
Ya sea por su amplia carrera en la música y la comedia, por sus apariciones en televisión o por ser uno de los primeros ticos en figurar masivamente en redes sociales, Kurt Dyer es un nombre que, pese a parecer de otras latitudes, resuena en media Costa Rica.
Muchos pueden identificarlo por sus distintas facetas artísticas; sin embargo, si su historia de vida fuera un relato abierto al público, también llamaría la atención de casi cualquiera.
Recientemente, Dyer tuvo una conversación en el espacio Ignite Pódcast, donde habló a pecho abierto de traumas, miedos y los pasajes tormentosos en los que trabaja hace años para hoy ser alguien que “celebra y honra la vida”.
Uno de los testimonios más fuertes que narró fue el de sus experiencias con las drogas, que consumió durante su juventud. Aunque afirmó que la marihuana le “abrió la mente” en su búsqueda existencial, explicó que el consumo de sustancias lo hizo vivir malos ratos.
En esta línea, contó que a los 19 años, seis meses antes de ser papá por primera vez, los hongos alucinógenos le provocaron uno de los peores ataques de pánico de su vida, el cual fue el punto de quiebre para dejar las drogas.
“Me despedazó la cabeza con el terror más grande que uno puede sentir en hongos; fue el ataque de pánico más grande que alguien podría sentir, creo que no hay nada peor que eso. Tuve que dejar las drogas”, relató Dyer.

El humorista y músico detalló que, cuando se sufre un quebranto de este tipo, se cree que va a durar para siempre. “Yo he sentido el decir: ‘mae, en serio ya me volví loco’. Y es espantoso”, aseguró.
Luego de esto, las crisis ansiosas fueron una sombría presencia que se ciñó sobre él entre los 20 y los 30 años de edad. En sus propias palabras, sufrió “un ataque de pánico que duró 10 años”.
Eso sí, matizó que su deterioro psicológico no fue causado por las drogas, sino que estas acabaron por detonar algo que era inminente.
“Esa misma consciencia que vivió ese momento y lo experimentó como algo espantoso, ahora es la misma que puede experimentar la vida muy parecido, pero desde un lado, no sé si llamarlo positivo. Es como una vara contemplativa”, expresó.
Actualmente, sus días son muy distintos, no solo porque lleva décadas alejado de las drogas, sino porque ha buscado activamente su bienestar emocional y espiritual de la mano de profesionales.
Entre las herramientas que, afirma, han cambiado todo, destacó que tiene 13 años de practicar la meditación.
“Es algo muy matemático y fisiológico. Si regulás tu respiración, regulás tu sistema nervioso. Tu sistema nervioso regula tu cerebro, tu cerebro a tus pensamientos, tus pensamientos a tus emociones; y cuando te das cuenta sos un mae con paz”.