
El emblemático Coliseo de Puerto Rico José Miguel Agrelot, en San Juan, ha sido escenario de múltiples espectáculos de artistas como Daddy Yankee y Wisin & Yandel, quienes se han establecido en el recinto sanjuanero durante varios fines de semana consecutivos. Ninguno, sin embargo, se compara con la residencia No me quiero ir de aquí, que el astro boricua de la música urbana, Bad Bunny, inauguró la noche del 11 de julio.
Cuando el galardonado exponente anunció la serie de 30 conciertos en enero pasado, se sabía que sería una producción sin precedentes. Más allá de la cantidad de presentaciones, la idea de Benito Antonio Martínez Ocasio requirió un intenso proceso de preparación y siempre fue clara: sumergir por completo a la audiencia en su mundo, así como celebrar la esencia, cultura y raíces puertorriqueñas.
Lo quiso presenciar Michelle Muñoz, una puertorriqueña radicada en Atlanta, Georgia, que viajó a la isla con la ilusión de ver a su ídolo. Aunque no lo logró e incluso perdió su empleo por el viaje, la mujer dijo presente en los predios del estadio para disfrutar de las experiencias y actividades relacionadas con la serie de conciertos.
Al igual que ella, miles de personas llegaron a las afueras del “Choliseo” para disfrutar del entretenimiento desde tempranas horas de la tarde. La oferta incluyó música, gastronomía, estaciones interactivas, spots para fotos y hasta presentaciones en vivo de bomba y plena.
Distintas versiones de jíbaros y jíbaras también convirtieron las horas previas al inicio del concierto en un verdadero despliegue de moda. Las pavas y las banderas de Puerto Rico, tanto integradas a la vestimenta como en accesorios o por sí solas, fueron dos de las prendas que más dominaron en la cita.

En el interior del Coliseo de Puerto Rico, una réplica de la casa que formó parte del cortometraje que dio paso al estreno del sexto álbum de estudio de Bad Bunny, Debí tirar más fotos (DTMF), figuró como parte de la escenografía.
La tarima principal presentó la recreación de una zona montañosa del terruño borincano, un gran flamboyán, matas de plátanos y las sillas de plástico que aparecen en la portada de DTMF. En el medio, ubicó una gran pantalla que simulaba un billboard y que, antes de iniciar el concierto, leía “Yo te lo dije”, así como otros datos históricos.
Le siguieron mensajes desplegados en la pantalla como: “El nombre de Puerto Rico tiene su origen en la abundancia de recursos naturales, especialmente oro” y “A pesar de ser territorio estadounidense, Puerto Rico compite como país individual en acontecimientos deportivos internacionales como las olimpiadas y Miss Universo”.
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Bad Bunny y su histórica residencia en Puerto Rico
Pasadas las 9:10 p. m., el compositor y productor discográfico de 31 años le dio la bienvenida al primer grupo de fanáticos que disfrutaría el show exclusivo. Para sorpresa de muchos, la apertura fue a través de una dramatización entre una joven que perdió su cámara y otro que perdió su tambor, dos elementos protagonistas a lo largo de la velada.
El primer número fue una versión inédita. Qué tú te crees, El club y La santa sonaron después y causaron la euforia entre los presentes El anfitrión apeló a todos los sentidos para recordarle a sus compatriotas que ser boricua es otra cosa.
Fanáticos de distintas generaciones llegaron con emoción al primer concierto del artista en el Choliseo. En el aire se respiraba un olor parecido al de la grama fresca recién cortada. Igualmente, como toda casa de campo, algunos gallos y gallinas acompañaron al también luchador, a sus invitados y al cuerpo de baile.
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Pitorro de coco, El apagón y Weltita fueron incluidas en el repertorio compuesto por decenas de los éxitos de Martínez Ocasio. El segundo, especialmente, puso a brincar a los presentes; el estribillo, además de poner a brincar al público, fue proyectado de un tamaño inmenso que cubrió todo el techo del recinto sanjuanero.
Chuwi, el grupo musical creado en 2019 en la ciudad de Isabela, acompañó al multifacético en el tema Weltita. El número supuso una gran fiesta de verano con proyecciones de elementos playeros hasta en el techo.
El próximo bloque de canciones sirvió para bajar un poco de revoluciones y, claro, darle espacio a la melancolía. Este incluyó los temas KLOuFrens, Boquete, Si estuviéramos juntos, Solo de mí, Amorfoda y Turista, entre otros.
En otro bloque de canciones, el cantante se trasladó hacia la casa, y allá, como pasa con todo lo que hace Benito, formó un gran party con invitados de lujo como LeBron James, quien se disfrutó la velada de principio a fin, al igual que los miles de fanáticos que esperaron por meses para vivir esta experiencia boricua a otro nivel. Por fortuna, tendrán 29 conciertos más.
