
Durante los años 90, el nombre de Giannina Segnini viajaba por Costa Rica, impreso en las páginas de La Nación, como esa firma que garantizaba la calidad e impacto de investigaciones que sacudían al país y ponían a la justicia a correr tras los mayores casos de corrupción.
Curiosamente, en esa misma época, este medio también fue testigo de cómo Carolina Coto Segnini, hija de la destacada periodista, debutó en el modelaje con tan solo nueve años, posando en un catálogo de La Nación.
Desde aquel entonces han pasado casi tres décadas y ha corrido mucha agua. Grupo Nación ya no tiene catálogos, Giannina ahora forma colegas en la Universidad de Columbia, en Nueva York, y Carolina es una de las modelos ticas de mayor trayectoria internacional.
Sin embargo, aun después de figurar en numerosas portadas de revistas en Inglaterra, de participar en anuncios de Nike y hasta de protagonizar un video de J Balvin, Coto, a sus 37 años, sigue cumpliendo sueños con la misma ilusión de aquella niña que promocionó un vestido de una boutique infantil.

Recientemente, la modelo radicada en Estados Unidos, conversó con este diario a raíz de un logro especial que involucra a Victoria’s Secret, marca que desde temprana edad fue una inspiración para emprender su carrera.
El miércoles 15 de octubre, Coto asistió en la primera edición de un exclusivo evento de la icónica empresa, llamado Angels Lounge. En este espacio, se transmitió en vivo el Victoria’s Secret Fashion Show 2025 para ella y otro selecto grupo de modelos aliadas a la marca.
“Fue bastante emotivo, la verdad. Lloré y por muchas razones. El trato que nos dieron fue increíble. Pero sí, me pegué una lloradilla, porque le recuerda a uno lo que le ayudó a soñar cuando uno era un niño. Es esa parte del niño interior que dice que se vale soñar”, relató la modelo.
“Además, algo muy personal, es reafirmar que se vale sentirse sexy. Para mí fue como: ‘Wow, hoy me estoy dando el permiso de sentirme sexy, de disfrutar, bailar, de ver a estas chicas preciosas, de apoyar a una comunidad de mujeres diversas’, y eso fue lo más lindo”, agregó.
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El camino de Carolina Coto hasta Victoria’s Secret
El hecho de que Victoria’s Secret le otorgara una membresía especial, no solo le permitió vivir este evento, sino que le abre puertas a estar mucho más cerca de la marca, con el anhelo de toparse oportunidades cada vez más importantes.
Pero estar tan cerca de los “ángeles”, no fue ascender entre nubes y requirió de una escalera al cielo que Coto labró peldaño a peldaño desde que era una pequeña jugando a imitar a Adriana Lima y Alessandra Ambrossio.

“Yo estudiaba mucho las poses de las modelos y las practicaba en frente del espejo. Entonces ya mis amigos y mi familia sabían. Y fui a un casting, por una amiga fotógrafa, la primera vez, como a las 11 o 12 años”, narró la costarricense.
“A partir de ahí me dieron el primer trabajo pago, que fue con catálogos. No me acuerdo exactamente cuál fue el primero, pero modelé muchos catálogos, casi que todos los que había en el país, durante toda mi adolescencia”, añadió.
Paralelo a sus horas de estudio y a las sesiones de fotos, Carolina se anotó en cuanta disciplina deportiva podía, como una manera de retar a sus limitaciones físicas; lo cual, años después, fue una fortaleza que la distinguió en el mundo del modelaje.
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“Yo no era la más apta, o sea, yo tenía asma en la escuela. Pero yo le ponía y eso era lo que yo quería conquistar, porque me costaba. Y bueno, lo logré. Me quedaba extra, corría, siempre estuve en porrismo y ya en el colegio entré a artes marciales. Entonces, crecí, desde la escuela, con la disciplina de entrenar. Yo siempre me metía en lo que había y me comprometía con una disciplina máxima”, rememoró.
Ya graduada del colegio, escasa en años, pero con amplia trayectoria en estudios, llegó el tiempo de las pasarelas y los certámenes. De esta etapa, recuerda con especial cariño su participación en el Miss Reef International, celebrado en Jacó, pues unió sus dos pasiones: el modelaje y el deporte.
En aquella competición, en 2006, quedó entre las siete mejores y tres años después, le llegó la hora de coronarse, esta vez en el Miss Global Beauty Queen 2009, en el que representó al país en China.
“Me fue muy bien. Conocí, obviamente, todo el país —porque uno anda en un bus de arriba para abajo— y a un montón de chicas, que eso es lo más bonito, poder compartir con otras mujeres de otros países”, afirmó.

Tras la grata experiencia, colgó la tiara y alistó maletas rumbo a Miami, donde incursionó en la exigente, pero enriquecedora, industria de las agencias de modelaje.
Aquel paso duró un par de años de vaivén entre Costa Rica y Estados Unidos.
Posteriormente, en suelo tico, realizó una audición para otra agencia, en Londres, Inglaterra, que implicó mudarse definitivamente para dar ese gran paso que consagraría su trayectoria.
Fueron solo dos años en suelo inglés, los suficientes para lograr las campañas más importantes de su vida y posicionar su imagen como modelo fitness en espacios que, para ese momento, eran mayormente ocupados por deportistas famosos.
“Fue una de mis contribuciones originales, honestamente, en la industria y muy posiblemente de las más importantes”, afirmó al respecto.
El reencuentro de madre e hija
Luego, durante una visita que le hizo a su madre en Nueva York, fue firmada por una agencia y desde entonces, echó raíces en la Gran Manzana. Como si fuera una historia de cuento, a Carolina y su madre las volvió a unir el destino, tal cual como a las heroínas que regresan al abrazo familiar tras conquistar hazañas.
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Y aunque hoy están lejos de Costa Rica y del Grupo Nación, la huella de ambas no pasó desapercibida.
Aquella periodista incisiva y comprometida con la verdad, y la niña que con gracia e ilusión modelaba por primera vez, seguramente verían con orgullo y satisfacción las portadas de la revista Perfil que, con su trabajo de décadas, llegaron a protagonizar en 2014 y 2020, respectivamente.
“Yo le agradezco a mami, siempre, y a mi papá, que yo crecí con la oportunidad de seguir mi pasión. Ella siempre nos inculcó, a mí y mis hermanos, que hiciéramos lo que amamos y buscáramos la excelencia en nuestro trabajo. Por eso cuando salí en Perfil, años después que mi mamá, me sentí superorgullosa”, comentó emotivamente Carolina.
“Fue increíble. Qué lindo, saber que dos mujeres, mamá e hija y que además somos las hermanas mayores, fuimos reconocidas así, cada una en su área”, concluyó.
