
Fátima Bosch, de México, dejó atrás la sonada polémica en que se vio envuelta en sus primeros días en Tailandia y se coronó como la nueva Miss Universo 2025 este jueves 20 de noviembre. Tocó la gloria del certamen ante la mirada de la costarricense Mahyla Roth, quien quedó en el top 30 del certamen, y que junto a todos los ticos tenía el sueño de hacer historia.
El Impact Arena de Pak Kret, en Bangkok, Tailandia fue el recinto donde la mexicana celebró su triunfo en una edición más que atípica, con renuncia de jueces y sonados conflictos en la organización.
El nombre de Bosch dio la vuelta al mundo cuando en la ceremonia de entrega de bandas, el director de Miss Universo Tailandia, Nawat Itsaragrisil, la encaró con rudeza. Tras el incidente, Nawat fue despedido de su cargo.
La coronación de Fátima Bosch
La danesa Victoria Kjær, Miss Universo 2024, entró a escena para coronar a la nueva reina, con gesto conmovido, grandes suspiros y también lágrimas.
Tomada de las manos de la Miss Tailandia, segundo lugar del concurso, Fátima Bosch reaccionó con gran asombro cuando se le anunció como ganadora.
Durante la gala, Bosch se mostró como una de las más fuertes contendientes en las dos pasarelas; lo que no fue igual a la hora de la oratoria.
La ronda de preguntas específicas a las cinco finalistas, estuvo marcada por respuestas francamente vacías, que incluso se desviaron de lo consultado por la organización. De hecho, la azteca brindó una respuesta enrevesada y casi cantinflesca.

No obstante, los jueces Omar Harfouch, compositor y emprendedor franco-libanés; Romero Britto, artista y escultor brasileño; Andrea Meza, Miss Universo 2020 de México; y Sharon Fonseca, modelo, actriz y emprendedora venezolana, decidieron que la mexicana fuera la triunfadora.
A la reina de belleza, de 25 años, le espera una nueva vida, dándole la vuelta al mundo e impulsando proyectos sociales. Además, coronará a su sucesora en la edición de 2026, que se llevará a cabo en Puerto Rico.
La noche de Mahyla Roth

Mahyla Roth llegó a la gala final de Miss Universo con altas expectativas y el deseo de hacer historia. Su paso por Tailandia fue más que destacado, deslumbrando a prensa, especialistas y público global (que de hecho la votó como la más fotogénica). A pesar de que quedó a las puertas de ser semifinalista, su participación en esta velada no fue menos.
Por orden alfabético, fue del primer grupo de modelos en presentarse al mundo, con un conjunto de color lila, al igual que el resto de concursantes. Su intervención tuvo de antecedente una estruendosa ovación dirigida a la colombiana, pero esto no la apantalló.
Con total seguridad y una gran sonrisa, honró sus raíces al decir su nombre completo, sin dejar atrás su apellido materno. En seguida, gritó con determinación “Costa Rica”, con una sonora pronunciación de la “r” en la que se notó su acento criollo.
La gala avanzó disparada y sin respiros, en un momento en el que ya quedaban afuera 90 candidatas. Con una infartante pausa en medio, Roth fue anunciada entre el selecto top 30 final, que le dio el derecho de desfilar en vestido de baño.
Allí deslumbró con su paso elegante y volvió a mostrar los dotes que, independientemente del resultado, la han hecho merecedora de halagos y portadora de ilusiones de miles de costarricenses.
Sin embargo, a eso de las 8:30 p. m., le tocó decir adiós a la competencia, al quedar excluida del Top 12. Nada que hacer, para dolor de los ticos.
Una pasarela de casi dos dećadas, que no empezó ni terminó en Miss Universo

Esta final del Miss Universo 2025 fue para Roth tan solo la pose de impacto, donde sonrió de cara al público internacional, pues la verdad, es que detrás hubo un desfile de casi dos décadas de dedicación e ilusiones. A los 8 años, la tica ganó un certamen de belleza infantil y allí comenzó todo.
Y aunque esta historia la empezó a corta edad, es mucho más que el cliché del cuento de la niña que soñó ser reina. Lo de Mahyla empezó como un juego, “robando” los vestidos de su madre y pidiéndole que la coronara. En resumen, fue una epifanía temprana, el encuentro con una vocación irrenunciable por la que debía comprometerse.
Fue criada en Cahuita, donde como todo pueblo costero, el mar trae historias de aventuras y tierras lejanas. ¿Será que las aguas le hablaron también de su destino? Quizá al romper de las olas en la playa limonense, le revelaron que allá, tras el horizonte que miraban sus ojos infantiles, la esperaba Tailandia como ese puerto en el que atracarían sus sueños.
Hoy se habla del final y parece que el sueño fue truncado. Pero lo cierto es que el sueño de Mahyla Roth es una gran pasarela, que más que el hito específico, tiene valor por ese recorrido que no empezó ni terminó esta noche.

