
La legendaria actriz francesa Brigitte Bardot, icono del cine y la sensualidad, además de una ferviente defensora de la causa animal, murió este domingo a los 91 años en su residencia de Saint-Tropez.
Tras décadas alejada del estrellato cinematográfico, la protagonista de Y Dios creó a la mujer y El desprecio deja un legado de medio centenar de películas y una huella imborrable en la cultura del siglo XX.
“La Fundación Brigitte Bardot anuncia con inmensa tristeza el fallecimiento de su fundadora y presidenta”, indicó la institución en un comunicado, precisando que el deceso ocurrió por la mañana en su famosa casa, “La Madrague”.
Por su parte, el presidente francés, Emmanuel Macron, reaccionó en la red social X: “Lloramos la pérdida de una leyenda del siglo”.
El mito de Brigitte Bardot
Antes de su etapa de activismo, Bardot fue el símbolo de una mujer liberada de los códigos morales y sexuales de la época. Considerada la respuesta francesa a Marilyn Monroe, Bardot fue perseguida por los paparazzi de forma permanente, alimentando una leyenda que trascendió fronteras. Sin embargo, a mediados de los años 70 y antes de cumplir los 40, tomó la decisión radical de abandonar la actuación.
Dos escenas marcaron su carrera: el mambo improvisado en un restaurante de Saint-Tropez en Y Dios creó a la mujer y el monólogo frente al espejo en El desprecio, de Jean-Luc Godard.

Su presencia, siempre seguida por la prensa, era de tal calibre que se considera cambió radicalmente dos comunidades. El primero fue Saint-Tropez, en Francia, que antes de que ella filmara allí Y Dios creó a la mujer, era un pequeño y discreto puerto y terminó convirtiéndose en un sofisticado destino.
La segunda ocasión en que ocurrió algo así fue fuera de su país; concretamente, en Brasil. En 1964, cansada del acoso constante de los paparazzi en Francia, Bardot decidió escapar a Brasil con su novio de aquel entonces. Juntos Llegaron a Armação dos Búzios, que en esa época no tenía ni electricidad ni agua corriente.
La noticia de su estadía en aquel pueblo, donde vivió durante unos meses de forma sencilla y rural, puso al lugar en la mira del mundo. Hoy en día, en Armação dos Búzios, hay una famosa estatua de bronce de ella mirando al mar.
Orígenes y vida privada
Nacida en 1934 en una familia burguesa de París, Bardot fue originalmente una apasionada de la danza antes de incursionar en el modelaje y el cine. Su primer esposo, Roger Vadim, fue quien la catapultó como sex symbol.
Posteriormente, Bardot tuvo una relación compleja con la maternidad tras el nacimiento de su único hijo, Nicolas, cuya crianza delegó en su segundo esposo, Jacques Charrier. Más tarde se casaría con el millonario Gunter Sachs y finalmente con Bernard d’Ormale.
La voz de los animales
Con el tiempo entró en escena otra Brigitte Bardot, dedicada a la causa animal. El momento clave se produjo durante el rodaje de la que fue su última película, L’histoire très bonne et très joyeuse de Colinot Trousse-Chemise, en 1973. En el rodaje había una cabra, y para evitar que acabara transformada en plato de comida, Bardot la compró y la instaló en su habitación de hotel.

Rápidamente, se convirtió en defensora de animales salvajes y domésticos. Hizo campaña contra la tauromaquia -popular en el sur de Francia-, contra la caza de elefantes y exigió que los franceses cesaran de comer carne de caballo.
“Un ángel para los animales que luchó y acudió a los tribunales para protegerlos a todos”, afirmó el domingo Ingrid Newkirk, fundadora del grupo de defensa de los derechos de los animales PETA.
En esta segunda etapa de su vida, pasó su tiempo entre su casa de “La Madrague” y otra residencia más discreta, “La Garrigue”, también en el sur, donde se dedicaba a recoger animales en peligro y gestionaba su fundación, creada en 1986.

