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El periodista Piers Morgan y Meghan Markle solían ser amigos antes de que ella se comprometiera con el príncipe Enrique. Fotos: Archivo (Archivo)
En marzo pasado, el periodista británico Piers Morgan renunció a su puesto en la televisión y prefirió abandonar el estudio de su canal antes que retractarse por exponer sus dudas sobre la veracidad de las declaraciones de Meghan Markle, expresadas en la famosa entrevista con Oprah Winfrey.
Por ese mismo motivo Morgan fue objeto de una avalancha de quejas, pero el periodista se mantuvo firme en lo que pensaba.
El comunicador aseguró que no creía ni una sola palabra de lo que la esposa del príncipe Enrique había revelado durante la polémica conversación, en la que incluso aseguró haber tenido pensamientos suicidas por el trato que recibió dentro la Casa Real británica.
Los comentarios de Morgan suscitaron un récord de 58.000 quejas por parte de los televidentes del programa Good Morning Britain e, incluso, Markle presentó una denuncia formal ante el canal ITV y Ofcom, organismo regulador de los medios.
Sin embargo, Markle sufrió un revés luego de que el ente determinara que lo expresado por el comunicador está amparado dentro de los parámetros de la libre expresión.
“Los comentarios de Morgan fueron potencialmente dañinos y ofensivos para los espectadores, y reconocemos la fuerte reacción pública hacia ellos. Pero también tomamos en cuenta la libertad de expresión” señala la resolución emitida por Ofcom.
“Según nuestras reglas, los organismos de radiodifusión pueden incluir opiniones controvertidas como parte de un debate legítimo de interés público. El fuerte desafío al Sr. Morgan por parte de otros colaboradores proporcionó un contexto importante para los espectadores”, agregó el documento de 97 páginas.
Victoria rotunda
Tras conocerse el resultado, Morgan aseguró a los medios que estaba “encantado” con lo dictaminado y que se trataba de “una victoria rotunda para la libertad de expresión y una derrota indiscutible para la princesa Pinocho”, en alusión a Markle, según publicó la BBC.
El comunicador, de 56 años, agregó que no estaba seguro de las razones por las que había perdido su trabajo en primera instancia y afirmó que Ofcom apoyó enfáticamente su derecho a no creer lo que el duque y la duquesa de Sussex habían dicho durante la conversación con Winfrey.
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El joven matrimonio hizo varias polémicas revelaciones en las que incluso expresó su malestar por aparentes conductas racistas dentro de la monarquía británica. Según lo manifestado por la pareja, al parecer algunos miembros de la realeza habían expresado su preocupación sobre el color de piel que tendría su hijo primogénito, ya que Markle tiene ascendencia negra.
Desde entonces, Enrique y Meghan se han visto envueltos en una serie de controversias. Incluso, en el 2020, renunciaron a sus deberes reales y se mudaron a vivir a California donde residen con sus dos hijos, Archi y Lilibet Diana.