron cuenta la magnitud de la presentación que estaban a punto de realizar.
El propio cantante británico se presentó con cada uno de ellos y les dio la bienvenida. Durante esos minutos en el escenario, Waters les explicó que “esto se trataba de una especie de teatro musical”, por lo que ellos tenían que ingresar a escena como si fueran robots y actuar.
“Resultó muy divertido, porque, en un inicio, él les contaba en inglés para que supieran en qué momento debían quitarse los sombreros, pero ellos no entendían, así que le pedimos al traductor que le dijera a Waters que les contara en español. Una vez hecho esto, se lograron comunicar”, afirmó Cruz.
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Luego de regresar a los camerinos y cenar, desde sushi, arroz, frijoles y carne, los pequeños se preparaban para su gran actuación. Segundos antes, algunos de ellos manifestaban su temor de que se les olvidara su coreografía. Sin embargo, todo resultó mejor de lo esperado.
“Cuando Waters bajó del escenario durante 20 minutos, llegó y los felicitó por lo bien que lo hicieron. Además, le regaló una fotografía autografiada y personalizada a cada uno de los chicos”, contó la profesora.
Para Cruz, esta experiencia permitió que los sueños de estos niños, que viven en extrema pobreza, sean tan grandes como sus ganas de cumplirlos