
Jenny Gil-Acevedo es una exploradora puertorriqueña de National Geographic que ha visitado Costa Rica en cinco ocasiones. Estos viajes se han dado gracias a su trabajo, el cual se desarrolla principalmente en la investigación de algas; pero, más allá de su labor científica, en nuestro país encontró un segundo hogar donde la comida, la gente y sus bellezas naturales la han fascinado.
En suelo tico, Gil-Acevedo ha desarrollado varios trabajos de exploración en sitios como Sarapiquí, el Volcán Arenal, Monteverde y el Parque Nacional Santa Rosa, en Guanacaste, donde además de sus descubrimientos, la exploradora se ha visto sorprendida con nuestras playas, la cultura gastronómica y las ‘bombas típicas’.
Su más reciente visita fue junto al equipo de National Geographic Learning, una editorial que pertenece al equipo de Cengage, empresa estadounidense de tecnología educativa. Esta tiene como objetivo impulsar el aprendizaje del inglés con contenido auténtico y real de NatGeo.
En esa misma oportunidad, la investigadora tuvo una presentación en el Centro Cultural Costarricense Norteamericano, donde habló sobre la historia invisible de las microalgas. Esta exposición forma parte de su primera investigación con National Geographic, en la que recolectó microalgas en el Canal de Panamá.

Mediante actividades interactivas, que incluyeron los cinco sentidos, la exploradora sorprendió a los asistentes al explicar en qué consiste su trabajo. Con modelos 3D, lectura en braille, fotografías microscópicas, videos, música y olores de jabones hechos con microalgas; la puertorriqueña llevó al público por un viaje de descubrimiento a través del tacto, la vista, el olfato, el gusto y el oído.
Así es como esta viajera le cuenta al mundo sobre sus investigaciones y las bellezas que encuentra.
Investigación, ciencia y cultura
En Costa Rica, Gil-Acevedo ha explorado mares y lagos, sorprendiéndose gratamente con lo que ha descubierto.
“He podido visitar San José, pero hemos ido al lago Arenal, donde recolecté una muestra de un alga que coloquialmente le llaman ‘alga de brócoli’, porque parece un brócoli. También he ido mucho a Bahía Culebra, donde sucede un fenómeno hermoso que se llama la bioluminiscencia”, afirmó Gil-Acevedo.
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El fenómeno de la bioluminiscencia se hace evidente cuando el mar se ilumina de un tono azul, como si existieran luces debajo del agua; esto lo provoca una microalga que tiene la capacidad de girar y moverse.
Sin embargo, además del mar, en Costa Rica existe un elemento que la impacta especialmente.
“Lo que más me ha sorprendido no ha sido el mar, sino los líquenes. Nunca pensé que habría tantos líquenes como los hay en Costa Rica”, comentó.
“De hecho, fue en Costa Rica donde pude ver mi primer liquen de Navidad, ellos son una relación simbiótica entre microalga y hongo, pero aquí hay un liquen de ese tipo que es rojo y verde. La primera vez que lo pude ver, y la única vez, ha sido aquí en Costa Rica”, afirmó con evidente emoción.

Sin embargo, tal como se adelantó a principio de este artículo, durante sus aventuras en Costa Rica la investigadora ha combinado el trabajo científico con el conocimiento de la cultura tica, la cual le ha robado el corazón.
“El gallo pinto me lo puedo comer no solamente en el desayuno, sino también en el almuerzo y en la cena. Me encanta el gallo pinto, me fascina. He tratado de replicarlo en casa, pero no me sale”, dijo.
“Lo otro que me sorprendió fueron las bombas típicas, en Guanacaste, porque las mismas que se cantan en Guanacaste se cantan en Puerto Rico, pero en Puerto Rico empiezan con una introducción”, afirmó la experta, quien en plena entrevista decidió recitar una bomba al mejor estilo de su patria.
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Inició diciendo: “La bomba , ¡ay, qué rica!, tuve ritmo por los pies... por los pies, mulata, saca tu cigüeña para que baile bomba, bomba, puertorriqueña, bomba. Ayer pasé por tu casa y me tiraste con chancleta y yo me la comí creyendo que era una chuleta, bomba ...”, concluyó Gil-Acevedo, con toda la alegría que caracteriza a un latino.
De esta costumbre guarda un hermoso recuerdo, ya que pudo compartir ‘bombas típicas’ con varios niños en Guanacaste. Cuando lo hacía, ella solo se preguntaba: “¿cómo llegaron (las bombas) hasta aquí”?
Investigación con propósito
Parte del propósito profesional de Gil-Acevedo, ha sido llevar su trabajo de manera inclusiva a todo el mundo. En Costa Rica, por ejemplo, la puertorriqueña ha aprovechado para compartir su conocimiento con los locales, provocando alegría y emoción al mostrar las algas que estudia.
“He podido traer mis talleres de cómo hacer tintas con microalgas en las expediciones. Las personas que participan en las expediciones siempre tienen una noche de arte”, comentó.
“Para mi sorpresa, algunas personas que van a estas expediciones son mayores o están jubiladas, y quizá no pueden caminar o disfrutar de la expedición de la misma manera, pero disfrutan mucho de la parte de poder pintar con la naturaleza”, agregó.

Una mujer con sueños grandes
Gil-Acevedo, quien empezó a trabajar con National Geographic en 2018, desea dejar una huella en el mundo, sobre todo inspirando a niñas soñadoras que desean marcar la historia.
“Lo primero que les diría a las niñas es que sigan su pasión. Mi pasión son las algas, entonces les digo que encuentren eso que les apasione, y que no se dejen caer, porque siempre va a haber obstáculos en la vida, siempre va a haber gente o situaciones que pueden hacer que te eches para atrás”, comentó.
“Pero no, uno siempre tiene que ir para adelante y siempre hablando sobre tu pasión a todo el mundo. A todos los que te encuentres, háblales sobre la pasión que tienes”, agregó.
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La puertorriqueña se define a sí misma como una soñadora, con deseos muy claros para el futuro.
“Mi sueño es poder llevar este conocimiento de las algas a todo el mundo para empezar a hacer productos sostenibles, como lo es el bioplástico. ¿Por qué las algas son viscosas? Porque contienen un polímero que se puede extraer para hacer bioplástico. Se puede hacer papel, tinta, fertilizante, energía. Entonces, en la naturaleza, ya tenemos la respuesta a todos estos problemas ecológicos”, explicó la joven.
De esta manera, la puertorriqueña anhela seguir creciendo, iluminando el planeta con sus investigaciones cargadas de creatividad, inclusión y amor por la naturaleza.

